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Académicos opinan sobre qué tan ético es tener sexo con robots

Dos investigadores en robótica han puesto en marcha la Campaña contra los robots sexuales, que exige un alto en el desarrollo de robots con fines sexuales. No todo el mundo está convencido.

Screenshot vía Austin Powers: International Man of Mystery

El sexo robótico está llegando, pero algunos académicos no son muy entusiastas de este futuro sexual mecanizado. Una nueva campaña pide a los científicos que reconsideren el desarrollo de robots que se utilizan con fines sexuales, con el argumento de que no sólo será malo para nuestras facturas de electricidad sino también para la humanidad.

La campaña contra los robots sexuales ha atraído la atención del mundo entero. Fue lanzada justo cuando una empresa de muñecas sexuales, TrueCompanion, comenzó a promocionar el estreno de su nueva muñeca Roxxxy.

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La Dra. Kathleen Richardson, una especialista en ética robótica en la Universidad De Montfort, en Inglaterra, dijo que su iniciativa surgió de su posición frente al trabajo sexual. Ella cree que la prostitución replica las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, y que el sexo con robots no es diferente. "No habría robots sexuales si no hubiera prostitución", le dijo a VICE. "Es el resultado de vivir en un mundo que se ha organizado principalmente en torno a la sexualidad masculina y las necesidades y deseos de los hombres".

"La tecnología nos dice qué valoramos como cultura y como sociedad. Con estos robots sexuales, nos está diciendo muy explícitamente lo que una parte de la sociedad piensa sobre las mujeres".

Jude Law y Ashley Scott interpretan robots sexuales en la película de Stephen Spielberg A.I. Artificial Intelligence. Captura de pantalla vía A.I.

El artículo de Richardson, La 'Relación' asimétrica: paralelos entre prostitución y el desarrollo de robots sexuales, sostiene que "extender las relaciones de la prostitución a las máquinas no es ni ético, ni seguro", y que el "desarrollo de robots sexuales reforzará aún más las relaciones de poder que no reconocen a ambas partes como sujetos humanos".

"No es que los robots estén experimentando una especie de sentimiento que sea análogo al nuestro", le dijo a VICE. "Se trata es de cómo el desarrollo de la tecnología refuerza y contribuye a las desigualdades de la sociedad".

A pesar de los primeros titulares, Richardson y el cofundador de la campaña contra los robots sexuales Erik Billing, un investigador de robótica en la Universidad de Skövde en Suecia, no quieren prohibir las muñecas sexuales por completo. En cambio, esperan provocar un debate en la tecnología sobre la producción de muñecas sexuales.

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"Creemos que los robots sexuales reflejan las relaciones que hay en el mundo humano real y que cuanto más se desarrollen y legitimen, más se van a reforzar las experiencias reales que tienen las mujeres en el mundo real", dijo Richardson. "Van a contribuir y añadir más a esa explotación".

Alicia Vikander interpreta a Ava, otro robot, en la película Ex Machina. Captura de pantalla vía Ex Machina

Richardson describió la reacción a la campaña como "muy, muy, muy variada". "Como se podría imaginar, un montón de gente apoya la idea", dijo. "Pero no todo el mundo va a estar feliz".

Una reciente encuesta de Sky News encontró que sólo el 2% de las mujeres en el Reino Unido tirarían con un robot, pero seamos sinceros: si te encontraras con un robot sexual que se parezca a Jude Law en AI, probablemente tirarías con él. Yo lo haría. ¡Mira esa mandíbula esculpida! Como lo dice un escritor de VICE: "En este momento los científicos en los laboratorios de todo el mundo están haciendo robots con vergas y tetas, y un día todos vamos a morder la bala y vamos a tirar con ellos. Supérenlo".

¿Esto me hace una mala persona? Para averiguarlo, llamé a la Dra. Kate Devlin, una profesora de computación senior de la Universidad de Goldsmiths en Londres.

"Apesta a pánico moral", dijo Devlin de la Campaña contra los robots sexuales. "El tono de la campaña sugiere que las mujeres son pasivas y les niega agencia sexual presumiendo que a) no querríamos que estos robots sexuales fueran hechos a nuestra imagen (lo que quizá sea justo) y b) que no queremos robots sexuales propios hechos para nuestro propio placer".

"Ciertamente, los amigos y colegas con los que he hablado directamente en el campo de la IA (Inteligencia Artificial) y la filosofía piensan que una prohibición es descabellada", añadió, "pero no puedo hablar en nombre de toda la comunidad de investigación".

Si bien cree que estamos "bastante lejos de las máquinas inteligentes", Devlin dijo que el futuro no tenía límites para los robots sexuales. "Este es un campo de investigación que todavía está en sus primeras etapas", me dijo. "Está empezando prácticamente a partir de una postura masculina heteronormativa estándar: mujeres robóticas para hombres heterosexuales. Hay algo que objetar en cuanto a eso, por supuesto. Pero no tiene que quedarse de esa manera".

Entonces, ¿se imagina ella un futuro en el que cada mujer pueda conseguir un robot sexual propio? "¿Por qué no? ¿Por qué no podría cambiarse el diseño y considerarse a otros cuerpos y géneros y sexualidades? ¿Quién es quién para decir que un robot sexual debería siquiera verse humano? Con los robots, no estamos limitados por las restricciones del cuerpo humano o por el encasillamiento de la sexualidad y el género".