No neguemos que hay una obsesión cultural con el fin de los días. Dedicamos incontables horas y energía creativa conceptualizando la destrucción del mundo. Pero imaginemos por una vez que los humanos sobreviven el apocalipsis zombie, la propagación de un súper virus o el catastrófico cambio climático ¿Cómo se vería el final si no fuera causado por nosotros?
La ciencia deja poco a la imaginación. Muchos sabemos que en billones de años nuestro pequeño planeta azul arderá cuando nuestro moribundo sol salpique ráfagas de plasma por todo el sistema solar. Pero ese dramático final es sólo el epílogo del final. Mucho antes que el sol chamusque nuestra superficie, la vida en la Tierra lentamente y a través de millones de años, se habrá apagado.
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“El final de la vida en el planeta Tierra se verá muy parecido a la evolución, pero en reversa” dice Jack O’Malley-James, un graduado de la universidad de St. Andrews en Escocia, quien podría ser descrito como PhD en el fin del mundo.
En una investigación de Julio pasado publicada en el International Journal of Astrobiology, y en un estudio anterior del 2013, O’Malley-James utilizó modelos computacionales para predecir como cambiará el clima de nuestro planeta durante los próximos billones de años, y que tipo de vida sobrevivirá hasta el amargo final.
En pocas palabras, esto es lo que va a suceder: a medida que envejezca el sol, su luminosidad se incrementará. Sentiremos estos efecto en cerca de un billón de años más, cuando el sol brillante comience a evaporar agua desde nuestra superficie. Dentro de la atmósfera, esta agua adicional actúa atrapando el calor del efecto invernadero. Esto comenzará un efecto que dará inicio al fin de la vida en la Tierra (si que nosotros no aceleramos el proceso).
Las altas temperaturas y las lluvias comenzarán a acelerar la meteorización de silicato en las rocas, permitiéndoles absorber carbono extra desde la atmósfera. En nuestro días el carbono eliminado a través de la meteorización de silicato es repuesto por la actividad tectónica. Pero a medida que los océanos comiencen a evaporarse, la fricción crecerá entre las placas. Eventualmente, creen los científicos, las placas quedarán trabadas en sus lugares, deteniendo el ciclo de carbono en la Tierra.
Estas son malas noticias para las plantas ya que requieren dióxido de carbono para hacer fotosíntesis.
“La continua baja en los niveles de CO2 eventualmente hará imposible la fotosíntesis en las especies de plantas superiores, resultando en el fin de la era de las plantas. La disminución de los niveles de oxígeno en las plantas junto a la desaparición de las fuentes primarias de alimentos llevará a la extinción de las especies animales, desde los largos vertebrados a los pequeños. Los invertebrados sobrevivirán más tiempo” escribió O’Malley-James.
Después que desaparezcan los insectos, el planeta Tierra volverá a ser de los microbios. En casi 1.1 billones de años más, las pequeñas criaturas que comenzaron la vida en nuestra pequeña roca serán los herederos del planeta.
En este punto es una carrera contra el reloj; la vida está en camino a la total aniquilación. La superficie de la Tierra seguirá aumentando mientras los océanos envían vapor al cielo. En 1.2 o 1.8 billones de años más, cuando las temperaturas alcancen 150 grados celsius, el planeta Tierra estará completamente esterilizado.
La mayor chance de obtener líquido para mantener la vida probablemente estará en las áreas que bordean los respiraderos volcánicos. Estos son mis candidatos número uno para el lugar donde se refugiará la vida.
Pero los microbios no se rinden tan fácilmente. O’Malley-James predice que algunos sobrevivientes encontrarán refugio en los escondites de la Tierra, donde las condiciones aun serán tolerables.
“Esta (futura) biosfera favorecerá a los organismos unicelulares y anaerobios con tolerancia para una o más condiciones extremas” escribió O’Malley-James.
¿Dónde buscarán refugio nuestros lejanos descendientes, los microbios? Cómo los Morlocks de H.G Wells, los futuro microbios se podrían retirar bajo la superficie. Las cuevas que mantienen el frío, o sea largos volúmenes de espacio bajo una estrecha entrada, actúan como refrigeradores al absorber el denso y helado aire mientras expulsan el que es liviano y caliente. Estos microbios también podrían bajar hasta la sub superficie. Los científicos saben que gran parte de la vida en la Tierra vive en la llamada “baja biosfera”, donde probablemente se alimentan de minerales inorgánicos, metano e hidrógeno.
La vida también puede huir hacia terrenos más altos. Muchas montañas se habrán desmoronado, sin actividad tectónica que las reponga. Las últimas montañas del futuro de la Tierra probablemente serán volcanes mantenidos por la convección de la roca fundida en el manto de la Tierra.
“La mayor chance de obtener líquido para mantener la vida probablemente estará en las áreas que bordean los respiraderos volcánicos” me dijo O’Malley-James. “Estos son mis candidatos número uno para el lugar donde se refugiará la vida.”
Y mi favorito: los microbios podrían subir al cielo. Nuestra baja atmósfera actual está llena de bacterias. Muchas son transplantadas desde otros entornos. Pero en la Tierra del futuro, los insectos con la capacidad de sobrevivir y reproducirse en nubes de agua pueden durar más tiempo que sus contrapartes terrestres.
O’Malley-James predice que durante los últimos billones de años la vida microbiana puede esconderse a medida que el planeta se cocina.
Esto es mórbidamente fascinante pero ¿Hay alguna razón para ir olvidándonos de nuestra biosfera? Sucede que sí. Y la razón da un poco de esperanza en otro sombrío futuro: encontrar vida en otros planetas.
La Tierra es el único planeta con vida que conocemos, entonces es natural que en la búsqueda de vida en otros planetas nos enfoquemos en condiciones parecidas a la Tierra. Pero por mucho tiempo, las condiciones de vida en nuestro planeta no se parecían a las que hay en el presente.
“Entender que tipo de vida pudo existir en la Tierra nos podría ayudar a reconocer vida en otros planetas” explica O’Malley-James.
La noción de un moribundo planeta Tierra funciona como analogía de otros mundos con vida, y esto motivó a O’Malley-James a examinar que firmas biológicas podría tener la Tierra en el futuro, las pistas químicas que indiquen su proceso biológico.
“Estos últimos trazos de vida son el canto final de la biosfera, antes de la extinción completa” dice O’Malley-James.
El colapso de nuestro planeta evolucionará con el tiempo, bajando en complejidad a medida que el árbol de la vida muere. Durante los últimos billones de años el canto final probablemente será de las bacterias que viven cerca de respiraderos volcánicos, usando dióxido de carbono como su única fuente de energía. El metano que producen estas bacterias puede ser la nota final.
En nuestro tiempo de vida es probable que detectemos signos de vida en otros planetas parecidos a la Tierra.
El trabajo de O’Malley-James busca responder si acaso el envejecimiento de un planeta produce firmas biológicas detectables. Sarah Rugheimer, candidata a un PhD en el departamento de astronomía de la Universidad de Harvard, dice que probablemente no hay una forma mágica para detectar vida en otros planetas.
“Necesitas tener una combinación de múltiples firmas biológicas, así como información sobre el tamaño del planeta, la distancia desde su estrella y varios factores geológicos para decir que encontramos vida en un planeta extra solar” me dijo Rugheimer. “A no ser que veamos vida inteligente diciendo ‘hola’ con la mano, no vamos a poder estar 100% seguros de haberla encontrado.”
Y estamos lejos de tener la tecnología para estudiar atmósferas de planetas parecidos a la Tierra en distancias tan grandes. Pero nos estamos acercando.
“De forma optimista diría que tendremos la tecnología para detectar firmas biológicas en nuestros planetas cercanos en 10 años más” dice Rugheimer. “En nuestro tiempo de vida es probable que detectemos signos de vida en otros planetas parecidos a la Tierra.”
Hay esperanzas para el futuro lejano en la posibilidad de encontrar otros planetas habitables. Y hay un rayo de luz en la predicción del futuro colapso de la Tierra.
“No es tan deprimente como la gente cree” dice O’Malley-James. “Ver formas en que la vida puede sobrevivir nos da esperanzas en la habilidad de la biosfera para sobreponerse a cualquier cambio extremo en el medioambiente. Para mi este trabajo da luz sobre el hecho que cualquier cosa que los humanos hagamos al planeta, sólo está disminuyendo la chance que nuestra especie sobreviva.”
“La biosfera encontrará una forma de moverse con nosotros”. Eso, claro, a no ser que la biosfera sea incinerada por el sol.