En Cali, unos animales se salvaron de la eutanasia por una petición online

En 2010, los videos de Ana Julia Torres besando a Júpiter, un león maltratado al que había rescatado hace 12 años de un circo ambulante, le ablandaron el corazón al país. Desde entonces, y con todo el bombo que le hicieron en medios nacionales e internacionales, Villa Lorena —el refugio que Torres fundó hace más de 25 años en el barrio Floralia, de Cali— se volvió un ícono animalista y una metáfora viva de las cicatrices no humanas de la violencia en Colombia.

Además de Júpiter, Torres alcanzó a albergar en sus instalaciones a más de 800 animales: unos decomisados por tráfico ilegal de fauna silvestre, otros rescatados de circos, y algunos más recuperados de los inventarios personales de narcos vallunos y líderes paramilitares. Los especímenes de Villa Lorena se volvieron celebridades nacionales, como Yeyo, un mono araña que fue rescatado de los abusos y golpes brutales de un borracho, o Danny, un tigre de bengala de un excomandante paramilitar del Magdalena Medio que, según sus cuidadores, solía comer la carne de sus enemigos muertos en combate.

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Pero las buenas intenciones de Torres no fueron suficientes. En 2013, la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y Agrarios ordenó a la ciudad adelantar las medidas administrativas, técnicas y presupuestales necesarias para disponer de un mejor sitio de albergue para los animales maltratados. Y, como resultado de una inspección al lugar en conjunto con el Dagma (el Departamento Administrativo de Gestión Medio Ambiente de Cali), se determinó que el sitio no contaba con las “condiciones ideales” para la conservación de esa fauna. La consecuencia: al final de ese año, las autoridades prohibieron a Villa Lorena recibir más animales y le decomisaron más de 179 ejemplares por considerar que “vivían en condiciones inadecuadas”.

Ana Julia Torres en compañía del famoso león Júpiter | Foto: Still vía YouTube

Las tensiones comenzaron a crecer entre los encargados del albergue y las entidades estatales. María Eugenia Torres, administradora del refugio, dijo que el lugar se había creado porque Cali no disponía de ningún otro sitio para darles albergue a animales enfermos, maltratados o abandonados y que, de hecho, Villa Lorena había estado cumpliendo con labores que le correspondían al Estado. Las voceras del refugio recordaron que muchos de los animales que cuidaban habían llegado por la vía de entidades ambientales oficiales y de la misma Sijín.

Después de esa primera intervención, el amplio catálogo de huéspedes —que incluye los viejos ocelotes de alias ‘Jabón’, una tigresa ciega, un puma amputado, tigres a los que los circos les extirparon dientes y garras, tortugas con malformaciones, chimpancés y babillas— quedó en la mira del Dagma. Y, después de dos años de inspecciones y tras la fuga de un chimpancé en diciembre de 2016, las autoridades volvieron a encender las alarmas.

Hasta que reventaron.

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En mayo de este año, el desbordamiento del río Cauca y las inundaciones sobre el jarillón de Floralia, el área donde está ubicado el refugio, dejaron en situación crítica a dos pumas y dos ocelotes de Villa Lorena. Además, Luis Alfonso Rodríguez, que asumió la dirección del Dagma en 2016, detectó fallas en el funcionamiento de las instalaciones y supuestos incumplimientos de las normas vigentes. Entre ellas, la falta de un registro para la tenencia de fauna silvestre y la autorización necesaria para operar como centro de rescate de animales. Después de un informe técnico, en una resolución emitida el 15 de mayo de 2017, el Departamento concluyó que todos los animales albergados en Villa Lorena debían ser liberados y reubicados.

Con el ánimo de encontrar las condiciones óptimas para la fauna silvestre que debía ser reubicada, el Departamento ordenó liberar al 70% de los animales de Villa Lorena, que es el porcentaje de ejemplares que está en condiciones de volver a su hábitat natural. El problema vino con el 30% restante, que incluye a los animales enfermos o con discapacidad, que no pueden vivir de nuevo en la naturaleza. Además de una reubicación a lugares que sí cumplieran con las condiciones normativas (a través de las corporaciones autónomas ambientales de Cesar, Magdalena y Valle del Cauca), la resolución ordenó “que se practique protocolo de eutanasia a los especímenes relacionados a continuación (…)”. Y, luego, enlistó siete animales; entre ellos, dos tortugas, un mono araña, un puma, un león y dos tigres.

Imagen: Still vía YouTube

Ese punto de la resolución levantó ampolla entre los defensores de los derechos de los animales, las dueñas del refugio y algunos líderes políticos. Por ese apartado, desde organizaciones animalistas hasta Roy Barreras le cayeron encima a las autoridades caleñas. Una oleada de tweets, presiones, insultos y verdades a medias propiciaron, incluso, ataques personales en redes contra los directivos del Dagma, en los que los tildaban de “asesinos” y hasta pedían “la eutanasia” de Janeth Alegría, subdirectora de Calidad Ambiental y una de las fuertes voceras de la institución.

Luz Nancy Cardona, voluntaria de Villa Lorena, lanzó una petición en Change.org titulada “Salvemos a los animales del Refugio Villa Lorena en Cali”, en la cual se solicitaba a las autoridades mantener a los 227 animales en el refugio y evitar su posible eutanasia. La petición, sumada a que hasta este martes las representantes del refugio podían interponer un recurso de reposición para responder a la decisión del Dagma, volvió a poner la foto de Torres con el león en las primeras planas de los periódicos nacionales. Motivó, incluso, un plantón animalista en Cali la semana pasada porque, según el refugio, la institución no había respondido a sus derechos de petición.


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Tras una enorme presión mediática y después de que las peticionarias consiguieran más de 35.000 firmas en la causa, este lunes 17 de julio ocurrió un desenlace favorable. Gracias a la iniciativa #CausasCiudadanas, liderada por Luis Ernesto Gómez, viceministro del Interior —que busca incentivar la participación ciudadana siguiéndole la pista y asesorando causas que superen los 20.000 apoyos en redes sociales—, los peticionarios y representantes de organizaciones animalistas se sentaron ayer con las autoridades del Dagma y de la Alcaldía de Cali.

En ese encuentro, el viceministro Gómez consiguió que Rodríguez, director del Dagma, abriera un espacio en su despacho para escuchar y negociar Fundación para la Defensa de los Animales del Refugio Villa Lorena, que es la entidad que administra el lugar. También estuvo presente la dueña del refugio, Ana Julia Torres, así como colectivos animalistas como la Fundación para la Liberación Animal de Cali, la Patrulla de Defensa Animal y la ONG Paz Animal.

Reunión de concertación en el Dagma. Foto: Cortesía de Arturo López | Alcaldía de Cali

A pesar de las evidentes tensiones y diferencias en objetivos (incluso entre los mismos peticionarios), las representantes de la causa liderada desde internet lograron llegar a acuerdos con las autoridades ambientales. Después de dos horas de conversación se emitió un acta en el que se concertó que ningún animal será sometido a la eutanasia y que todos los ejemplares serán reubicados.

Estos fueron los acuerdos que firmaron el viceministro Gómez, Ana Julia Torres y Luis Alfonso Rodríguez, director del Dagma:

  1. Liberación del mayor número posible de animales a su hábitat natural a través de la Operación Volver a la Libertad 3 de Dagma, la CVC, Corpocesar y Corpmagdalena y de acuerdo a la valoración de las especies.
  2. El Dagma llevará a cabo un proceso de reubicación de 69 animales velando en todo momento por el bienestar de estos (…)
  3. Se elimina la posibilidad de eutanasia en todo caso.
  4. Los procedimientos de valoración, liberación y reubicación de los animales tendrán un seguimiento y acompañamiento de la ciudadanía y el Ministerio del Interior.

De aquí en adelante, queda esperar la resolución del recurso de reposición y esperar a que la liberación y reubicación de los animales comience. El Ministerio del Interior funcionará como garante de los acuerdos, seguirá y acompañará el proceso de liberación y reubicación.Y, si todo sale bien, los animales silvestres y exóticos no van a tener que pasar por más violencias: esas que los obligaron a vivir en el refugio Villa Lorena de Cali y no en sus hábitats naturales.


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