Desempacando la magia detrás del espectacular stop-motion en “Los Boxtrolls”

Con un total de 79 sets y 20,000 piezas de utilería, The Boxtrolls podría ser la más película más ambiciosa de stop-motion a gran escala que se haya hecho. El estudio de animación Laika, que también imaginó los mundos de Coraline y Paranorman, eleva los estándares con The Boxtrolls al unir stop motion, animaciones hechas a mano, gráficos computarizados y 3D estereoscópico para lograr una experiencia visceral e inmersiva. Hablamos con Laika sobre la creación de su nueva película.

Con The Boxtrolls, la animación en stop-motion (una de las formas más viejas de la cinematografía) experimenta un renacimiento. “Eramos ludistas apegados al telar. Al integrar tecnología en lugar de darle la espalda, pudimos llevar el medio hacia nuevos lugares”, señala el animador líder de The Boxtrolls y CEO de Laika, Travis Knight. El stop-motion como un vehículo para narrar una historia tenía sentido, porque como en proyectos previos de Laika, la trama ofrecía el balance perfecto de elementos luminosos y oscuros, todos juntos para una resolución catártica. Laika tuvo todas las herramientas para traer el mundo y los personajes de la historia original de Alan Snow, “Here Be Monsters”, a la vida.

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La historia va algo así: en la ciudad de Cheesebridge, una familia de curiosas y tímidas criaturas conocidas como los Boxtrolls se pasean por las calles portando cajas de cartón, en búsqueda de basura mecánica para llevar de vuelta hacia su guarida subterránea. Aunque apenas son una molestia, los humanos los odian por creer que son horripilantes monstruos come bebés. Después de que el villano Archibald Snatcher (interpretado por Juan Manuel Bernal en la versión doblada al español) promete capturar y eliminar a los Boxtrolls a cambio de la recompensa de un sombrero blanco que le garantiza el acceso al grupo de elite de catadores de queso del Lord Camem Bert, un chico humano llamado Huevo va en una aventura para rescatar a los Boxtrolls, y al hacerlo, aprende sobre su identidad y su pasado.

Con el fin de encontrar la más inteligente, innovadora y escalable solución que pudiera trasladar la historia a una experiencia visual, los directores Graham Annable y Anthony Stacchi vieron el proceso como si fuera un gigantesco rompecabezas. Un reto por ejemplo, requería hacer que el río de alcantarillas que cruza Huevo luciera como agua en movimiento. Para llegar a la respuesta, tuvieron que pensar en metáforas visuales: ¿qué forma física crearía la ilusión de ondas de agua? Tras un largo proceso de experimentación, la respuesta resulto ser un panel de cristal de baño, desplazado de adelante hacia atrás sobre piezas de cable de aluminio, espejos Mylar y masking tape. Debido a la atención al detalle, desde el suéter de Huevo hasta las calles de la ciudad, todo lo que uno ve en The Boxtrolls existió alguna vez en forma física.

El uso de objetos reales brinda una enorme calidad táctil al filme que no hubiera sido posible sin la ayuda del CGI. Incluso las emociones de los personajes tenían que lucir como si realmente existieran. Para Huevo, existió un total de 1.4 millones de posibles expresiones faciales y de estas, 15,000 se hicieron con impresión 3D. En total, más de 53,000 caras impresas en 3D se utilizaron en la película para todos los personajes.

Mientras el proceso de lluvia de ideas pudo haber sido lento, la filmación tomó mucho más tiempo. Para The Boxtrolls, le tomó a los animadores individuales una semana para completar 3.7 segundos de material. Tomó una buena cantidad de años completar la cinta de larga duración. “Debes tener la habilidad de concentrarte en pedazos verdaderamente pequeños y detallados por largos periodos de tiempo”, explica Knight. “Es como una partida de ajedréz o un problema matemático”.

Tomemos una escena donde Huevo asiste a una fiesta en la casa de Lord Camem-Bert como ejemplo, tanto Annable como Stachi acuerdan que esa escena en particular fue especialmente desafiante al crearse. Con la tarea de manipular 40 figuras al mismo tiempo en una secuencia de un baile de salón, el equipo trajo a una compañía de danza local para ayudarles a coreografiar la escena. Los detalles de faldas voluminosas rebotando de arriba a abajo resultaron del movimiento de resortes Slinky.

Aún cuando una increíble cantidad de trabajo fue dedicada a hacer el storyboard de cada detalle con anticipación, el proceso de manipular marionetas significaba que lor resultados serían usualmente impredecibles. “La película completa se resume a esas locamente precisas conversaciones que tienes con los animadores justo antes de que arranque una escena”, dice Annable. Knight concuerda que es una de las cosas más enloquecedoras de trabajar con un proyecto en stop-motion, pero también es lo que le da al producto final su sensibilidad única.

Aunque muchos de los detalles de la cinta fueron creados de forma física, el CGI brindó la forma de conquistar las limitaciones del stop-motion. Con generación por computadora, el equipo pudo tomar la historia desde sus restringidos sets fisicos hacia más amplios contextos visuales, y también como creadora de sensaciones más grandes de espacio y lugar. Los gráficos y animaciones hechas a mando dieron a los directores la posibilidad de llegar más allá de Cheesbridge, tomando grandes panoramas del cielo, horizonte e incluso multitudos. De esta forma, el mundo ficticio de los Boxtrolls pudo realizarse para sentirse gigantesco.

Con The Boxtrolls, Annable, Stacchi, y Knight vieron una oportunidad de llevar el arte del stop-motion a nuevas alturas. “Si miras hacia Transformers o Pacific Rim, los visuales son increíbles. Cada película sigue metiendo más pixeles, volviéndose más sonora y más impresionante. ¿A dónde vas a partir de ese punto?”, se pregunta Stacchi. “Fuimos buscando encontrar la innovación en lo pequeño, porque no había espacio para volverse más grande”.

Checa el sitio de Los Boxtrolls para aprender más sobre la cinta, y no te pierdas su proyección en cines, ya disponible en México, a estrenarse este viernes 26 en Estados Unidos y otras regiones.