Alessandra Sanguinetti: Tomar fotos era mi manera de hacer la vida un poco más permanente


Del libro, The Adventures of Guille and Belinda.

Magnum es quizá la agencia de fotos más famosa del mundo. Incluso aunque no hayas escuchado de ella, es muy probable que hayas visto sus imágenes, ya sea con la cobertura que hizo Robert Capa de la Guerra Civil Española, la “Chica Afgana” de Steve McCurry o los paraísos vacacionales británicos de Martin Parr. A diferencia de muchas otras agencias, los miembros de Magnum son seleccionados por los otros fotógrafos en la agencia, y en vista de que se trata de la mejor agencia de foto en el mundo, formar parte de ella es un proceso bastante difícil. Como parte de un acuerdo con Magnum, presentaremos un perfil de algunos de sus fotógrafos durante las siguientes semanas.

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Alessandra Sanguinetti nació en Nueva York, pero pasó su infancia y la primera parte de su vida laboral en Argentina. Mientras crecía, ella pasaba sus vacaciones en la Pampa –los campos que cubren una gran parte de Argentina – donde comenzó a trabajar en su primer proyecto fotográfico, On the Sixth Day, una documentación de la vida campesina y la forma en que las personas interactúan con los animales que crían para matanza.

A mitad de ese proyecto, comenzó a fotografiar a dos primas de la región, Guille y Belinda. Esa serie se convirtió en su obra más conocida, The Adventures of Guille and Belinda, y ha ido evolucionando a medida que las chicas han crecido, se han casado y comenzaron a tener bebés. Hablé con Alessandra acerca de las primas, la documentación y de cómo la fotografía agrega un sentido de orden y permanencia a nuestras vidas transitorias.

VICE: Hola, Alessandra. Te mudaste a Estados Unidos, ¿eso afectó a tu trabajo?
Alessandra Sanguinetti: Bueno, viví en Argentina hasta los 30, y ahí es donde hice On the Sixth Day y The Adventures of Guille and Belinda. Estaba a medio camino del proyecto de Guille y Belinda cuando me mudé aquí y la primera etapa del proyecto había terminado, por lo que me afectó, no estuve ahí para la boda de Belinda.

Pero me afectó más de una forma intangible. Subestimé el grado de conexión que yo tenía con Argentina, ya que todo lo que me apasiona está ahí. También subestimé cómo las circunstancias y el paso del tiempo nos cambia. Me fui con varias ideas, yo estaba emocionada de comenzar, y supuse que en un futuro seguiría con lo que deje en pausa. Pero no funciona de esa manera. Cuando volví, esas pequeñas chispas se habían ido y yo no veía las cosas de la misma manera. Hay un momento para todo, y hay veces que el momento se va y hay que seguir adelante.

¿Sientes que, con el trabajo que estás haciendo ahora en San Francisco, has llegado a un punto medio con Estados Unidos y estás feliz ahí? ¿O crees que es un tipo de trabajo muy diferente?
Desde entonces he trabajado en varios proyectos que –entre otros– incluye Palestine y recientemente en un libro acerca de la vida en San Francisco, llamado Sorry, Welcome. Está publicado por TBW Books y saldrá muy pronto.


De la serie, The Life that Came.

Con Guille y Belinda existe el tema de la familia y crecimiento. He leído que decidiste fotografiar después de darte cuenta de que todos tus amigos y familiares, morirán un día, por lo que comenzaste a tratar de mantener un registro del mundo a través de la fotografía.
Todos nosotros, en algún momento, nos damos cuenta de que todo es transitorio. Y cuando yo era una niña, tomar fotos era mi manera de hacer la vida un poco más permanente. Tomar fotografías fue mi manera de corroborar y sincronizar lo que vi con lo que sentía y de conectar todo. De vínculos entre los acontecimientos arbitrarios, o un patrón dentro del caos. Finalmente, si se presta atención, se empieza a construir historias y hacer algo de sentido de las cosas. Y después de encontrar un patrón que podemos reconocer, se hace más fácil vivir.

Parece que hay un enfoque en las mujeres jóvenes, o niños en general, y su transición a la edad adulta. Aunque tu trabajo en Palestine se centró en gran medida en los niños.
Los niños son fascinantes. Todos fuimos niños alguna vez y la mayor parte de lo que somos se definió en nuestra infancia. Como sociedad, nos proyectamos tanto de nuestras esperanzas, frustraciones, rechazos y aspiraciones en los niños, y son tan transparentes en la forma en que reflejan todo lo que se les impone. ¿Cómo podría no fotografiarlos? Además, hay todo un proceso de conversación que sucede con los adultos, y para eso no soy buena. Con los niños, sólo llego al punto, no hay rodeos.

Para mí, el trabajo de Palestine sigue siendo incompleto. Pero cuando fui ahí –sí, tenía en mente concentrarme en los niños que viven bajo la ocupación. Tengo muchas entrevistas con los padres que no he usado aún, pero que me gustaría añadir al texto. Tengo pensado volver pronto y fotografiar a estos niños, que ahora son adultos.


Del libro, On the Sixth Day.

Tu trabajo que precedió inmediatamente a Guille y Belinda –On the Sixth Day– era acerca de los animales, el sacrificio y la forma en que las personas interactúan con los animales que crían. ¿Qué te llevó a trabajar en eso?
Es un proyecto que tenía en mente desde antes de empezar a trabajar en él. Como niña, pasé mucho tiempo en el campo y era consciente de que –incluso entonces– había historias ahí que aún no habían salido a la luz, por lo menos de una manera visual. En todo el trabajo que vi, excepto en la música y la literatura, el paisaje se presenta como un espacio sin vida, vacío. Tal vez eso es debido a la naturaleza del paisaje y una cierta idealización con la vida campesina que ignora las realidades más crueles, pero siempre vi que mucho de ese lugar no se valoraba– un drama continuo e intenso pasando día a día entre los animales, y entre ellos y las personas que los crían. Estar encerrado en un corral es un acontecimiento banal para nosotros, pero es algo extraordinario para la vaca, y traté de estructurar el trabajo en torno a esta idea.

Y la referencia religiosa en el título, ¿es de manera negativa? ¿Crees que se juzga como los humanos matan a los animales, o es simplemente una observación?
Al principio, yo era más crítica. Yo era más sentimental y opinaba más en ese entonces. Y también me di cuenta que todo se desvaneció, al momento que yo le presté más atención a lo que estaba delante de mí y me adentraba a mi proyecto. Eso es lo más maravilloso, como el trabajo te cambia. Uno siempre piensa que uno está dando forma al trabajo, que uno está en control. Pero si estás realmente sumergido en tu trabajo y estás prestando mucha atención, el trabajo te forma a ti y con suerte sales un poco más sabio y humilde.


Del libro, The Adventures of Guille and Belinda.

The Adventures of Guille and Belinda es probablemente tu proyecto más conocido. ¿Se siente extraño que gran parte de tu trabajo se basa en torno a dos personas? ¿Crees que es extraño para las niñas?
La forma en que comenzó fue muy orgánico. No había encontrado dos chicas así. Y así sucedió, ellas estaban allí y pasó de una forma muy natural porque ya me conocían. Siempre estuve visitando la casa de su abuela, fotografiando animales. Yo era la chica que siempre cargaba con una cámara. Creo que les resulta extraño cuando estoy cerca de ellas y no las estoy fotografiando. Al principio tenían nueve. Luego, cuando se hicieron mayores y la niñez se estaba convirtiendo en un recuerdo, comenzaron a apreciar el proyecto de una manera más profunda.

¿Qué tan conscientes están del hecho de que son famosas?
Son conscientes de que su relación es conocida. Pero ellas están en su mundo, su vida, y no se cruzan con el mundo donde circula este trabajo, a excepción de cuando está siendo publicado o mostrado en Argentina.

¿Crees que, especialmente en el trabajo con Guille y Belinda, la gente se centra demasiado en la cuestión de si las fotografías son un montaje?
No pienso en eso tanto. Ya sabes, la gente cuestiona todo tipo de trabajo por diferentes razones, a veces es sólo pura curiosidad –al ver 50 fotografías de las mismas chicas, tienen esas preguntas. Hay gente que lee un poema y se transporta, y eso es suficiente. Otros querrán saber por qué les causa sentimientos y se pondrá a analizará el texto, y así sucesivamente. Otros sólo verán palabras confusas y conexiones extrañas, y en algún momento todos hacemos algo así.  Y con la fotografía –por su naturaleza– esta cuestión de su veracidad sucede muy a menudo.

¿Hay un mensaje general o un comentario que estás tratando de transmitir en tu trabajo? ¿O simplemente tomas fotos para ti misma y sucede que le fascinan a la gente?
El trabajo que está hecho para transmitir un mensaje o hacer un comentario está más en el ámbito de la ilustración o la propaganda. No pienso en el publico cuando estoy en el proceso de mi trabajo. Sería un retraso en el crecimiento. Me gusta prestar atención a ciertas personas, lugares, relaciones y eventos que me mueven, y trato de articular las conexiones que veo y las historias que surgen de esas de la mejor manera que sé. Y sí, yo espero poder compartir éstas con otras personas. Compartir historias y dejando un registro de la vida es vivir en el corazón de todo.

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