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“El único racismo que veo es contra los griegos. Nosotros somos nacionalistas, nada más”, afirma desafiante a VICE News Ilias Kasiriadis, uno de los rostros más conocidos de Amanecer Dorado, el partido ultraderechista griego. Con 18 escaños y el 6,99 por ciento de los votos, la formación quedó en tercer lugar en las elecciones celebradas el pasado 20 de septiembre en el país heleno. Perdió algunos votos, pero mantiene su posición en solitario tras Syriza y Nueva Democracia.
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Kasiriadis, el más joven de los líderes de Amanecer Dorado, se hizo conocido para el gran público en junio de 2012. Participaba en un debate televisado en directo cuando lanzó un vaso de agua a la cara de Rena Dourou, candidata de Syriza, y abofeteó a Liana Kanelli, miembro del KKE (Partido Comunista Griego). Desde entonces su peso en el partido no ha hecho más que crecer.
“Somos los triunfadores. Y en las próximas elecciones nos votarán muchos más”, asegura el portavoz parlamentario, de 35 años y cabeza más visible de la ultraderecha griega tras Nikolaos Michaloliakos, secretario general y que, tras un paso por prisión, se encuentra en arresto domiciliario. La mayor parte de los miembros de la dirección de Amanecer Dorado ha permanecido algún tiempo entre rejas.
El propio Kasiliadis estuvo un año en la cárcel. Lo recuerda una fotografía que exhibe junto a su mesa, en el Parlamento, y muestra el momento de su detención. Le acusaron de tenencia ilegal de armas pero, tras 12 meses en prisión preventiva, fue liberado. “Tengo permiso para llevar pistola”, asegura.
Aquella gran redada tuvo lugar en 2013, cuando un miembro de Amanecer Dorado mató a cuchilladas al rapero antifascista Pavlos Fyssas. Las investigaciones demostraron que el ataque no fue fortuito, sino que estaba planificado. En una formación tan jerárquica como esta parece imposible pensar que su cúpula desconociese lo que se estaba tramando.
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Durante la campaña electoral, justo cuando se cumplían dos años de aquel ataque, Michaloliakos asumió la “responsabilidad política” de la muerte de Fyssas. Kasiliadis, más hábil en el regate dialéctico, le matiza: “lo que dijo es que pagamos el coste”.
Una de las políticas de la formación al atender a los medios es que, si la entrevista se graba, entonces hay que realizarla en griego. Solo en el caso de tomar notas se permite el inglés. “Somos griegos, hablamos griego”, argumenta.
La desconfianza de los griegos hacia la política es uno de los elementos que explica que Amanecer Dorado siga como tercer partido. El primer ministro, Alexis Tsipras, firmó el tercer memorándum con la Troika en agosto pese a que el 62 por ciento de los griegos había rechazado la austeridad en un referéndum celebrado en julio.
Aunque el líder de Syriza mantiene una alta popularidad, para un sector de griegos fue un nuevo golpe a la credibilidad de los mandatarios. La alta abstención, del 43 por ciento, la más alta de la historia reciente, refleja la progresiva desidia hacia las urnas.
El otro motivo que explica el crecimiento de la ultraderecha es la crisis de los refugiados que llegan diariamente a las costas griegas a través de Turquía. “Tenemos que cerrar las fronteras como hace Hungría”, dice Kasiliadis. En lugares como Mytiline, capital de Lesbos, o Kos, otra de las islas del mar Egeo a la que llegan los asilados, el número de votos para Amanecer Dorado se ha llegado a triplicar.
“No somos racistas. Racista es la Unión Europea, que no les permite seguir su camino. Ellos no quieren quedarse en Grecia”, argumenta Nikolaidis, interventor de la formación en uno de los colegios electorales cercanos a Syntagma, a preguntas de VICE News.
En otros tiempos, los miembros de Amanecer Dorado tuvieron por costumbre “salir de caza” contra los extranjeros. Ahora no se escuchan noticias sobre este tipo de ataques. ¿Podrían repuntar con la llegada del invierno y el previsible cierre de fronteras europeo? “Aquí la única violencia que veo es contra los griegos”, cierra, tajante, Kasiliadis.
“Somos el único partido que dice la verdad. Rechazamos el memorándum. Consideramos que la deuda es ilegal y no hay que pagarla. No cogemos dinero del Estado ni nos invitan a las televisiones”, afirma Kasiriadis. El discurso “antiestablishment” es su gran baza para crecer.
“Estamos satisfechos salvo por una cosa: el auge de la ultraderecha”, reconoce a VICE News Yorgos Vasialiadis, miembro del Comité Central de Syriza y responsable anticorrupción del gobierno heleno. En realidad, aunque se ha confirmado como tercer partido, la ultraderecha no despega. Y eso que, supuestamente, Grecia registra unas condiciones políticas que, según sus análisis, les benefician.
Una estrategia que logró atraer muchos adeptos fue la de desarrollar una red de asistencia social “solo para griegos”. Los repartos de comida a condición de mostrar la documentación es uno de los pilares de este sistema. “El Estado ha dejado de darnos los ingresos que nos corresponden, así que hemos tenido que limitar estas ayudas. No obstante, seguimos haciéndolas una o dos veces al mes», dice Kasiliadis. Tras ser atacados por grupos antifascistas, los miembros de Amanecer Dorado desarrollan esta labor ‘político-caritativa’ con más discreción”.
Durante los últimos meses se ha extendido la idea de que el partido ultraderechista ha dulcificado su imagen para no dar miedo. Kasiriadis lo niega. En zonas como la plaza Pagios Pandeleimonas, en Atenas, las patrullas han desaparecido. Antes, grupos de hombres con camisetas negras controlaban el terreno. Llegaron a cerrar el parque para que los pequeños griegos no se mezclasen con los hijos de los migrantes.
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“Hasta hace cinco meses esto era la guerra”, reconoce a VICE News Sypros, un peluquero que tiene su comercio en pleno centro de la plaza. “Estamos más tranquilos ahora. No queremos nada con los fascistas”, concluye el dueño de una cafetería que no quiere identificarse. Teme que los “camisetas negras” vuelvan.
Pese a su discurso racista, sus prácticas xenófobas y una parafernalia muy cercana al nazismo que llega a extremos como el cuadro de Adolf Hitler que Michaloliakos tenía en casa cuando fue detenido, Amanecer Dorado se esfuerza en sacudirse esa imagen de extrema derecha.
“No me interesan Hitler o Mussolini, soy nacionalista griego”, remarca Kasiliadis. Cuando el periodista vuelve a interrogarle si se considera “seguidor” de las ideas del führer, el hábil portavoz se zafa: “¿En Twitter? Solo soy nacionalista griego”.
El intento de maquillar su ideología tampoco le lleva a ocultar sus alianzas. Falange, la formación heredera del franquismo en España, es uno de sus referente.
Existen variables que preocupan. Por ejemplo, que se haya situado como partido más votado entre los desempleados griegos, que constituyen el 30 por ciento de la población.
“Nuestros logros son a pesar del boicot. No nos llevan a la televisión porque saben que decimos la verdad”, insiste Kasiriadis. Eso mismo le dijo a al presentador de Alfa, una televisión griega, la misma noche electoral. El ultra se quejaba de que, pese a haber quedado fuera del parlamento, en plató se encontraba Costas Lapavitsas, candidato de Unidad Popular. “Ni aunque ganásemos muchas elecciones nos llevaríais al programa”, protestó.
El presentador fue tajante: “cuando partidos como el vuestro ganan una vez las elecciones, éstas dejan de celebrarse”.
Sigue a Alberto Pradilla en Twitter: @albertopradilla