Así es ser anfitrión VIP en Las Vegas

El fundador de Let Loose y anfitrión VIP Lance Sherman con Mike Tyson.

Las Vegas es tu ciudad favorita si lo que quieres es beber como loco, coger y apostar. Aun cuando todos estamos conscientes de que es una metrópolis corrupta y llena de espejismos del sueño americano, ésta continuará siendo una meca para los hedonistas por siempre y para siempre.

Esta semana, Las Vegas fue sede de la Serie Mundial de Póker y atrajo un gran flujo de turistas, apostadores y derrochadores en general. Para la gente con mucho dinero y poco interés en organizar sus actividades durante su estadía, varios casinos y compañías venden la compañía de anfitriones de fiestas VIP. A estas personas se les paga extremadamente bien para hacer de todo, desde organizar las comidas del cliente, obtener mesas en antros extravagantes e incluso contratar estrípers u otras formas de entretenimiento adulto.

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Dependiendo de qué tan famoso es el cliente o qué tanto apuesta en el casino de un hotel, los anfitriones VIP incluso pagan la cuenta de la noche. En esencia, estos anfitriones son una mezcla de asistente, planeador de fiestas y participante del entorno.

VICE contactó a Kevin* y a Lance Sherman; el segundo opera la compañía de anfitriones Let Loose Vegas y entre sus clientes se encuentran atletas, celebridades y estrellas de póker. Hablamos con estos anfitriones VIP sobre lo bueno y lo malo de este trabajo tan único.

Carrot Top y Lance en Las Vegas. Imagen, cortesía de Lance Sherman.

VICE: ¿Qué quiere la gente cuando llega a Las Vegas y cómo entran ustedes ahí?
Kevin: Cuando la gente llega a esta ciudad están como “¡BOOM!” Es como tipo Jekyll y Hyde. Cuando salen del avión se creen los meros meros. Quieren cuartos, comidas, spas, limusinas, shows… todo al mismo tiempo. Si son jugadores estrella obtendrán un cuarto o una suite y una limusina. Si son jugadores super estrella obtendrán una villa y un avión privado. Yo bien puedo pagar una cuenta de cincuenta mil dólares, pero sólo si gastan una buena cantidad en el casino. Todos quieren una noche loca y fuera de lo común. Quieren la mejor noche VIP y yo soy el mejor anfitrión de Las Vegas. No tienes que conocer a todos, pero sí al güey que conoce a todos. ¿Qué si soy yo? ¡Quizás!

Lance Sherman: La gente quiere divertirse y yo se los facilito. Mi servicio es para todos —mi trabajo es hacer que las celebridades se sientan como personas normales y mostrarles a las personas no famosas un vistazo de la vida de rockstar—. Yo soy todo en uno: los clientes me llaman y yo soy su ventanilla al mundo. La gente viene aquí para escapar de la vida real. Quieren dejarse ir (let loose), fue así como elegí el nombre de mi compañía.

¿Cuál es su pasado? ¿Cómo se convirtieron en anfitriones VIP?
Kevin: Yo solía trabajar con clientes en hoteles y casinos. Escuché de un puesto como anfitrión VIP y decidí entrarle. Es una posición muy prestigiosa así que había mucha competencia. No tengo ninguna aptitud en especial. Simplemente soy muy agradable. Es más que un trabajo de tiempo completo. Contesto las llamadas de mis clientes en mis días libres, así que tienes que tener el temperamento para ello.

Lance: Yo empecé como bailarín; me gradué de Julliard y fui parte del elenco original del primer show de Céline Dion en Las Vegas. Empecé a organizar fiestas para los artistas de los antros. Empecé a escalar y un año después colgué mis zapatillas para convertirme en un anfitrión VIP de tiempo completo. Empecé como promotor y me expandí de la vida nocturna a la vida diurna, vendiendo cuartos y divanes en lugar de mesas en antros. Una vez que tuve más de diez mil contactos en mi celular, supe que estaba listo para poner mi propia compañía. Antes era un animador y ahora entretengo de manera diferente.

¿Ser anfitrión VIP es un trabajo lucrativo?
Kevin: Dependiendo de los bonos, yo gano entre cien mil y 250 mil dólares al año.

Lance: Mi compañía está buscando ganar más de un millón de dólares este año y voy a duplicarlo para el año que entra. Un buen anfitrión VIP fácilmente puede ganar más de cien mil dólares al año.

Cuéntenme sobre su noche más extravagante.
Kevin: Una vez llevé a mis clientes al Nobu. Estábamos tomando sake caliente y comiendo sashimi y hamachi; también teníamos una parrilla de teppanyaki. La cuenta fue de más de 15 mil dólares por ocho comensales.

Una mesa en un antro de moda puede costar entre diez y veinte mil dólares. Una noche fuimos al Drais, que es un club nocturno donde tienes un guardia de seguridad en tu mesa para que la chusma no te moleste. Pedimos una Dom Pérignon, un Don Julio y un Patrón. A las cuatro o cinco de la mañana recibimos la cuenta y era de 200 mil dólares.


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Lance: Todo empezó con una botella de coñac Louis XVIII, que cuesta 6,500 dólares la botella. Estábamos en el Pussycat Doll Lounge en el Caesars. Mi cliente amaba a Mike Tyson así que yo le llamé. Tomamos una limo al Savile Row del Luxor, otra botella de Louis y luego empezamos con el Grey Goose. En ese entonces la botella costaba unos 450 dólares. La cuenta total de la noche, de puras bebidas para mí, para Mike, para mi cliente y algunas chicas fue de 18 mil dólares. Mi cliente estaba paralizado. Él y Mike se llevaron muy bien y para el final de la noche Mike estaba empujándolo en su silla de ruedas por todos lados.

¿Y qué hay de la noche más loca que han tenido como anfitriones VIP?

Kevin: Hay un jugador de la NFL que puede pagar de uno a dos millones en una noche en el casino, así que cuando se queda con nosotros le damos una villa. Una mañana entré y había chicas desnudas en el piso y polvo blanco por todos lados. El lugar estaba lleno de churros, botellas vacías, empaques de McDonald’s y Taco Bell y alguien se había cagado en el bidet.

Lance: Un cliente quería un gorila rosa para una fiesta que estaba teniendo en su suite con una bartender topless. No conseguí que nadie lo hiciera, así que lo hice yo mismo y estuve veinte minutos brincando por todos lados en un traje de gorila. ¡Nadie supo que era yo!

¿Reciben peticiones extrañas?
Kevin: A este jugador de la NFL que es mi cliente le gusta jugar dados. Casi todos quieren pararse alrededor de la mesa. A este güey tenemos que llevarle una silla y una bolsa de chetos. A él le gusta simplemente sentarse allí y comer chetos toda la noche.

Lance: Lo que el cliente quiera, yo se lo doy. Algunas personas piden “modelos de Atmosphere” o mujeres de compañía que trabajan como personas que inician conversaciones con otras —para los hombres es más fácil conocer mujeres si tienen otras mujeres con ellos.

¿Hay algo que de plano no se pueda? ¿Alguna vez dicen que no?
Kevin: En cuanto a drogas, le digo que están por su cuenta. En general le digo que no a cualquier cosa ilegal, pero todo es demasiado gris. Yo trabajo en el área gris: siempre hay una forma correcta de hacer algo malo. Creo amistades con mis clientes, pero siempre estoy consciente de lo que podría cagarla. La confianza es algo importantísimo y estos güeyes de por sí ya le están mintiendo a su familia y amigos sobre sus apuestas. Con algunas personas puedes abrirte más, con otras debes ser más estricto.

Lance: Yo les doy todo lo que quieran, ¡pero siempre que sea legal! Los ingresos del entretenimiento son casi iguales a los de las apuestas, así que nadie quiere poner todo eso en riesgo. La confianza es importante: mientras más conozco a alguien, más puedo expandir los horizontes, ir más allá. Sin embargo, debo tener cuidado. La imagen lo es todo y tal vez algún día quiera ser presidente de un casino.

¿Les consiguen ligues a sus clientes?
Lance: Puedo hacerla de celestina, soy una especie de Cupido. Invito a gente a la mesa de mis clientes. Ellos me dicen qué tipo de chicas les gustan y yo se las llevo. A veces son muy específicos: chicas rubias con pantalones de mezclilla o “chicas buenas”. Un cliente quería “chicas indias sucias”. Ni siquiera sabía a qué se refería. Le presenté chicas indias y dejé que él decidiera si eran sucias o no. Sólo una de 50 clientes es mujer, pero me gustaría que fueran más. Las clientas quieren el mismo servicio que los hombres. A menudo me piden: “¡Tráeme algunos chicos lindos!”

¿Tienen clientes que regresen? ¿Acaso sus relaciones de trabajo pueden convertirse en amistades verdaderas?
Kevin: Casi siempre tengo clientes que regresan —¡depende de qué tipo de experiencia tuvieron!— Con el tiempo he creado amistades reales. Hago que se la pasen de lo mejor cuando vienen y a veces nos conectamos muy bien. Es como cualquier otra relación.

Lance: Yo tengo muchos clientes que regresan y muchos se han convertido en amigos muy cercanos. ¡Incluso algunos fueron a mi boda en agosto!

*El nombre de Kevin ha sido cambiado para mantener el anonimato.

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