Artículo publicado por VICE México.
La primera cajetilla mexicana de marihuana ya se encuentra en circulación. Con siete cigarrillos que contienen 3.5 gramos de marihuana, Flor de Caña es un producto 100 por ciento artesanal, elaborado con flores de marihuana de calidad cultivada por productores mexicanos. Sus creadores, el THC Crew, fueron también los responsables de organizar la Primera Copa Cannábica en México.
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Unos días después de su lanzamiento, me reuní con Dany, fundador del THC Crew y la mente detrás de esta cajetilla, para conversar y probar estas cajitas que en sus palabras, “van a cambiar el juego”.
“El recibimiento ha sido increíble. Las lanzamos hace alrededor de diez días y hemos vendido más de 120 cajetillas”, me dice Dani, notoriamente orgulloso, mientras me muestra una de las cajas con porros armados. “Además ya tenemos un pedido de 700, pero como tenemos que pesar y rolar los porros, tarda tiempo”.
La cajetilla es de cartón, con una textura tersa similar a la caja de un celular. Al frente, tiene una gran letra M con los colores de la bandera de México. Al fondo, un patrón gris con hojas de marihuana sirve de base para crear una silueta de la Ciudad de México con el Ángel de la Independencia, el Palacio de Bellas Artes, y algunos edificios icónicos. Al centro del empaque se encuentra el logo del THC Crew, y en la parte superior la marca: “Flor de Caña”. La cajetilla está sellada con un holograma con el logo del crew para evitar la falsificación.
“Flor de Caña en realidad es una subsidiaria del Crew”, me explica Dany, y me comenta que además de las cajetillas de cigarros, la marca distribuye chocolates, pomadas y ungüentos. “Para estas primeras cajetillas, toda la yerba es de lo que produce el THC Crew, pero en un futuro pensamos invitar a otros cultivadores mexicanos a que distribuyan sus plantas en cajetillas de Flor de Caña”.
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La cajetilla que tengo frente a mí es de Shiva, una cepa índica del banco de semillas Sensi Seeds. Después de romper el logo y deslizar la parte interior de la cajetilla, el aroma de los porros penetra directamente mis fosas nasales, un indicador de la calidad del producto. Además de los porros, la cajetilla incluye varios cerillos y una lija para encenderlos. Y como el contenido total de la cajetilla es de 3.5 gramos, se encuentra dentro del límite legal de portación señalado por las leyes mexicanas. La idea, me dice Dany, es que una vez adquirida la caja (la compra y venta siguen siendo ilegales en nuestro país), nada tiene por qué ser ilegal.
Al succionar el porro apagado se pueden percibir algunos tonos florales. Y al prenderlo, el sonido de la combustión es crujiente y el humo que desprende el cigarro es blanco y espeso. El sabor que deja al probarlo es muy similar a su aroma, se puede saber que es una buena marihuana por el sabor, además no produce tos. Uno de estos porros compartido entre dos personas, como lo hicimos Dany y yo, es suficiente para lograr una buena pacheca con marihuana de calidad.
“Hicimos estas cajetillas para quienes conocen de marihuana y quieren tener un producto de calidad en sus manos”, me dice Dany. “Hay quien piensa que son caras, pero es porque no solo estamos vendiendo la marihuana cultivada por nosotros, también es la banda que está forjando los porros, la idea creativa, el diseño y la marca”, y agrega que sus cajetillas no buscan sustituir el mercado de onzas y gramos que los marihuanos frecuentan, sino dar una opción para quienes busquen algo elegante y de calidad.
“Esto apenas va empezando, amigo”, me dice Dany al terminarnos el porro. Él sabe que en cuanto se regule el uso personal de la planta, cientos de personas van a intentar entrar al mercado, por eso es tan importante ser pioneros. “Ya hicimos la primera copa y ahora la primera cajetilla. Sé que tengo como seis meses antes de que otros en México empiecen a hacerlo, por eso ya estoy pensando en lo siguiente que vamos a hacer nosotros”, concluye Dani, con una sonrisa entre orgullo y emoción.