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La policía del estado de Illinois ha advertido al público sobre los peligros de la marihuana concentrada, una sustancia relativamente nueva que está ganando adeptos a marchas forzadas. Según relatan, los efectos que puede provocar son “una severa desconexión de la realidad”, y “alucinaciones y otras formas de psicosis”. La droga ha sido bautizada como marihuana “shatter” y suena a la quintaesencia del mal, aunque, en teoría, no es más que una forma concentrada de marihuana.
La marihuana shatter, que recibe otros nombres dependiendo de la forma en que es empaquetada, es una suerte de concentrado del cannabis cuya textura recuerda a la miel o al caramelo masticable. Puede inhalarse y provocar un colocón sustancialmente mayor que el del cogollo de marihuana, la parte de la planta que se acostumbra a fumar.
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La policía del estado de Illinois puso la advertencia en circulación la semana pasada. Según el comunicado emitido, el subidón de shatter puede resultar “hasta seis veces más fuerte que el de un porro normal de marihuana”. Así lo expresaron después de incautarse de casi 50 kilos de la sustancia en cuestión y de detener a los tres individuos que la llevaban consigo.
No se trata de la primera vez que las fuerzas del orden advierten del peligro de un derivado de la marihuana, que habitualmente se fabrica con ayuda del butano, un poderoso disolvente químico, hasta el punto de que mucha gente alterna el término “shatter” con el de “BHO”, siglas en inglés de butane hash oil (hachís de aceite butano). El término shatter (reventado) está referido a la forma que cobra la marihuana tras ser disuelta: deviene una suerte de lámina quebradiza.
El BHO se puede fumar o se puede vaporizar. Para ello se requiere calentar con un soplete, quemar la sustancia e inhalarla a través de una pipa. Basta con una dosis muy pequeña para colocarse.
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La policía de Illinois ha referido todas las consultas que quieran hacer los usuarios sobre el consumo de shatter, al doctor Mark Piccoli, director de las fuerzas del orden metropolitanas conocidas como DuPage, cuya sede está en el extrarradio de Chicago. Piccoli explica que se han encontrado con cinco delitos por posesión de BHO en la zona en lo que va de año. La sustancia se vende por 30 o 40 dólares el gramo, una cantidad sensiblemente mayor a la que se paga por los cogollos de marihuana en Estados Unidos, cuyo valor es de 15 dólares el gramo. El producto contiene unos niveles de THC (tetrahidrocannabinol, el principio activo de la marihuana) del 80 o el 90 por ciento, cuando en la marihuana convencional tales niveles están alrededor del 15 por ciento.
“Es mucho más fuerte que fumarse un porro” ha contado. “Es muy raro encontrarse con sobredosis de marihuana. Casi nunca sucede. Claro que imagino que ahora el riesgo es mucho mayor y puede ir acompañado de alucinaciones y de otras formas de psicosis”.
‘Ni siquiera la versión más potente podría provocar una sobredosis letal’.
Kevin Fisher es propietario de dispensarios de marihuana, fabricante de productos elaborados con la misma hierba en Colorado, y ex presidente del colectivo Marijuana Inudstry Group. Según él, la discusión sobre la potencia del BHO no tiene sentido, y que los colectivos anti-marihuana han intentado utilizarla desde hace años para intentar prohibir la sustancia.
“Simplemente no existen evidencias suficientes para probar que su uso sea nocivo”, explica. “La gente lo regula a sus conveniencia. Digamos que una calada del producto más fuerte es cinco veces más poderosa que una calada del producto más suave. Y la gente lo sabe porque se lo dice su cuerpo”.
Fisher y Piccoli reconocen que el auténtico peligro estriba en la gente que intenta fabricar el BHO desde casa. Entonces o provoca explosiones por un uso inadecuado del gas, o salpica la sustancia de gases industriales. Piccoli cita una serie de vídeos de YouTube en los que se observan las detonaciones provocadas por usuarios temerarios.
Si la sustancia se produjera en laboratorios industriales, nos evitaríamos tales problemas, señala Fisher.
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“Se puede montar un laboratorio industrial perfectamente seguro. Bastaría con dejar de venderla en el mercado negro y legalizarla”, ha explicado.
Los legisladores de Washington y de Colorado han cambiado las leyes de la marihuana este año para que la fabricación casera de BHO con sustancias inflamables, sea declarada ilegal. Solo en Colorado, en 2014 se registraron 30 explosiones domésticas.
En un laboratorio legal, que haya obtenido los permisos necesarios y haya sido aprobado por el ministerio de Sanidad, el BHO se produciría junto a otro conjunto de drogas de manera limpia, profesional y mecanizada. Entonces el resultado permitiría alcanzar un producto final puro sin riesgo de que se produzcan explosiones típicas de principiante, explica Fisher. Existen, además, vaporizadores de lo más sofisticados que permiten que los consumidores regulen la cantidad inhalan y moderar su colocón.
“Es un proceso parecido al de destilar licor”, explica Mason Tvert, director de comunicaciones del colectivo de activistas pro mariuhana NORML, que advierte, igualmente, de los riesgos de intentar producir alcohol en casa. Para él, la diferencia entre fumar marihuana e inhalar BHO es la misma que entre beber cerveza o beber un licor de alta gradación.
“Eso significa que la gente tiene que ser más precavida al consumirlo, de la misma manera en que alguien que bebe tequila lo hará más lentamente que si está bebiendo cerveza”, subraya. “Y eso también equivale a que su consumo sea inferior”.
Mira el episodio de Weediquette dedicado al BHO (pronto subtítulos en español):
Tvart cree que la marihuana más concentrada es, en última instancia, mucho menos dañina para el consumidor y para la sociedad que el alcohol. Su colectivo ha intentado educar a los consumidores de Colorado sobre las diferencias entre los concentrados de marihuana y los porros convencionales desde que la hierba fuera legalizada para su uso recreativo en el estado en 2012.
“Ni siquiera la dosis más potente podría provocar una sobredosis letal”, explica. “Sí que puede resultar en un mal viaje, que nunca es algo agradable, pero no podría matarte como te mataría el alcohol si lo ingirieses con tal finalidad”.
El colectivo Law Enforcement Against Prohibition (LEAP) es un asociación formada por antiguos y actuales policías que se han convertido en activistas a favor de la legalización de la marihuana. Defienden que la legalización terminará con los delitos y con la violencia vinculados al mercado negro. Para ellos, el BHO es el ejemplo que ilustra a la perfección por qué la marihuana debería de ser regulada.
“El uso ilegal o ilegítimo de la sustancia puede dar lugar a varias consecuencias distintas. La LEAP defiende terminar con la prohibición para desplegar una sistema de control legalizado”, explica Carrie Roberts, portavoz de la organización. “Nunca ha muerto nadie por sobredosis. Se trata puramente de una cuestión de seguridad en su elaboración. No puedes empezar una casa por el tejado. Y es el único peligro de la sustancia: su preparación doméstica”.
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Fisher cuenta cómo la demanda de marihuana concentrada ha subido vertiginosamente en Colorado. No deja de hacerlo, de hecho. Él considera que la potencia de la droga puede resultar disuasoria para mucha gente. Ahora mismo, los precios oscilan entre los 17 dólares por el gramo de concentración más suave, hasta los 65 que se paga por un gramo de shatter elaborado con la mejor marihuana.
Piccoli no comparte la idea de que legalización de la producción de BHO en laboratorios especializados vaya a detener su presencia en el mercado negro.
“El mercado negro seguirá existiendo y seguirá siendo poderoso y próspero, tal y como sucede en Colorado. Y, en gran parte, si resiste es porque resulta más barato”, explica. “Hay toneladas de marihuana por vender en las tiendas, pero la gente prefiere seguirla pagando más barata a su camello habitual que acudir a un dispensario done tiene que pagar el impuesto sobre la sustancia y los gastos de alquiler de quien se la venda. Yo creo que el mercado negro no desaparecerá”.
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