Fue difícil presenciar la escena durante la primera semana del U.S. Open. Después de ganar sus primeros dos sets, Jack Sock de 22 años no podía mover su pierna. Fue ayudado por un entrenador para que pudiera sentarse. El joven estadounidense —quien había estado disfrutando su mejor verano en el tour— fue cubierto rápidamente con bolsas de hielo y toallas húmedas; su torneo había terminado antes de haber realmente empezado.
Posteriormente, la baja de Sock fue atribuida por a un “golpe de calor agravado por calambres”. La temperatura rondó los 34 grados ese día. En la cancha se sentía aún más calor y Sock había jugado bajo el intenso sol de mediodía. Él es uno de los 12 jugadores que se retiraron de sus partidos —cuatro de ellos por causa de complicaciones relacionadas con el calor— en la primera semana del torneo. En el sorteo femenil, solo hubo dos retiros, y mucha de la disparidad solo se reduce a: las mujeres no juegan tantos sets como los hombres. Ellas juegan al mejor de tres sets, mientras los hombres al mejor de cinco.
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Los expertos de tenis han debatido por mucho tiempo si los hombres deberían jugar partidos al mejor de tres sets en Grand Slams. La Asociación de Tenistas Profesionales —el órgano regidor del tenis para hombres— ya ha cambiado a este formato para el ATP World Tour. Los defensores del cambio argumentan que los maratónicos partidos de cinco sets causan más lesiones y pueden acortar las carreras de los tenistas, que los fans ya no prestan atención para un enfrentamiento tan largo, y jugar al mejor de tres sets es más competitivo y existe un ritmo más rápido. Los opositores se ríen de las propuestas. ¿Qué no un formato de tres sets acabaría con las verdaderas batallas? ¿Jugar al mejor de cinco sets no obliga a los jugadores a ser más estratégicos, a jugar con inteligencia, y estar físicamente aptos?
Roger Federer dijo la semana pasada que no hay excusas para retirarse por cuestiones de calor. “Para ser honesto, no es como si fuera imposible. Creo que todos deberían estar bien preparados. Sé que no siempre se juegan los mejores partidos de cinco sets, así que por supuesto el cuerpo puede reaccionar de manera extraña una vez que sobrepasas las primeras dos a tres horas y media…Pero creo que los jugadores deberían estar en forma para que el calor no los afecte en ese punto.”
Echando un vistazo a los Grand Slams del año, la mayoría de los hombres están lo suficientemente preparados. En Melbourne, París, y Londres combinados, siete hombres se retiraron a principios de año. El calor solo se complica cuando alcanza temperaturas extremas. Por ejemplo, el Abierto de Australia de 2014 se jugó durante una ola de calor y nueve hombres se retiraron, siete en el tercer set o poco después. Roland Garros y Wimbledon no han tenido tantos retiros prematuros, en gran parte porque mientras que en París y Londres tienen olas de calor, en los primeros dos no hay temperaturas ni humedad tan altas como en Nueva York y Melbourne.
En veinte años tal vez sí.
Un análisis de temperaturas históricas de cuatro ciudades que albergan grand slams, los investigadores de Climate Central encontraron tendencias a la alta en cada ciudad. Comenzaron con las temperaturas promedio de 1968, el arranque de la Open Era en el tenis profesional. Los investigadores se fijaron en las máximas temperaturas promedio diarias durante los meses donde se jugaron los majors: enero en Melbourne, Australia; junio en París, Francia; julio en Londres, Inglaterra; Y septiembre en Queens, Nueva York.
Los datos muestran que París se está calentando más rápido que las demás ciudades. Las temperaturas han incrementado un promedio de 1.26 grados Fahrenheit cada década; en Melbourne .69 grados; Londres .68 grados. De hecho, Queens es la más baja con .56 grados por década.
Aún así, las temperaturas base en agosto en Nueva York son mucho más calientes que aquellas en París en junio y Londres en julio. El climatólogo Andrew Grundstein también ha analizó las temperaturas globales donde se toma en cuenta la temperatura del aire, la luz solar, viento, y humedad. En un estudio de 2013, Grundstein y sus colegas encontraron que para el 2050, habrán doce días adicionales en Nueva York donde las “condiciones serán tan opresivas que será inseguro participar en actividades atléticas.” Las peores condiciones serán, de acuerdo con la predicción, entre las 11 a.m. y las 5 p.m. —justo cuando los partidos del U.S. Open se juegan—.
Entonces, ¿qué debe hacer el tenis?
El calor en enero en Melbourne es tan intenso que en 1998 los organizadores del torneo crearon el Extreme Heat Policy (EHP). Este les permitía dejar de jugar si las temperaturas alcanzaban los 40 grados centígrados. En 2002 bajaron la temperatura al umbral de los 100 grados, y después un poco más a 95 grados en 2003. Las altas temperaturas no fueron suficientes para dejar de jugar; la última palabra la tenían los árbitros.
“Sentí como si estuviera jugando en una sauna”, dijo Caroline Wozniacki después de un partido en 2014, donde las temperaturas alcanzaron los 42 grados. La parte de debajo de su botella se derritió ligeramente cuando la dejo en el piso de la cancha. La ola de calor duró cuatro días, llegando a los 44 grados, pero el EHP solo se usó una vez. Ivan Dodig se la pasó peor que Wozniacki. Se acalambró en el cuarto set, y tuvo que retirarse. “Llegué a pensar que podría morir aquí”, dijo a los reporteros. Más de 950 fanáticos fueron atendidos por golpes de calor; un recogepelotas se desmayó. Los organizadores dijeron que a pesar del calor, la humedad era baja como para seguir jugando. Después de las críticas de jugadores y fans, el comité modificó la política para el 2015.
Actualmente, el Abierto de Australia es el único torneo de Grand Slam que demora los partidos a causa del calor. Grundstein dice que será de gran importancia implementar medidas similares en Nueva York. Uno de los riesgos del cambio climático es que todo se vuelve más extremo. Las olas de calor serán más intensas y más frecuentes. El vocero del ATP, Nicola Arzani, dijo que la ATP tiene una política que permite a los supervisores de los torneos posponer partidos a causa de condiciones climáticas extremas. Esto solo aplica para los eventos de la ATP World Tour. Cada Grand Slam esta controlado por su propio comité, y de ellos depende sumar una política contra el calor.
Actualmente, la lluvia es la única condición climatológica que pospone juegos en el U.S. Open. En caso de calor extremo, se sigue jugando —como cuando la temperatura llegó a los 44 grados a nivel de cancha en el 2010—.
Las instalaciones del Abierto australiano cuentan con tres estadios con techos replegables que se cierran para refrescar la cancha. El U.S. Open está cerca de tener uno—un techo fue añadido a un estadio este año y estará listo para el próximo— pero para la lluvia. La USTA no cerrará el techo por el calor, de acuerdo con el director Chris Widmaier.
“Cuando realizamos tareas para el torneo a largo plazo, nos concentramos en las instalaciones y en dispositivos para el futuro”, Widmaier comentó para VICE Sports afuera del Arthur Ashe Stadium el miércoles por la noche.
Todos los tenistas sentirán los efectos de jugar en un clima cálido, pero las reglas actuales de Grand Slam le dan más protección a las mujeres. Desde 1992, el reglamento de Grand Slam han permitido a las mujeres tomarse descansos entre partidos cuando el índice de calor alcanza los 30 grados. A los hombres no se les permite este descanso, a pesar de jugar más sets.
De acuerdo a Grundstein, quien estudia los efectos del calor extremo en el desempeño atlético, no cree que el cambio climático obligue a los slams a jugarse al mejor de tres sets para los hombres. Mientras los jugadores ajusten su entrenamiento, dice, serán capaces de preparar su cuerpos para condiciones más cálidas, pero incluso si lo hacen, necesitarán más descansos a mitad del partido en el futuro.
Thanasi Kokkinakis pudo haber utilizado uno este año. Después de ganar dos de los primeros tres sets en el juego de primera ronda frente al número 12, Richard Gasquet, Kokkinakis comenzó a acalambrarse en el cuarto set. Cuando empezó a cojear al inicio del quinto, el juez le advirtió, “Tu salud es más importante.” Estaban a 32 grados con 46% de humedad. Finalmente, Kokkinakis se retiró después de que Gasquet obtuvo una ventaja de 2-0. Si los hombres jugaran al mejor de tres sets, tal vez el resultado habría sido diferente.
Si el formato para los hombres va a cambiar, la iniciativa tiene que ser de los jugadores. El vocero de la ATP, Nicola Arzani, dijo que la propuesta no ha sido considerada oficialmente. Los jugadores tendrían que juntarse para lograr un cambio. Solo así la ATP podría discutirlo con los órganos pertinentes . En cuanto a los Grand Slams, Widmaier dijo que los cuatros comités tendrían que ponerse de acuerdo. Hasta el momento, nada ha sucedido.
¿Y para el futuro? Si el clima sigue cambiando y el tenis no, los Grand Slams de hombres se convertirán en un deporte extremo. ¿Por qué esperar? Por supuesto, un cambio significaría que los hombres no tendrían que soportar las batallas de cinco sets que se jugaban en el pasado. Los jugadores en décadas pasadas jugaban en temperaturas mucho más bajas y condiciones más fáciles. También usaban raquetas de madera. No hay comparación entre el tenis actual y el de los 70, 80, o 90. Se está convirtiendo rápidamente en un deporte diferente, practicado bajo un clima diferente.