El rap llegó a nuestra lengua por un lugar poco glamuroso, pero el más obvio: la comedia. Los primeros “entertainers” del mercado hispanoparlante que vislumbraron las posibilidades del rap como una herramienta válida de comunicación, fueron comediantes. Tuvieron que pasar muchos años para que surgieran “rappers”. En tres regiones además perfectamente alejadas la una de la otra, sobre todo en esa época: España, Venezuela y México. El hecho de que hayan sido comediantes da cuenta de que se le tomó, en un principio, sin ninguna seriedad, fue poco entendido y, en todo caso, tratado exclusivamente como una moda pasajera. También que haya sido en esos tres lugares da prueba de que los tres tomaron la idea de una fuente en común anterior: “Rapper’s Delight” y de la impronta indeleble que dejó esta rola en el inconsciente colectivo del pop moderno. Y también, de que nada es lo que parece.
“Rapper’s Delight” de Sugar Hill Gang fue lanzada en Estados Unidos en septiembre de 1979. Aunque no es la primera canción de rap grabada, es a la que tradicionalmente se le da el crédito como la que prendió la mecha, puso al hip hop en el mapa y realmente dio a conocer el rap a nivel global. Y en todo caso, es la segunda rola de rap grabada. El crédito a la primera canción de rap en haber sido grabada es para “King Tim III (Personality Jock)” de una banda de funk y disco de Brooklyn llamada Fatback Band. Este fue en realidad el lado-B de un sencillo llamado “You’re my Candy Sweet”, estrenado en marzo de ese mismo año sin causar el revuelo que “Rapper’s Delight”. La verdad es que para Fatback Band esa rola era un intento modesto por copiar, lo que era en ese momento, algo radicalmente novedoso. Como no sabían bien cómo hacerlo ni qué esperar, lo trataron como contra cara de un sencillo. Es justo decir que a “King Tim III” tampoco es que le haya ido nada mal, tomando en cuenta lo dicho: pasó once semanas en la posición 26 de las listas de popularidad del R & B y le permitió a su banda expandir su carrera a más de tres décadas. Para haber sido un experimento, fue lo suficientemente acertado.
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Escucha “King Tim III (Personality Jock)” abajo:
Como nota incidental pero que también ayuda a ilustrar los entramados reales de la historia de la música popular, Gerry Thomas, tecladista de The Fatback Band, en esa década también tocaba el piano y la trompeta con The Jimmy Castor Bunch, responsables de otra piedra angular en la historia del hip hop: “It just begun”, del disco homónimo de 1972, uno de los himnos que originaron la cultura del b-boying y la de los breaks. Es interesante el pie de página porque alguien como Gerry Thomas, al hacer esta música no tenía idea de que lo que estaba pasando en la realidad: le estaba dando la materia prima a unos adolescentes del Bronx para que crearan lo que se convertiría en una de las estéticas hegemónicas de la cultura popular moderna y una industria multimillonaria del futuro cercano. Por supuesto, nunca recibió ningún tipo de crédito ni de regalías ni nada, por haber ayudado a originar el hip hop.
Cala “It just begun” acá:
No fue sino hasta “Rapper’s Delight” que la tierra comenzó su metamorfosis para convertirse en un planeta hip hop. Y en ese sentido, sucede exactamente lo mismo entre los adolescentes del Bronx y Gerry Thomas que entre los adolescentes del Bronx y Sugar Hill Gang y que entre Sugar Hill Gang y gente como Memo Rios o Perucho Conde: uno no sabe para quién trabaja. Y copiar es súper válido carnal, que no te digan nunca otra cosa. Lo que no se vale, es copiarle la visión a alguien más. Porque copiar, en todo caso es inevitable.
Entre muchas de las experiencias que ilustran en todo su esplendor el impacto que tuvo “Rapper’s Delight” está una de Nelson Geroge, una de las vacas sagradas de la literatura especializada en música popular negra desde hace décadas, que es la que más elocuente me resulta. Lo que más le impactaba a George no era que fuera una canción donde NADIE CANTARA y que sólo pues… sí, rapearan, ni que la gente saturara las líneas telefónicas de las estaciones de radio demandando que la pusieran, ni que las estaciones accedieran a ello. No, de lo que George no daba crédito es que pusieran completa una canción que duraba 14 minutos, terminara y que la volvieran a poner completa de nuevo. Media hora en tiempos radiofónicos es un chingo. El ejercicio se repitió durante semanas. Es un fenómeno único en la historia de la radio. “Rapper’s delight” llegó al número 36 del top cien de Billboard, fue el primer Extended Play de 12′ en llegar al top 40, lo que en sí mismo inaugura una época y la primera canción de rap en ser certificada como diamante (más de cinco millones de copias vendidas).
“Rapper’s Delight” fue grabada en una sola toma por un grupo creado ex professo para la ocasión y ninguno de los involucrados, ni los MC’s, ni los músicos ni la productora ni la disquera, formaban parte de la vieja y original escuela del Bronx, sino que lo copiaron. No sólo eso, lo copiaron con el fin de explorar las posibilidades comerciales de lo que, en ese momento era una nueva moda en el Bronx. Es decir, el primer sencillo de rap de la historia es también una fabricación sin un sólo miligramo de autenticidad en su manufactura. Los tres MC’s la primera vez que rapearon frente a alguien, fue cuando se metieron al estudio a grabar. La primera vez que rapearon frente a un público, fue dos semanas después de lanzada la rola. El verso entero de uno de ellos, Big Bank Hank, fue robado de la libreta de rimas de Grandmaster Caz, uno de los más grandes MC’s de la vieja y original escuela del Bronx y nunca recibió el crédito ni vio un sólo centavo por ello.
Supuestamente Big Bank Hank era bouncer en uno de los clubs de moda y la medio hacía de manager de Grandmaster Caz y su crew, The Cold Crush Brothers. El otro alias de Caz era Casanova Fly. El hurto quedó grabado en el mismo verso, cuando Big Bank Hank deletrea claramente su alias: “Well, I’m the C-A-S-A-N-O-V-A and the rest is F-L-Y”. Cuando se estrenó la rola, todo el mundo en el Bronx corrió a felicitar a Grandmaster Caz por su éxito en la radio, pero una y otra vez tuvo que repetirle a los entusiastas que no era él, que se habían robado sus rimas. Es un punto neurálgico este, no sólo tomando en cuenta que la credibilidad, la autenticidad, lo genuino y lo real, son conceptos alrededor de los cuales ha girado el hip hop desde hace décadas, sino sobre todo porque esta rola fue la que influenció a todos los que vinieron después y su importancia en la historia de la música popular es absolutamente innegable. Es decir, no importa que haya sido un robo: en un mundo paralelo, los involucrados lo volverían a hacer, una y otra vez y seguiría siendo la mejor movida de sus vidas. Les seguiría dando un papel indiscutible como pioneros. Es algo que nadie puede cambiar.
Escucha abajo en su versión original de 14 minutos “Rapper’s Delight”:
Hacer todo este preámbulo para hablar de los orígenes del rap en español, es relevante para reivindicar el papel de los comediantes como pioneros de la forma. Arévalo en España, Memo Ríos en México y Perucho Conde en Venezuela hicieron básicamente lo mismo: rapearon encima de la pista más similar a “Good Times” de Chic que pudieron. Es decir, fueron los únicos que se atrevieron a copiar lo que escucharon en “Rapper’s Delight”. Y si “Rapper’s Delight” era una copia, copiarle a la copia, no sólo es válido, es visionario. Sobre todo, porque el rap aún no le pertenecía a nadie. En ciertos sentidos, era mucho más libre que ahora. Es un prejuicio decir que estos no fueron pioneros o que no “eran reales” o que no eran “raperos”, sólo porque no lo hicieron según lo que se supone que debe ser el hip hop. Sería tan absurdo como decir que Sugar Hill Gang no tiene un papel en la historia del hip hop. La bola ya había sido echada. El robo de un robo tiene cien años de perdón. Etc. Además, aunque los resultados fueron sumamente diferentes, a los tres se les sigue recordando por sus raps. Así que es lo mismo: si tuvieran que hacer las cosas de nuevo, seguro que no dejarían tomar la decisión de inaugurar el rap en su lengua. El sólo hecho de que se les haya ocurrido y lo hayan llevado a cabo, ya es mérito suficiente.
El crédito a la primera rola de rap hecha en español va a Perucho Conde con “La Cotorra Criolla” de 1981. De las tres exploraciones, es por mucho la mas afortunada y la única realmente relevante.
Cuando llegó “Rapper’s Delight” a Venezuela, le apodaron a la incipiente manifestación verbal “cotorra”. O sea, le pusieron “cotorras” a los raps. Por eso Perucho hizo una “Cotorra criolla”. No fue por los loros homie. Es algo similar al nombre bajo el cual tradujeron “Rapper’s Delight” en su edición de vinilo mexicana: “El cotorreo”. Es curioso: cotorreo y cotorra son fonéticamente casi que indistinguibles y su relación con “rapper” es meramente intuitiva: un sonido fricativo que comparten las tres palabras por la presencia de “erres” y un devaneo semántico entre lo onomatopéyico y algo evocativo de la fiesta. Todo esto ilustra lo marciano que era en esa época para las sociedades hispanoparlantes el rap. Ni siquiera sabían cómo nombrarlo. Para eso tendría que pasar más tiempo. Como también tendría que pasar más tiempo para que alguien se definiera a sí mismo como rapero en ese contexto. Al menos otros cinco años.
Perucho Conde llevaba un par de décadas como comediante para cuando en 1980, Chuto Navarro, el presidente de PROMUS, Promociones Musicales, una disquera de variedades en Venezuela, le propuso que hiciera una “cotorra” pero en español, una “cotorra criolla”. Perucho era para ese momento una de las figuras estelares de la televisión venezolana, y con esta rola internacionalizó su fama e inmortalizó su nombre. Cuando salió al mercado, “La Cotorra Criolla” se convirtió en el primer éxito comercial de un comediante venezolano, se tocó de Cataluña a Coahuila y de California a Santiago de Chile y lo llevó a Sábado Gigante en Chile. Fue un éxito sin precedentes en su carrera.
Lo más chingón de “La Cotorra Criolla” es que es buena la rola. Primero que nada, presenta algunas técnicas que después se estandarizarían en el rap: empieza con un rewind y luego tira un hook. Acto seguido entra un Perucho con barras y tira un verso como de cuatro minutos que describe la realidad socioeconómica de la clase media baja en la Caracas de la época, haciendo gala de flows y estructuras, al menos prototípicamente. Recordemos que 1980 era una época en la que sólo a un comediante, en la mayor parte del contexto latinoamericano, se le permitiría decir lo que Perucho dice “La Cotorra Criolla”. Es un poco lo mismo que, por ejemplo, Chava Flores muchos años antes: por ser “chistosos” se les permitió en su música hacer críticas sociales que a otros artistas les hubieran salido muy caras. Así que la letra de “La cotorra criolla” no sólo es interesante desde el punto de vista técnico, sino que el cabrón sí está diciendo cosas. Por eso, como en el caso de muchas rolas de Chava Flores, “La Cotorra Criolla” se mantiene vigente.
Sin duda, esta historia pone en crisis el “mantenlo real” de los rappers. No que lo desmantele, simplemente lo dota de una complejidad que la mayoría de las veces soslayamos y nos hace repetir, una y otra vez, estereotipos sin preguntarnos por qué seguirlos, de dónde vienen y a qué responden. El rap es una herramienta que puede ser utilizada del modo que sea y cuestionar esto debería ser la primera responsabilidad del hip hop head. Para un rapper inteligente, existen muchas lecciones que se pueden aprender de Perucho Conde, más ahora que todos rapeamos y existe un robusto caldo de competencia. Vivimos en una época en la que que la mayoría de las veces, el rap ya no tiene algo que ver con la forma, sino se convierte en un abrevadero de falsas razones y malas intenciones.
Memo Ríos estrenó al año siguiente que Perucho Conde el tema inmortal “Memo Cotorreo”, que era un modo de decir en el título de su rola exactamente lo mismo que Perucho en “La Cotorra Criolla”. Es “el cotorreo” de Memo, porque “el cotorreo” fue el nombre que le dieron en México al rap en general y en particular a “Rapper’s delight”, al menos en esas primerísimas épocas. Muchas veces también recibe el crédito como la primera rola de rap en español. Nótese que se llama casi igual que la de Perucho, pero a diferencia de esta, sólo va de cábula. Supongo que hay que darle también el crédito por tirar las primeras punchlines del rap mexicano. Me gusta en particular la parte de “Parangaricutirimícuaro” en inglés.
Arévalo es más plano y su rap es el más chafa de los tres en todos sentidos. El bato hacia chistes sobre gangosos y homosexuales, y “Qué va qué va” no es la excepción. Fue un recurso más para decir sus mismas rutinas, que me molestan en sí mismas, así que me da weba. Mejor escúchenlo.
Por último, otra rola que me interesa particularmente de esta época, que presenta elementos raperos y que es una copia de algo también, es “No te aguanto más” de Objetivo Birmania, una rola pop de 1984 en donde rapea una morra y se roban enterito el hook de “The Message”, de 1982, un track hecho por Melle Mel, pero que aparece siempre como hecho por Grandmaster Flash & The Fourious Five, aunque esa es OTRA historia.
Escucha el tremendo pedazo de tema que es “No te aguanto más” y replantéate tus prioridades como rapper, homie.
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