Somos fans de Trainspotting. Hemos leído un montón de cosas sobre los 20 años que han pasado desde que se estrenó la película de Danny Boyle; también hemos aprovechado para disfrutar de nuevo la obra maestra de Irvine Welsh en la que se basa la película; y babeamos por saber cuándo disfrutaremos de la continuación, la adaptación de la novela Porno, que sitúa a los yonquis de Leith en la edad adulta. Adoramos a Renton y sus amigos, los güeyes más cabrones de todo Edimburgo y ya queremos ver a Ewan McGregor dirigiendo un tugurio en Ámsterdam, y esquivando al loco (aunque entrañable) Franco Begbie.
Pero, tenemos una pregunta clave, una duda que nos corroe: ¿No hay otra jodida película que cumpla 20 años durante este 2016 además de ésta? La pereza nos ha ido apartando esta idea de la cabeza, hasta que con meter en Google “películas estrenadas en 1996” encontramos esto.
Videos by VICE
Un listado que nos ha llevado a reflexionar sobre algunas cosas y también a reivindicar películas que son tan de culto (o a veces más) que la que arrancaba cargada de adrenalina con “Lust for Life” de Iggy Pop y la voz en off que se cuestionaba: “Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?”.
Nosotros preguntamos: ¿por qué genera tanta admiración la película? En realidad, no deja de ser una adaptación muy fiel de un material original que ya era chingón.
Leer la novela de Welsh es meterse en el mundo que luego reconstruyó Boyle, pero exige hacerlo hasta oler el escusado más sucio de Escocia, como le pasaba a Renton en pleno ciego de gelatinas.
Todo estaba ya en las páginas del libro y el hecho diferencial es que el director británico acertó a darle un envoltorio muy correcto —la banda sonora, el casting, la fina ironía, las secuencias oníricas— que ciertamente han hecho que envejezca bien. Algo parecido a lo que hizo David Fincher años después con El Club de la pelea de Chuck Palahniuk, cambiando drogas nihilistas por terrorismo nihilista. Es decir, que lo que tiene de generacional es más la forma que el contenido.
Las imágenes y el estruendo de las canciones de Trainspotting han evitado que este año celebremos otros aniversarios. Que se cometa la injusticia de olvidar otros títulos de culto, quizá menos generacionales, pero que merecen más atención desde un punto de vista cinematográfico.
Vamos con las grandes olvidadas de 1996, con las que también se merecen un buen cumpleaños feliz.
“Crash”, David Cronenberg
Cuando se presentó en Cannes, armó un escándalo. Y en los cines se daba la curiosa circunstancia de que unos se dormían, otros se iban escandalizados y muchos se quedaban a festejar la locura de sexo, accidentes y perversiones que Cronenberg heredó del libro de J. G. Ballard. Enferma es un concepto que se queda corto a la hora de explicar qué es lo que pasaba en las imágenes de esa película, que transita entre el terror, el morbo y la paranoia. Ha resistido muy bien el paso del tiempo y si alguien busca un casting directamente alucinante, aquí tiene uno: James Spader, Hollly Hunter, Kara Deborah Hunger, Rosanna Arquette y el bestial Elias Koteas. Para ver, por lo menos, una vez al año.
“Beautiful Girls”, Ted Demme
¿Alguien te ha preguntado alguna vez qué es una película generacional? Aquí está la mejor definición, la que debería incluirse en los manuales de cine. Tiene todos los ingredientes que hacen falta en este género: melancolía, comedia, una historia de amor imposible, un clímax antológico (esos amigos cantando a toda voz “Sweet Caroline”), Matt Dillon, Mira Sorvino… Pero sobre todo tenía a Natalie Portman en plan Lolita de 13 años que hacía cuestionarse todo (pero todo) al protagonista Timothy Hutton. ¿Quién no ha dado mil veces vueltas a esa conversación en la nieve?
“From Dusk Till Dawn”, Robert Rodríguez
Tito & Tarántula cantando a las “cucarachas enojadas” que fuman mariguana, Salma Hayek cogiendo con una serpiente gigante, Clooney con tatuajes en el cuello y Tarantino en plan “aquí me lo estoy pasando de puta madre con mi amigo Robert Rodríguez.
Una vez que se abren las puertas de La Teta Enroscada, del tugurio más satánico del planeta, es como si se abrieran las puertas del infierno. Y ahí entra el director mexicano en acción y todo se vuelve una puta locura, con vampiros, strippers, tiros y todo lo que uno se pueda imaginar en un cómic para adultos desmadrosos. La típica película para ver una y otra vez con amigos, con litros de cerveza y unos nachos de esos que comía Tom Cruise en Magnolia.
“Jerry Maguire” Vs. “Misión Impossible”
Está bien, ya que hemos hablado de él, pues nos quedamos con Tom Cruise. A mediados de los noventa, el actor no tenía que ir por ahí diciendo lo que su personaje en Jerry Maguire, no tenía que ir pidiendo que le enseñaran el dinero. Todos los productores de Hollywood se lo rifaban y ponían por delante el dinero. Y, si no, pues producía él mismo. Y una de las cosas que le tenemos que agradecer es que se embarcara junto al maestro Brian DePalma en el remake cinematográfico de la serie de tele Misión: Imposible. El resultado del encuentro entre la estrella y el director de Body Double o Carrie es una maravilla pulp, el orgasmo para los aficionados al thriller de espías y un virtuoso ejercicio de cajas mágicas y espejos donde nada es lo que parece. Luego se convirtió en una franquicia más que digna. En cuanto a la otra película, Jerry Maguire, pues ya sabe todo el mundo Cameron Crowe es capaz de hacer creíble el guión más infumable.
“Scream”, Wes Craven
El padre de Freddy Krueger se desentiende de todos los tópicos de las clásicas “horror teen movies” que tan bien conoce y lo hace con tanta seriedad y tanto respeto que la película acaba dando miedo. La secuencia de arranque, con Drew Barrymore colgada del teléfono, es simplemente magistral. Y lo que viene después es un festival de sustos, giros y la exhibición de Ghostface como psicópata que entra directamente en la historia del cine. Suena Red Right Hand, de Nick Cave and the Bad Seeds en una película de terror adolescente. ¿Se puede pedir más? La respuesta es NO.
“Fargo”, Joel y Ethan Cohen
Muchos quizá solamente están al tanto del frío que se pasa en Fargo (y de la cantidad de putos locos que pululan por ahí armados hasta los dientes) por las dos soberbias temporadas de la serie del mismo nombre de FX Networks. Pero antes, los hermanos Cohen habían plantado las bases de la historia en una película de noir teto yanqui (puede ser el género perfecto) absolutamente antológica. Con Frances McDormand magistral como sheriff pardilla y despistada y Peter Stormare y Steve Buscemi dando la réplica como grandes representantes del mundo troner, Fargo representa lo mejor del universo de los Cohen. Aquí tenemos un título de culto, que huele a sangre y sabe a hielo entre las muelas.
“Mars Attacks!” vs. “Independence Day”
Quizá a alguien le parezca un sacrilegio ver a Tim Burton y a Roland Emmerich compartiendo entrada en este pequeño diccionario del cine del 96. Pero es que sobran los motivos para este ataque de poliamor cinéfilo, en esta relación todo cabe. Lo kitsch de ciencia-ficción de los sesenta del de los pelos a lo Robert Smith, compagina bastante bien con lo mostrenco del director de Godzilla. Hay una invasión alienígena, la Tierra está en peligro, el presidente de Estados Unidos nos puede salvar a todos. Mars Attacks! se lo toma en plan satírico e hiriente contra los absolutismos, mientras que Independence Day es justo lo contrario: un exaltado panfleto militarista. Hay que verlas en programa doble para entender esta extraña combinación.
“Rompiendo las olas”, Lars Von Trier
¿Se puede ser más cabrón que Lars Von Trier? ¿Hacer sufrir más a sus personajes y a los espectadores? ¿Hacer una película que termina con un milagro y los ángeles del cielo tocando las campanas? Se puede y queda demostrado con Breaking the Waves. No hay que hablar más de ella, sería desperdiciar las palabras y no estar a la altura de su genialidad. Hay que verla.
“The Rock”, Michael Bay
Antes de reventar el mundo, literalmente, con la saga Transformers, Michael Bay ya había dejado algunas muestras de cine de machos más que notables. En este caso, nos brinda un duelo a tres bandas entre Sean Connery, Ed Harris y (sí, claro que sí) el enorme Nicolas Cage. ¿Alguien se podía imaginar un despliegue mayor de testosterona? ¿Más dureza en pantalla? ¿Más “fucks” pronunciados como Dios manda? Aquí está la auténtica Biblia del cine de acción de los 90, una película de verano como las de antes donde da un poco igual el argumento, que no estaba mal. Lo que importaba era ver a esos actores en pantalla y comprobar cómo se pueden encadenar secuencias de acción sin que al director le importe mucho la (innecesaria) evolución dramática de los personajes. La Jungla de Cristal puesta al día.