Una tarde con las reinas vaqueras de Chihuahua

FYI.

This story is over 5 years old.

Fotos

Una tarde con las reinas vaqueras de Chihuahua

En Chihuahua se realiza un inusual certamen de belleza, al cual fui invitada como jurado este año. Expogan es un concurso que va más allá de la apariencia física: celebra y reconoce el conocimiento de sus participantes sobre el mundo de la ganadería.

Este evento reúne lo más tradicional que nos identifica como norteño: la ganadería, los valores y nuestra integración familiar. Lo que más cuenta no es la belleza, sino el amor al rancho y el orgullo de ser hija de un ganadero.

Publicidad

La convocatoria se hace un mes antes en los 67 municipios del estado y asociaciones ganaderas, quienes seleccionan a su candidata, la cual deberá contar con un legado ganadero.

Las preguntas que el jurado realiza tienen que ver con el hato libre, una prueba que se realiza a los animales de registro para que estén libres de tuberculosis y brucelosis.

"Las participantes deben tener pleno conocimiento sobre el tipo de razas de ganado que hay en el estado y mencionar lo que distingue a su región", explica la coordinadora Viridiana González, quien fue la reina vaquera en 2008.

Este año, 27 jóvenes menores de 23 años, desfilaron en la Feria de Santa Rita con pantalones ajustados, camisa vaquera, sombrero tipo texana, cinto con hebilla grabada y bota estilo country.

Acostumbrada a los cánones de belleza actual en el norte de México, donde la mayoría de las mujeres recurren a la cirugía plástica para "magnificar" su belleza, llamó mi atención la frescura y naturalidad de estas muchachas de rancho, que son lo más lejano a la ostentosidad.

Para estas jóvenes que pasan sus días arreando vacas, la vida en el campo suele ser más simple y tranquila porque gozan de la naturaleza y del aire puro. Pero mientras a algunas les llama la atención la ciudad, a otras les parece caótica y por nada del mundo dejarían su vida vaquera.

La reina de este año fue Hiatlay Trejo Tarín, de 18 años y originaria del municipio de Balleza, al sur del estado. Aunque proviene de familias ganaderas desde los tiempos de sus bisabuelos, es más lejana a la vida campirana. Radica en la ciudad de Chihuahua donde comenzará a estudiar Contaduría y Finanzas.

Publicidad

Para Hiatlay, cuyo nombre significa "azucena" en náhuatl, ganar la corona es un verdadero orgullo porque desde hace 28 años no la ganaba su municipio. "Me encanta disfrutar del medio ambiente y relajarme de la ciudad. Es un honor haber ganado el título, porque no sólo somos imagen sino también inteligencia. Quiero realzar las principales actividades económicas del estado que es la ganadería y que se reconozca el trabajo duro de las mujeres ganaderas porque no sólo es el de los hombres", cuenta.

Mas allá de su esbelto cuerpo con 1.72 metros de altura y su piel blanca y lisa, Lissania Chávez Helo, de 18 años y originaria de Delicias, Chihuahua, ganó la corona de princesa, gracias a su profundo conocimiento sobre la genética bovina y su pasión por los caballos.

Demostró cómo amarrar, montar y atrapar ganado. Pero ése no es su único talento, también ganó campeonatos estatales y el nacional de escaramuzas en 2013.

Desde muy pequeña ha vivido en el rancho, donde ha aprendido a parir vacas y atender a su caballo cuarto de milla, Patito, con quien convive diario y lo cabalga sin montura y con las manos al aire.

El auge de las mujeres ganaderas

Chihuahua, la capital del vaquero, es conocida como una de las principales entidades ganaderas del país. En el estado existe un auge de mujeres ganaderas que se están preparando con estudios especializados en el área desde el extranjero.

"La ganadería no sólo es de hombres. Ahora estamos demostrando que las mujeres también podemos involucrarnos", cuenta Lupita Espinoza, de 31 años, quien tiene un rancho con 50 vientres de vacas tipo charoláis.

Publicidad

Su fierro, es decir, la firma con la que es herrado su ganado bovino, lleva apenas dos años, pero es el mismo que le heredó su familia con una trayectoria de más de 200 años.

Con una inversión inicial de alrededor de 5 millones de pesos, Lupita cuenta con ganado de registro que vende a programas de mejoramiento genético, para que la gente que tiene comercial mejore su ganado con sus toros.

Un toro semental, por ejemplo, puede costar entre 40 y 100 mil pesos, pero también se venden dosis de semen desde 300 pesos.

Aunque es redituable, el negocio atraviesa por el problema de la sequía en Chihuahua, ya que es costoso adquirir forrajes y suplementos.

Lupita lo sabe bien porque además dirige una consultoría jurídica en materia ambiental y de aguas nacionales, donde da blindaje jurídico y defensa legal a los ganaderos y agricultores del estado.

Su hermana menor, María Paula, de 17 años, también es una apasionada ganadera que a su corta edad ya cuenta con un rancho y una vez que termine la preparatoria planea estudiar genética bovina en la Universidad de Oklahoma, en Estados Unidos.

Desde niña se involucró en el negocio familiar y ahora exhibe su ganado tipo Angus, el cual fue premiado durante los juzgamientos que realizó la Expoganadera de este año.

En un estado conocido por sus numerosos feminicidios junto con conductas machistas y misóginas, el rostro femenino de la ganadería chihuahuense está demostrando la independencia económica y empoderamiento de sus mujeres.

Publicidad