Todos tenemos ese amigo que nos enseña los rincones más desconocidos de internet, avanzándose a cualquier moda o fenómeno viral. Esa persona nos introdujo antes que nadie al mundo de Silvia Charro y Simón Pérez, o nos mostró por primera vez el meme de Distracted Boyfriend o el vídeo de Albert Rivera en el que parecía que pillaba coca.
El caso es que en VICE, como no podía ser de otra forma, también tenemos a una persona así, el timonel de los memes, y fue él quien hace unos meses nos abrió las puertas al Instagram de Javier Regueras, un mundo extraño, febril, encantador y sorprendente.
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La primera vez que uno visita este perfil le invade una sensación contradictoria. Por un lado surge la adictiva interpretación irónica de todo el asunto como un espectáculo kitsch y feísta; pero por otro lado, la insistencia imparable de su método de trabajo hace que sucumbamos con respeto ante esta figura llamada Regueras.
Javier atiborra su Instagram con montajes en los que aparece un elemento principal —animales, paisajes, criaturas mágicas, edificios o el Athletic de Bilbao— y lo acompaña SIEMPRE con una imagen incrustada de su propia cara, como filtrada con un efecto de pintura.
Los collages se mueven en el terreno de lo excesivo, siendo casi como una caricatura de ellos mismos. El uso de los difuminados, degradados y transparencias convierte cada montaje en una suerte de poema visual que pervierte las nociones estéticas y cambia las coordenadas de lo ordinario, obligándonos a plantearnos si este ejercicio formal es fruto de una broma contra todos nosotros, contra todo. Regueras navega entre la inocencia de esas imágenes que nos mandan por WhatsApp nuestras madres con frases de Paulo Coelho y los ejercicios de surrealismo pop de Mark Ryden.
Porque lo fascinante de Regueras no es precisamente la sugerente y exagerada propuesta formal, lo que insufla vida a estas imágenes es la perseverante presencia del rostro del autor, con esa mirada tremendamente triste, con ojos como agujeros hacia el más absoluto vacío. El juego de Regueras es convertir el barroquismo y la parodia en el continente de la melancolía más fría y afilada que nunca podrás encontrar en esta hipócrita red social, inundada de máscaras que pretenden pasar por reales y se intentan vender como reales. Precisamente, en este caso, Regueras pone en evidencia la máscara —la hipérbole del pastiche pasteloso— para contarnos su gran verdad, para mostrarse en plenitud.
Esta presencia eterna de su rostro nos parece indicar que, sea donde sea —ya sea en mundos fantásticos o en grandes rascacielos— Regueras siempre vivirá bajo su propia mirada, bajo su propia mente, acompañado por sus propios demonios.
Observando con calma y respeto estos montajes llegaremos al corazón de un hombre que intenta resurgir de las cenizas, un hombre que construye con sus manos las escaleras que poco a poco le sacarán del infierno.
Decidimos hablar con Javier para saber más de su obra, su método y su vida.
VICE: Javier, ¿eres de verdad? A veces tengo la sensación de que detrás de tu Instagram hay una persona o un grupo de gente troleando internet.
Javier Regueras: Detrás de esto solo estoy yo.
¿De dónde sale tu pasión por hacer estos montajes?
Mi pasión por los montajes sale de que me encanta la fotografía.
¿Qué quieres transmitir al poner tu cara en todas estas imágenes? Es como si tu figura fuera un narrador omnipresente de la existencia, una especie de Dios o algo.
No quiero transmitir nada con mi cara, es simplemente como una marca de agua.
Es que da que pensar. ¿Tu presencia continuada en las imágenes es una forma de explicar que el mundo lo percibimos desde la cárcel de nuestras propias mentes?
No hay nada que pensar, yo hago esto por diversión y para mi entretenimiento. Ni busco seguidores ni nada, solo es mi mundo. No sé cómo se ha llegado a esto, tengo 250 seguidores a los cuales agradezco su interés pero yo no buscaba nada.
Hay como una tristeza intrínseca en todas tus obras. ¿Quieres retratar la amargura de la humanidad?
Mi cara refleja mi estado de ánimo, cosa que no voy a comentar.
Utilizas elementos que vas repitiendo, como monos, edificios altos, leones, paisajes, atardeceres, naturaleza, seres mágicos, el universo, la dualidad (yin-yang, ángeles-demonios)… ¿qué significan para ti todos estos elementos?
Los elementos que utilizo son los que, en definitiva, me llenan de algún modo.
Veo que haces trabajos por encargo. La gente te hace peticiones en los comentarios y tú les publicas un collage. ¿Haces estos trabajos por amor al arte o les cobras algo?
Los trabajos los hago por amor al arte. Si cada persona dedicara cinco minutos al día a hacer feliz a otra persona esta vida sería mejor.
¿Cuánto podría llegar a costar un montaje tuyo?
No sé cuánto podría costar un montaje mío. Los hago sin ánimo de lucro.
¿Cuál consideras que es tú mejor obra?
Mi mejor trabajo son todos. Son como si fuesen mis hijos, los quiero a todos por igual.
¿Por qué no permites compartir tus publicaciones? Veo que en Instagram no pueden copiarse las URL de las imágenes.
No sé si se pueden compartir o no, no me preocupa demasiado. Si el trabajo es mío, es justo que lo publique yo.
¿Cuánto tardas en hacer un montaje de los tuyos?
Depende de cada montaje, no hay un tiempo concreto. Pueden ser horas, minutos o días.
¿Qué programa utilizas para hacerlos? A veces sale el logo de algo llamado “Ultimate Photo Mixer”. ¿Cómo funciona?
No se trata de un solo programa, sería imposible. Yo trabajo con diez o doce diferentes y cada uno tiene su función.
¿Qué te hizo empezar con los montajes? Al principio, en tu Instagram, hacías muchos menos collages. Había fotos y montajes sencillos con mensajes filosóficos. ¿Qué te hizo cambiar y empezar a centrar tu cuenta en los montajes?
Nada me hizo cambiar, a lo mejor entendí que esto me hacía salir de mi lado oscuro y me ayudaba a aprender a cómo empezar a vivir de nuevo.
¿Cuál de estas tres cosas es la que te gusta más? El Athletic de Bilbao; el cine; o hacer montajes visuales.
Por este orden: mi Athletic, mis montajes y el cine.
Para terminar, te pasaré dos de tus montajes y quiero que me comentes algo sobre ellos.
El primero, ¿cómo titularías este montaje de arriba?
Sería como “Andar buscando una salida y tenerla delante y no verla”.
¿Qué significado tiene este?
Esta es como querer irte allí porque sabes que lo que quieres está ahí arriba pero lo ves como inalcanzable.
Genial, pues muchas gracias por contestar a nuestras preguntas, Javier.
Gracias a ti por tu interés hacia mí pero sigo sin entenderlo. Yo solo cojo imágenes que me llenan —y que han hecho otras personas fenomenales— y las junto con las mías. Creo algo que no creo que sea importante para nadie excepto para mí. Un abrazo, amigo. Cuídate.