Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Cuando me encuentro en un estado de pánico total, con la ansiedad a tope, siempre escucho una canción, una canción que sé que me rescatará de la miseria y presionará el botón de reinicio en mi cerebro: “Omohupa”, de The Otarus. Esto no tiene nada que ver con lo que trata el tema. No hay un estribillo relajante que me diga que todo va a estar bien, ni una línea que me recuerde qué tan buena es la vida conmigo o qué tan peor podría estar. De hecho, es todo lo contrario: “Omohupa” me tranquiliza, en gran parte, porque no entiendo ni una sola palabra de la canción.
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No tengo idea en qué idioma está escrita esa canción; después de tratar de descifrarlo durante años, mi mejor suposición es que podría ser Yoruba. Cuando la escucho, dejo de pensar en palabras: absorbido por un lenguaje que no puedo comprender, incapaz de siquiera tratar de procesar lo que se canta, mi mente se queda en silencio. Ese silencio dura el tiempo de ejecución de tres minutos y medio de la canción. Una vez que termina, ya no tengo tensión en los hombros, desaparece la opresión en mi pecho y me siento bien de nuevo.
Mientras buscaba otras canciones que pudieran tener el mismo efecto en mí, descubrí que las que realmente funcionan se cantan en otro idioma. Francés, español, portugués, igbo, no importa, siempre y cuando no lo entienda. Estas canciones me dan un breve respiro del pensamiento constante. Nunca he sentido nada más relajante que eso.
En este momento de confinamiento, donde estamos atados a nuestras pantallas, inundados de correos electrónicos, textos, artículos y mensajes, no hay mejor manera de escapar de todas esas palabras que escuchando música en un idioma que no entiendes. Inténtalo. Ya sea que estés agotado al final de un largo día de trabajo, o abrumado por vivir con tu madre por primera vez en ocho años, es probable que te sientas un poco mejor, aunque solo sea por un momento.
Si estás buscando por dónde empezar, intenta con esta playlist de Noisey:
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