Varios strippers nos explican lo más loco que han visto en una despedida de soltera

Remingtons Men of Steel es el único local de striptease totalmente legal en el centro de Toronto y en los últimos diez años ha hecho algunos cambios en sus reglas para los clientes, que hasta entonces solo permitían la entrada a hombres: empezaron a dejar entrar a la clientela femenina para “ayudar a pagar las facturas”, según Bruce, un camarero que lleva 21 años trabajando ahí.

Desde el cambio de clientela, han organizado cientos de despedidas de solteras y, gracias a esto, su personal ha acumulado muchas historias ridículas. Ya sea por las expectativas poco realistas que surgieron a partir del estreno de Magic Mike o por la falta de preparación al respecto de las mujeres que van a una despedida de soltera, para muchas de las cuales es su primera vez en un local de este tipo. Una cosa es segura: sus modales no tienen nada que ver con los de su contrapartida masculina.

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Esto fue lo que aprendimos:

Una despedida de soltera en todo su esplendor, una limusina repleta de alcohol. Foto vía el usuario de Flickr Monica D

Julio
Stripper

Las despedidas de solteras son muy intensas. Todas las mujeres son diferentes. Normalmente las más jóvenes gritan mucho pero no sueltan dinero; las más mayores gritan también pero nos lanzan dinero, por eso trato de centrar mi atención en ellas. Ni siquiera miro a las de 20 y 21.

Los hombres son mucho más tranquilos y van directos al grano. Vienen a que les bailen y no les molesta pagar. A las chicas les gusta dar largas y, con suerte, lo máximo que les sacas son 20 o 40 dólares. Las mujeres no están acostumbradas a pagar para ver hombres bailar.


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A veces, cuando hay despedidas de solteras, las mujeres tratan de sacarme fotos y eso va contra las reglas. O vomitan. Una vez me vomitaron encima en pleno escenario. Fue horrible, como un proyectil y yo estaba casi desnudo. Llamé a seguridad y echaron de inmediato a la chica que lo hizo. Lo peor fue que en el local no hay duchas. Fui al baño para limpiarme todo lo que pude y volví a casa. Fue asqueroso. Y ni siquiera me dieron propina.

Tengo que aguantar insultos todo el tiempo, desde los tío que me dicen “gorila ciclado” hasta los que me gritan “maricón”. Aunque intento mantener la calma y simplemente les digo “largáos”. Sólo llamo a seguridad si veo que es necesario.

Foto vía el usuario de Flickr Sarah Traver

Devon
Encargado de seguridad

Las despedidas de solteras son o muy guays o muy terribles. No hay un punto medio: o se portan bien o son las peores personas en todo el local. Creen que son dueñas de todo en cuanto entran y creen que pueden hacer todo lo que quieran. Sobre todo si han pagado el paquete VIP, que incluye entrada gratis y una botella.

Me criaron de una forma muy tradicional y no me gustaría que mi futura esposa se comportara como las chicas que veo en las despedidas de soltera. Se suben al escenario, algo peligroso porque, si se caen y se pueden hacer mucho daño, nos pueden demandar. Se pueden subir únicamente si las acompaña uno de los bailarines.

Una vez hubo un problema en una despedida de soltera en la que el chofer de la limusina se vio involucrado. Una chica se subió al escenario con uno de los bailarines. Todo iba bien al principio pero cuando terminó su número, el stripper se bajó y ella también tenía que hacerlo. Se le advirtió de que eso iba en contra de las reglas pero no hizo caso y empezó a bailar en la barra, así que corrí al escenario, me la puse en mi hombro, salí por la puerta principal, la dejé en la entrada y le dije “Por favor no vuelvas a entrar”. Toda las chicas de la fiesta, unas quince, se pusieron en mi contra. El otro guardia tuvo que acorralarlas para que no me pegaran.


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Se pusieron muy violentas. Pero eso lo que pasa cuando echas a la novia: todo su séquito se pone a la defensiva. El conductor de la limusina me vio sacar a la chica y se enfadó porque dijo que “no era forma de tratar a una dama”. Cuando alguien hace lo que ella hizo, deja de ser chico o chica y simplemente se convierte en una persona que rompió las reglas. Para él, yo no me comporté como un caballero y me pegó en la cara. Después llegó la policía y todo fue un desastre.

Normalmente, los que causan problemas son los hombres heterosexuales. Este club no está dedicado a la audiencia masculina heterosexual. Muchos hetero vienen creyendo que van a ligar, entonces entran y tratan de hablar con las chicas pero las chicas obviamente no vienen a ligar, vienen a ver el show.

En la entrada les explicamos que son bienvenidos pero los dirigimos al piso para hombres (tenemos dos pisos abiertos el fin de semana: uno para mujeres y uno para hombres) para que se vayan si se empiezan a sentir incómodos. Los strippers pueden llegar a ser muy territoriales porque es su trabajo y es su forma de ganarse la vida. Nunca me ha tocado ver algo muy grave pero normalmente forman un círculo alrededor de los clientes [hombres heterosexuales] y nosotros [los de seguridad] los sacamos para que no pase nada, por su seguridad. He tenido que separar clientes y strippers porque estaban empezando a pegarse.

Justin
Stripper

Al igual que muchos de mis compañeros, soy heterosexual. Pero me siento tan seguro de mi sexualidad que puedo bailar para hombres y para mujeres. Las despedidas de solteras son lo mejor. Cuando bailas para un público de chicas, te animan, gritan, aplauden y te dan propina. Así da gusto subirse al escenario porque sientes su aprecio. Cuando bailas para un público de hombres, se nota que no les gusta el show porque no casi nunca te aplauden. Siempre abro con la canción “Boyfriend” de Justin Bieber. Si me peino como él y me afeito, me parezco mucho a él.

Una vez llegó una mujer que iba a la despedida de soltera de su hija. La hija tenía 40 años y la madre tenía 81. La madre me aplaudió y se subió conmigo al escenario, me dio propina y le hice un baile sobre el escenario. Apenas llevaba dos meses trabajando. A ella le encantó. Hasta me dio una palmada en el culo delante de todo el mundo a pesar de ser una mujer de 81 años.

Foto vía Flickr

Bruce
Camarero

Llevo 21 años trabajando en Remingtons. Normalmente trabajo cuando el piso principal es sólo para hombres. Lo hago a propósito para evitar la clientela femenina. En el piso de abajo, el de mujeres, están gritando todo el rato. Aquí arriba es mucho más tranquilo.

Abajo se hacen las despedidas de soltera. No sé de dónde sale esa gente pero asumo que no acostumbran salir mucho porque no tienen idea de cómo comportarse. Creo que, en parte, la película Magic Mike tiene la culpa porque, desde que salió, las mujeres se portan como locas. Aquí arriba nunca he tenido problemas. Abajo beben hasta caerse, se pelean y las tienen que sacar a la fuerza.

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