Esta es la cuarta y última entrega sobre actos musicales emergentes representativos de la capital mexicana en la actualidarks. Revisa aquí la primera tanda, acá la segunda, y acá la tercera.En el principio fue la palabra la canción y la guitarra, luego vino el ruido y la imaginación oblicua, y después las texturas, secuencias y ritmos programados. Escuchada a detalle, y amén de no faltar a la honestidad, la música que surge en la Ciudad de México puede distar un poco de llamarse diversa, en tanto la diversidad implicaría cierta sintonía con la convivencia mutua y armonía.
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Habría que decir, mejor, que lo anárquico y lo heterogéneo es más propio de la megápolis mexicana, ahí donde los otros Estados y el extranjero enriquecen las microescenas ––cada vez más fragmentadas––, y en donde el toquín gratuito y la lista de invitados se persiguen de forma rabiosa. La capital mexicana abruma porque es extrema con sus artistas sonoros y músicos en todo momento: es ingrata y generosa; aprieta, ahorca, traga y escupe. Parece estar en un estado de sitio permanente, violentamente silenciada, inconforme.Y sin embargo…La música emergente que habita en el antiguo DF lleva el sino de la irregularidad y la discrepancia, paga con morralla escasa el precio de la disidencia y la lucha a la contra. Es un salmón apestoso que se procura a sí mismo.Algún día, todos esos talentos que saben delicioso ––la lechuga fresca mejorada de hipermercado suburbano–– se cansarán de ser. O bien se convertirán en otra cosa, aún no lo sabemos (qué mejor). De igual manera, esta materia viva que leemos y escribimos dejará de existir.En tanto, en un momento que apunta a ser uno de los puntos más álgidos de la crisis existencial citadina, queda el registro de las sensibilidades más inusitadas de nuestra urbe; músicos y personajes únicos que desde su percepción e imaginario íntimo esparcen un poco de brea dulce sobre la llaga de los corazones quebrados de la Ciudad de México. Que quede.
Luisa Almaguer
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En cosa de tres años, Luisa Almaguer ha logrado edificar sendo camino artístico que dan cuenta de una sensibilidad trans genuina, inteligente y sumamente chilanga. A veces dolorosísima y oscura, otras tantas ñera y sensual, pero siempre con un sentido honesto ––sin precedentes–– que le da una vuelta de tuerca a las cosas aparentemente oxidadas. La ex integrante de proyectos como Lowboy y Acidandali ha logrado refinar su universo personal para decantarlo en una de las propuestas con mayor potencia de la CDMX.Su más reciente trabajo, MATARONOMATAR, puede leerse como una impronta maciza del momento por el que atravesamos, desde ese fractal dinámico que es el espíritu creativo de Almaguer, artista que no ha dejado de mostrarse como una novedad atípica y refrescante del panorama subterráneo mexicano.Solvente y juguetón, desenfadado y retorcido, oscuro e inteligente a ratos. Algo habita en los matices sonoros de Pablo Mendía que logra una cohesión particular, ya sea desde sus colaboraciones como músico de acompañamiento ocasional en otros proyectos (Quiero Club, Aj Dávila, Belafonte Sensacional), o bien desde su trinchera propia como el ya extinto Forecast in Rome.Con Aqua Mute, Mendía da rienda suelta a sus vericuetos creativos más profundos, desde un trabajo que, si bien aún podría parecer incipiente y de una búsqueda subconsciente más sustancial, es ya mismo una de las sonoridades y conceptos más destacados de su cancha: insectos sonoros, dislocaciones electrónicas provenientes del rhythmic noise a lo Amon Tobin, vaporwave traicionado, y un sentido lúdico acompañado de finos sablazos de genialidad.
Aqua Mute
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Dietscha Jung
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Manitas Nerviosas
La Bruja de Texcoco
CNDSD
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Además de crear paisajes de estilo hipnótico y texturas granuladas de un cuño por demás particular, lo de CNDSD destaca de sus contemporáneos al expandrise en su dislocada narrativa, ahí donde la postura ante el mundo es una declaración de principios pero también una sensibilidad que sublima los reflejos de ese masacote confuso al que llamamos realidad.“Creo que ahora estamos mucho más enterados de lo que ocurre en el mundo, en todos los aspectos. También ya no tenemos miedo de entrarle a cosas fuera de la música que enriquecen nuestra carrera: las redes sociales, las relaciones públicas, la imagen de nuestro proyecto, etc. Lo que no me gusta tanto es que sigo percibiendo fragmentada la ciudad. Cada tribu con su tribu. Creo que ya le estamos entendiendo a eso de crear comunidades pequeñas, ahora creo que hay que perderle miedo al hacer comunidad con lo diferente”. ––Federico Sánchez, músicoVíctor Navarro debe ser una de las mentes más retorcidas, coloridas y contradictorias de la nueva camada de exploradores sonoros mexicanos. Eso, o viene del futuro, o de otro planeta, o de ambos lados a la vez. Originario de Hermosillo e integrante de una de tantas generaciones perdidas de Ciencias de la Comunicación en el ITESO, como Dolphin Star Temple, Navarro logra un maravilloso error en la Mátrix de la electrónica local.Saoui es un compendio sonoro multicolor conformado por siete tracks, que surgió de un viaje accidental a Marruecos y la observación de “turista loco” de Navarro en la célebre plaza Jemaa El Fna de Marrakech. Los temas van sobre la investigación, la comprensión y la asimilación que detona ese diálogo “invisible” entre extranjeros y locales, más allá de sus barreras lingüísticas, ideológicas y socioculturales.
Dolphin Star Temple
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¿A qué suena la complejidad, exotismo y particularidad sonora de Marruecos desde la sensibilidad de un mexicano que articula y argumenta de forma atípica su música? Dolphin Star Temple plantea algunas posibilidades desde el futuro, ahí en donde los instrumentos electrónicos tienen un romance secreto con un banjo antiguo de tres cuerdas, con resonador de piel de cabra, o castañuelas de metal y congas magrebíes.Cobijado bajo el tino cada vez más sólido del netlabel chilango Melodykrafter, Saoui también teje grabaciones de campo de encantadores de serpientes con la playa de Essaouira, los camellos en el desierto de Merzouga o los altavoces de las mezquitas que resuenan en las calles de Fez. Toda una travesía.Aunque pareciera que Hugo Villarruel habita los mismos linderos techno de sus contemporáneos chilangos, lo cierto es que bajo el nombre de batalla de H Deep, este amante de la pista de baile y los linderos más cálidos del garage y el acid, ha logrado confeccionar un deep house de prístina factura y gusto, ya sea como DJ o productor.
Con una década de trayectoria a cuestas, H Deep comienza a despuntar de forma sólida en esa delicia anacrónica nacida en Nueva Jersey y Nueva York en la década de los noventa, llevándolo a compartir noche con artistas de la talla de Esteban Adame de Underground Resistance o Keith Tucker. Uno de los fichajes norteños más preciados de nuestra ciudad, H Deep es actualmente residente del club Japan de la CDMX.
H Deep
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