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Jesús Tomillero se ha convertido en un símbolo. “Un ejemplo de lo virulento y homófobo que puede llegar a ser el fútbol español si dices en voz alta que eres gay”. Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, tiene claro que Tomillero, desde los partidos los partidos de regional andaluza que arbitra, “ha demostrado ser una persona muy valiente… pero un valiente con peligro de pervertir su causa a raíz del circo mediático que se ha montado a su alrededor”.
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Que Jesús, después de convertirse en el primer árbitro gay en el fútbol español iba a acabar en el plató de un reality televisivo era previsible. Cada vez que nos encontrábamos durante la semana que pasé con él entre La Línea de la Concepción, su ciudad natal, y Barcelona, lo sugería: “Me han invitado a un reality”… “Quieren que vaya a un programa a contar mis intimidades”… “Me piden que ruede una escena porno de diez minutos por 10.000 euros”…
La respuesta de la gente que ha apoyado y acompañado a Tomillero desde que empezó su calvario, como Marius Tomé, coordinador de fútbol de Panteres Grogues, una de las asociaciones de deporte LGTB más activas de España, era siempre la misma: “Eres libre de hacer lo que quieras, pero ten en cuenta que estas cosas no tienen nada que ver con la causa que estamos defendiendo”.
Esa causa es la visibilización de los derechos LGTB en el fútbol español, que Tomillero continuará “llevando a cabo desde los platós de televisión”. Eso si finalmente supera las pruebas para convertirse en tertuliano fijo del programa Sálvame.
El motivo por el que Tomillero se ha convertido en un símbolo dentro del fútbol español, como le califica Ibarra, ha sido que este árbitro gaditano de 21 ha sido víctima continuada de insultos homófobos y amenazas durante muchos de sus partidos en la provincia de Cádiz. “Todo empezó cuando colgué una foto en mis redes sociales diciendo que era gay”, recuerda. Desde ese momento ha pasado por dejar el arbitraje, volver a los campos, llevar escolta policial y soñar con “arbitrar algún día un Real Madrid – FC Barcelona”.
Desde que comenzó este infierno sobre césped sintético, a Tomillero le han llegado “más de 1.500 amenazas de muerte” desde 1.000 cuentas diferentes solo vía Twitter. “Llamarme maricón de mierda cuando pito algo que no gusta al público -explica- o escuchar a alguna madre decir que no toque a su hijo si se lesiona o tiene un problema en el campo… es una vergüenza: lo oyes y te entran ganas de responder a esa señora, ponerte a llorar o salir corriendo y dejarlo todo. Pero cuando vuelves a casa solo por la noche, abres twitter y lees cosas como “Imagina un mundo sin piernas, marica” o “el patrón no quiere desviados”, te asustas de verdad y te vienes abajo de nuevo.
“Por eso denuncié”, prosigue Tomillero -el juez de momento ha decidido archivar la denuncia- “y por eso creé la asociación Roja Directa Andalucía-LGTBI”. Eso me decía Tomillero minutos antes de saltar al campo de San Roque, cerca de La Línea de la Concepción, para arbitrar uno de sus partidos de regional. Un encuentro en el que el público estuvo en silencio y en el que solo después de escarbar entre los asistentes logramos que un chico de unos 20 años reconociese que “se había podido ser un poco cruel con Tomillero en el pasado, pero que ‘maricón’… es el insulto normal del fútbol”.
Lo que está claro es que ser homosexual en el fútbol masculino parece ser un problema. O mejor, un tabú, porque el capítulo de futbolistas homosexuales en la historia de España está completamente desierto. “La homofobia es una de las lacras del fútbol español”, explica Ibarra, “pero así como no hay jugadores homosexuales que lo hayan hecho público todavía, aunque yo sí he recibido consultas de alguno que estaba pensando decirlo, es imposible que se den pasos adelante si las sanciones y las denuncias no tienen recorrido, y sobre todo si los clubes, los ultras y los grandes organismos del fútbol llevan a cabo un delito no penal de silencio, y de algún modo solo hacen brindis al sol”.
Ibarra se refiere a gestos como el del FC Barcelona, que recibió a Tomillero en el Camp Nou antes del partido contra el Granada el 29 de octubre. Ese día Tomillero y Marius Tomé, que le acompañaba al acto, estaban muy ilusionados: “Puede que sea el comienzo de algo nuevo, puede que después de esto nos escuchen jugadores jóvenes que son homosexuales, porque seguro que los hay, y decidan dar un paso adelante”.
Preguntar a futbolistas y exfubolistas no despeja dudas. Un ejemplo son Martín Mantovani, capitán del CD Leganés, o Santiago Cañizares, exportero de Real Madrid y Valencia CF. Mantovani asegura que nunca “ha convivido con un jugador homosexual” en sus 14 años de carrera, y Cañizares cree que “el fútbol no es un refugio natural de los homosexuales”, que “en principio prefieren la moda o el glamour”. Edu Polo, periodista deportivo especializado en el FC Barcelona, cree que “no hay futbolistas gays en la élite” porque “no podrían haber aguantado la presión de una carrera tan larga hasta que llegas arriba, dentro de unos vestuarios que son todavía muy machistas”.
“Tomillero lleva consigo dos contradicciones: la primera es ser un árbitro gay en un mundo tan machista como el fútbol… y la segunda, ser afiliado del Partido Popular, que se opuso a la legalización del matrimonio homosexual en España en 2005”, recuerda Miguel Ángel López, fundador y exdirector de la revista Zero.
A mediados de la década pasada, Zero, que sacó del armario a directores de cine, militares o miembros de la iglesia, estuvo “a punto de publicar varias portadas con futbolistas de élite”; algunos ellos iban a hablar de su homosexualidad sin tapujos pero clubes como “el Real Madrid, el FC Barcelona, el Athletic Club de Bilbao y la Real Sociedad” se negaron, según López. “La respuesta que más me llamó la atención fue la del Real Madrid, que vino a decirnos que en su equipo no había jugadores homosexuales, y que aunque los hubiese no nos lo dirían. Todavía guardo esa carta”, asegura López.
“Que no existan futbolistas profesionales homosexuales en España es extraño, porque seguro que los hay, pero lo que es más extraño es que no los haya ni siquiera en las categorías base”, concluye Tomillero: “Aunque tampoco hay árbitros ni entrenadores. Es porque tienen miedo… pero ese miedo tiene que ir desapareciendo. Yo podré haber sido el primero, pero no seré el último”.
Este artículo es un adelanto del documental ‘Fútbol y homofobia’, que analiza el silencio de la homosexualidad en los campos de fútbol españoles. ‘Fútbol y homofobia’ se emite la madrugada del jueves 15 de diciembre al viernes 16 de diciembre a las 00:30h en DIARIO VICE, un programa que se emite en Canal 0 de Movistar +.