Antropotrip es un registro y reconfiguración audiovisual de Tijuana que se presenta desde hace cuatro años como live cinema. El trip tiene al menos tres paradas: la ciudad laboral, la ciudad lúdica y la ciudad mediática, todas cruzadas por una condición fronteriza cabrona, con contrastes de poder económico, político y cultural. El espacio urbano se muestra a la vez como zona de party y law & order, encuentros y broncas, redes y choques, “materializando algunas contradicciones del statu quo global”, explica su creador José Luis Martín.
El proyecto, confiesa, tiene “cierta crisis de identidad estética”. Su formato ha integrado desde la mezcla de imágenes y música en directo hasta la lectura en vivo o en voz en off de textos literarios. Por eso no saca de onda que igual sea invitado tanto a una muestra de cine documental o a una galería de arte, como a un festival de la cerveza o a uno de música electrónica —como esta vez en Mutek, donde toca mañana en Cine Tonalá (el evento comienza a las 2 pm y Antropotrip toca a las 7 pm).
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Sus visuales cruzan el vjing con el cine de no-ficción. Recordemos que José Luis —a.k.a. Wicho— era conocido desde 1999 como vj Mashaka en el Colectivo Nortec Visual. Además, Antropotrip siempre ha gustado verse como una sinfonía urbana a la manera de las popularizadas hace casi un siglo por compas como Vertov, Vigo o Ruttman.
Por otro lado, la musicalización estuvo a cargo en sus primeros años por Guaycura Sounds, la banda de rock progresivo a la que Wicho pertenecía. Después, en una decisión creo que acertada, su soundtrack fue haciendo el giro hacia la música electrónica, utilizando ahora la música del mítico sello tijuanense Static Discos.
Todo este mash-up de géneros, formatos y disciplinas hacen pensar a Antropotrip, según palabras del mismo Wicho, como un “documental expandido” o, quizá mejor, como un “performance audiovisual en directo”. A eso cabe agregar que el proyecto gusta de replantear su set audiovisual y sus inputs creativos, por lo que de 2009 a la fecha lleva ya algunos avatares reconocibles que revisaremos con calma.
Sobre eso y otras cosas, platicamos con Wicho a un día de su presentación en Mutek México. Las respuestas, sobra decir, fueron inteligentes y reveladoras. Acá lo que nos dijo:
¿Cómo ha cambiado el proyecto a lo largo de cuatro años?
He desarrollado por lo menos 3 versiones de Antropotrip, cada una con variantes entre cada presentación, y cada una ligada a un soundtrack, a una alineación y a unset up específico, siempre con la colaboración de amigos compositores, realizadores y escritores.
Lo que se mantiene como constante es el registro de la vida cotidiana en la ciudad en relación a lo lúdico, lo laboral, lo mediático y un cuarto aspecto que inevitablemente salta a la vista: la movilización social. A partir del archivo audiovisual que levantamos siguiendo dicha perspectiva, construimos un discurso que hace referencia a la frontera y al espacio público como ámbitos marcados por contradicciones sociales, tensiones y contrastes culturales.
¿Cuáles han sido sus etapas?
En la primera etapa del proyecto, entre 2009 y 2011, la música era ejecutada en vivo por Guaycura Sounds cuarteto instrumental en el que fui bajista hasta el 2012. Entonces, yo tocaba el bajo en vivo; Iván Díaz era realizador y vj; José Inerzia, diseñador sonoro; Sergio Brown, realizador y post productor; nuestro querido Rafa Saavedra (Q.E.P.D.) leía sus textos; Heriberto Yépez aportaba lecturas pregrabadas, que utilizamos como voz en off; y en ocasiones nos acompañaba Saulo Cisneros, también diseñador sonoro.
En la segunda etapa, entre 2011 y 2012, busqué reducir la alineación porque resultó imposible mover a 8 o 9 personas a otras ciudades, otros países. Era demasiado caro para un proyecto poco conocido, y poco comerciable. Entonces tuve el apoyo de Melo Ruiz (ex Fussible, del Colectivo Nortec) para generar un soundtrack electrónico, en el que participamos Daniel Reveles (Guaycura Sounds) y yo con guitarra y bajo, respectivamente. A esta versión le fui agregando secuencias de video que grabé por mi cuenta justo en épocas preelectorales, durante diversas manifestaciones, para presentarla en Ambulante Morelia junto a José Inerzia, con un lineup de dos audiovisual jockeys.
En la tercera y actual etapa, del 2012 a la fecha, me mudé a la Ciudad de México, donde el proyecto ha tenido mayor movilidad y donde han colaborado Ricardo Guzmán (Dubatonik) y Carlos A. Gutiérrez Vidal (Drugs Made Me Smarter), uno como dj y otro como productor musical. A veces me presento acompañado por alguno de ellos, a veces me presento solo, como audiovisual jockey, con un soundtrack que aporta Static Discos, incluyendo música de Kampion, Machino, Federico Crespo, Latinsizer e incluso Clorofila, del Colectivo Nortec. He complementado esta tercera versión con registro audiovisual de manifestaciones acá en el D.F., con otros textos que Rafa Dro publicara en su muro de Facebook, con fragmentos de entrevistas realizadas originalmente para el largometraje Vivafamilia (aún en proceso) y con mi archivo de video doméstico que ya cumplió sus XX años.
Siento que el producto final va adquiriendo así elementos que lo acercan, tal vez, al cine-ensayo y, sin duda alguna, a lo que suele nombrarse como documental poético. Además, decidí volver a mis raíces vj en el tratamiento visual, jugando una vez más con la superimposición y el filtraje de las secuencias visuales, así como con el tiempo del montaje. Antropotrip ha tomado un viraje un poco más frenético y creo que tiene que ver con el entorno en el que me encuentro hoy día, sin duda intenso. Por cierto, esta ciudad ha servido como catapulta hacia otros espacios de exhibición: aquí mismo, en Roma, Buenos Aires, Cali y, al parecer, otras ciudades, otros países, durante el 2014, para lo que ya estamos pensando en la siguiente versión, así como en otras colaboraciones.
¿Por qué consideras que es relevante un registro audiovisual de Tijuana? ¿En qué sigue siendo singular Tijuana en el mundo actual globalizado?
En términos muy generales, cualquier registro audiovisual de Tijuana puede fortalecer la construcción de una memoria histórica, influir en procesos de construcción identitaria, tal vez, o aportar una base de datos que sea susceptible de un futuro análisis social, desde la sociología o la antropología audiovisual, una propiedad del audiovisual que me parece importante. Pero, sobre todo, cualquier registro audiovisual puede servir como herramienta retórica, como elemento discursivo acerca del mundo histórico o, si prefieres, del mundo real.
De todas las singularidades tijuaneras, en términos (post)cinematográficos, me interesan ahora dos. La primera es que el anchor point o anclaje de mi principal historia está allí, y que, han quedado rastros digitales en forma de videos grabados de mi experiencia de vida intensa, nocturna y pachanguera desde hace XX años. Mi archivo doméstico es un elemento que va tomando un lugar cada vez más importante en Antropotrip y que contrasta fuertemente con el otro aspecto que mencionaré.
Como todos sabemos, Tijuana se enfrenta a uno de los 14 muros que en el mundo dividen fronteras y, de todos ellos, ese —al que a veces ni observamos por tal costumbre de verlo— es el más militarizado, el que cuenta con la mayor inversión de tecnología bélica, superando incluso al Muro de Berlín, según el republicano John McCain, quien por supuesto lo presume como garantía de seguridad para Estados Unidos.
Nada nuevo en este argumento, pero no lo planteo desde una lógica de tendencia o de moda. Creo, pues, que ese muro representa una arquitectura de semántica brutal (¿qué diría Foucault?, ¡ja!), y creo que vale la pena seguir dialogando al respecto. Creo que en Tijuana se hacen visibles algunas contradicciones de las lógicas que dominan el globo, en el que fluyen mercancías o se criminaliza el tránsito humano a conveniencia.
Desde el clásico recurso de la yuxtaposición, lo que hago es combinar algunos aspectos de estas dos singularidades, y referirme entonces al contexto fronterizo y al espacio público como un ámbito marcado por las tensiones sociales y los contrastes culturales.
¿A qué se debe que últimamente (al menos desde tu show en Roma) has utilizado imágenes de protestas políticas en la Ciudad de México?
Migré hacia la Ciudad de México hace poco más de un año y me instalé en un departamento sobre Eje Central, en el primer cuadro de este Centro Histórico (histérico, podemos decir), así que aproveché para continuar la documentación de movilizaciones sociales que venía realizando en Tijuana desde finales del 2011. Decidí incluir las imágenes del 1º de diciembre del 2012 porque representan bien el argumento de que hay una batalla campal, literalmente, librándose en las calles de esta ciudad y de este país, y parece que la polarización del mismo va en ascenso, al igual que la violencia, el hartazgo, el descontento… Acá me encontré con otros aspectos de la tensión social que caracteriza a este país y, al parecer, a este mundo a principios del siglo XXI.
Me interesa hablar de ello, proyectar secuencias que pongan el tema sobre la mesa, desde lo que considero una forma muy personal de cine artesanal, ya que está hecho sólo con una DSLR, una laptop y un proyector, o muchos, cuando hay. Un cine que no responde totalmente a la lógica industrial, ni a las convenciones formales del cine tradicional, pero que sí retoma las enseñanzas del cine experimental y del cine de no-ficción que viene del siglo XX y que se va transformando de acuerdo a mi propia experiencia de vida y al propio contexto abordado.
Peter Greenaway lleva años diciendo que el cine ha muerto, que es un medio que ya no define al siglo XXI. ¿Coincides con él? ¿Qué futuro ves para el formato live cinema en este contexto?
Me parecen interesantes los planteamientos de Greenaway en relación a la muerte del cine y a las tiranías que habríamos de trascender para llegar a otros cines posibles. Sí coincido en que el cine va perdiendo relevancia cultural, sobre todo si pretendemos analizarlo desde sus formatos y convenciones del siglo pasado. Sin embargo, creo que no podemos subestimar el poder del audiovisual, así, en general. Basta ver el rol político que juegan las dos mayores empresas massmediáticas de este país y la relevancia que van cobrando los medios alternativos.
Pero, bueno, definitivamente es un referente importante el trabajo de Peter Greenaway para este proyecto, ya que estamos precisamente en la búsqueda de otro cine, a partir de este “monstruo” que no es ni documental, ni set de video jockey, ni concierto musical, sino todo lo anterior sumado a una intención post-cinematográfica que dirige su mirada hacia la no-ficción. En lo personal, es el futuro, por lo menos de mi historia con el live cinema. Pienso seguir este camino algún tiempo.
¿Qué música utilizarás para el show de Mutek este sábado?
En Mutek nos acompaña un soundtrack que Static Discos aporta a esta propuesta post-cinematográfica, con piezas de Kampion, Machino, Latinsizer y que complementamos con piezas de Drugs Made Me Smarter (del sello alemán Kreislauf) así como una rolita de Clorofila para no olvidar nuestras raíces nortecas, pues al final de cuentas, Antropotrip es una consecuencia de Nortec Visual, el primer colectivo de visualistas en Tijuana, en el que yo operaba bajo el seudónimo vj Mashaka.
Como verán, tendremos una “campechana sónica” con ingredientes que saben a downtempo, deep techno, minimal y hasta nortec, cerrando con la ácida intensidad del sonido de Pepe Mogt. Ya que mi producción y mi acercamiento a este festival es primordialmente visual, es con estas colaboraciones musicales que redondeo la propuesta de Antropotrip.
¿Anticipas algunos cambios a futuro para Antropotrip?
Antropotrip tomará una ruta más autobiográfica y más ensayística, en contraste con esta versión que tiene un fuerte tinte social. Se nutrirá de mi otro proyecto: Vivafamilia.