He donado óvulos y estos son mis motivos

El 40 por ciento de las donaciones de óvulos en Europa se produce en España, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad. La edad perfecta para hacerlo es entre los 18 y 30 años. Según nos cuenta la doctora Pilar Alamá, especialista en reproducción asistida de la Clínica IVI, es entonces cuando la calidad y la cantidad de ovocitos es óptima para donar.

La donación de óvulos pasa por una primera fase de estimulación ovárica en la que se estimula el crecimiento de los folículos mediante una medicación hormonal. Una vez tienen el tamaño adecuado, se pinchan para recuperar los óvulos en una intervención con sedación general. La doctora Alamá asegura que este proceso no adelanta de ninguna manera la menopausia y explica que los únicos riesgos que comporta este proceso son los propios de un procedimiento quirúrgico.

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Hemos hablado con algunas jóvenes donantes de óvulos para conocer su experiencia.

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Lidia, 23 años, Vic (Barcelona)

Decidí donar hace 2 años y medio porque necesitaba el dinero para ayudar a mi madre para pagar unas deudas. Como vi que no era para tanto y que la gente exagera mucho, lo seguí haciendo cuando me lo volvieron a proponer. Además, me gusta ayudar a la gente. Ahora, por ejemplo, quiero donar médula y eso no se paga y es mucho más doloroso.

Esta será la sexta vez que lo haga, es el máximo que lo puedes hacer. Con el resto de dinero compré un coche y varias cosas para mí. Ahora mismo estoy trabajando en la hostelería, pero el año que viene me voy a poner a estudiar un grado superior.

“Decidí donar hace 2 años y medio porque necesitaba el dinero para ayudar a mi madre para pagar unas deudas”

Justo hoy me han hecho una ecografía, ya hace cinco días que empecé el tratamiento y me noto hinchada, como si tuviera la regla. Por suerte el dolor después de la intervención me dura menos de un día. Mi hermana, que ahora ya tiene un niño, también ha sido donante.

A algunas de mis amigas les daría mucha cosa por el tema de las agujas, pero tengo otras amigas que también han donado. Entendería que la niña o niño fruto de mis óvulos quisiera saber quién soy yo, pero yo saber de él o ella cuando la ha tenido otra persona, la verdad es que no… no pinto nada. Si algún día me cruzase con él o ella por la calle creo que no le reconocería.

Paula, 18 años, Játiva (Valencia)

Desde que tenía 16 años le decía a mi madre que quería ser donante. Mi vecina tuvo que recurrir a la donación de óvulos para ser madre y en aquel momento pensé que yo la podría ayudar. Lo que me daba más miedo era lo de las hormonas, porque yo las tengo así muy locas, pero fue menos de lo que me esperaba.

De momento lo he hecho una vez, el mes pasado. No lo haré cada mes, pero sí alguna otra vez. Cuando me lo hice se lo dije a dos amigas, una me dijo que ni loca lo haría jamás, esto, y otra amiga mía lo va a hacer.

“No lo he hecho ni mucho menos por dinero pero llevarme 1.000 euros, con la edad que tengo, creo que está muy bien compensado”

Soy estudiante y ahora mismo estoy en Madrid porque me he apuntado a un curso de interpretación. Gracias a la compensación he podido estudiar lo que me gusta. Hacía tiempo que estaba ahorrando. No lo he hecho ni mucho menos por dinero pero llevarme 1.000 euros para mí, con la edad que tengo, creo que está muy bien compensado. Mi pareja se está planteando ser donante de esperma.

Tengo muy claro que una madre es la que lo cría: yo tengo una hermana que es adoptada y yo la considero mi hermana aunque no la haya parido mi madre.

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Silvia, 23 años, Paterna (Valencia)

He estudiado el ciclo de Auxiliar de Enfermería y actualmente estoy estudiando Farmacia. Me decidí a donar porque sigo a muchas familias en YouTube y una de ellas lo ha intentado cinco o seis veces durante muchos años y no han conseguido quedarse embarazados. Viendo sus vídeos pensé que si yo el día de mañana quisiera quedarme embarazada me gustaría que hubiese alguien que donase sus óvulos.

De momento lo he hecho tres veces y con el dinero me he podido sacar el carné de coche y me he comprado una cámara de fotos, que era algo que yo quería y que mis padres no me podían regalar.

“La primera vez que lo hice tenía miedo a la anestesia y mucho más cuando vi que era general. Nunca antes había entrado en un quirófano”

El hecho de que pueda haber miniyos por el mundo no es algo que me preocupe. Realmente no son nada mío… solo soy una persona que les ha ayudado a que estén aquí.

La primera vez que lo hice tenía miedo a la anestesia y mucho más cuando vi que era general. Nunca antes había entrado en un quirófano. La gente me decía: “¿Y qué pasa si sale mal?…. ¡Qué miedo! La anestesia, los efectos secundarios…”. Pero realmente el personal de allí te tranquiliza un montón y en seguida se te pasa.

Mucha gente piensa que estoy loca, también piensan que solo lo hago por el dinero, que a ver, es una ayuda económica que va muy bien… Pero realmente, si los que trabajamos en sanidad no ayudamos, ¿quién lo va a hacer?

Patricia, 20 años, Puerto de Sagunto (Valencia)

Decidí donar óvulos porque mi tía no consiguió quedarse embarazada a los 49 años y fue a una clínica de fertilidad. Fue entonces cuando pensé que siendo joven y fértil podría ayudar a mujeres que, como ella, debido a su vida laboral, cuando adquieren cierta estabilidad ya tienen más de 40 y tienen más problemas para quedarse en estado.

Esta es la segunda vez que lo hago. La primera vez estaba muy asustada por el tema de la anestesia y porque no sabía exactamente qué me iban a hacer. Tenía miedo a quedarme estéril o algo, pero qué va, fue todo súper rápido y bien.

“Decidí donar óvulos porque mi tía no consiguió quedarse embarazada a los 49 años y fue a una clínica de fertilidad”

Cuando dije que quería ser donante hubo gente que no lo entendió. Por suerte mis padres y mi pareja me apoyaron. De hecho la madre de mi pareja también fue donante de óvulos.

La compensación económica está bien; sí, te saca de un apuro, pero tampoco es nada del otro mundo. Quieras o no tu cuerpo sufre físicamente y hormonalmente te sientes alterada cuando te pinchas la medicación. Noto cambios emocionales, como cuando tienes el periodo. Quizás estoy un poco más enfadada por cosas que normalmente no me enfadarían tanto, o ves un anuncio de estos de la Navidad y te pones a llorar, pero vamos, ¡tampoco te vuelves loca!

Me hace sentir bien porque si el día de mañana me pasa algo y no puedo tener hijos al menos sé que he dejado mi carga genética por allí.

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