Trabajar en hostelería y estudiar: estos jóvenes explican cómo lo compaginan

Habrás escuchado muchas veces que las generaciones de ahora no saben lo que vale un peine. Que tenemos infinitas oportunidades, aunque hayamos crecido siendo los hijos de la crisis y luchemos a diario por nuestros objetivos. Uno de esos colectivos son los jóvenes que combinan sus estudios con trabajar en hostelería.

Posiblemente sea uno de los sectores laborales más duros por sus horarios intempestivos, su inestabilidad en función de la temporada (o del día del mes) y por sus honorarios muchas veces por debajo de lo esperado, sin olvidar el gran esfuerzo físico para complacer los deseos de quienes nos sentamos para comer o tomar algo.

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Como si fuera poco esfuerzo trabajar en hostelería, muchos jóvenes lo compaginan con los trabajos en grupos, las épocas de exámenes y esas entregas infinitas. Una combinación que pone a prueba el cuerpo con grandes dosis de estrés.

Para saber de dónde sacan la energía para estudiar mientras trabajan en bares y restaurantes, me he puesto en contacto con distintos jóvenes que experimentan esta ardua tarea más allá de las aulas.

Foto vía Núria

Núria, 23 años — Starbucks

VICE: ¿Cómo es eso de estudiar y trabajar en hostelería?
Núria: Duro, aunque a veces te ayudan a compaginar y a veces no. En Starbucks la mayoría de trabajadores son estudiantes y, por ende, los jefes son bastante jóvenes. Te facilitan los horarios por si tienes exámenes o entregas, te permiten que cambies el turno con algún compañero. Esto no pasa en todos los trabajos. Además que, aunque puede ser duro, se hace bastante ameno por los compañeros.

“En las semanas de exámenes sí que es verdad que te sientes algo desgraciada porque tienes que estudiar y trabajar de algo que no te vas a dedicar en el futuro” – Núria

Con ese trabajo habrás aprendido esa cara b que no te explican, ¿no?
Sí. Me ha dado muchos más skills que no te da el mundo académico. Como aprender a gestionarte o ser responsable. En las semanas de exámenes sí que es verdad que te sientes algo desgraciada porque tienes que estudiar y trabajar de algo que no te vas a dedicar en el futuro, pero piensas que con tus estudios sí que lo van a conseguir.

Los estudios. ¿Qué pasa cuando estás en la época de exámenes o entregas?
Esas semanas sí que es duras, pero el balance es bueno. Al final es bueno porque conozco a mucha gente que no trabaja y no ha trabajado nunca y se estresan por un simple examen. Se quejan de que no pueden más y todo ese rollo. En cambio, tú cuando sales de trabajar después de varias horas, que solo tienes un par de horas para estudiar, consigues aprovechar mucho mejor el tiempo y sacarlo adelante.

Foto vía Guillermo

Guillermo, 23 años — Jamaica Coffee Shop

VICE: Trabajar y estudiar. ¿Cómo es tu día a día?
Guillermo: Es bastante duro. Te explico mis horarios: entro a clase a las 8:30 de la mañana y salgo a las 14:30. Al trabajo suelo entrar a las 15:00 y suelo acabar sobre las 23:00 de la noche. Como comprenderás, no tengo tiempo para pasar por casa y debo comer en la cafetería si no hay mucha gente, porque si está a petar, no como hasta la noche. Después del trabajo tengo que dedicarle tiempo a mis estudios. Duermo bastante poco, aunque lo que estoy estudiando me gusta mucho e intento darlo todo.

¿Y han afectado los horarios a tu rendimiento académico?
No solo al rendimiento, sino que afecta a tu humor, a cómo te encuentras con el mundo que te rodea. Te quema mucho no poder disfrutar del todo tu vida. No tienes tiempo para conocerte a ti mismo. Irme a tal sitio o tal otro de aventura, hacer cosas o irte a cenar con tu pareja. Llegas a casa y sientes que debes seguir haciendo cosas porque no puedes parar.

¿Qué le dirías a la gente que dice “si os quejáis, buscad otro trabajo” o “no os quejéis que al menos tenéis trabajo”?
Yo no me quejo. Estoy haciendo lo que quiero porque lo he elegido. No me disgusta, aunque es un volumen exagerado de trabajo. Estoy hecho para esto. Para estudiar lo que quería, debía ponerme a trabajar para pagármelo, así que antes de hablar, esta gente debería fijarse más porque es muy fácil llegar a un bar, sentarse y, ale, que te sirvan. Hay mucho trabajo detrás. Las personas que no han trabajado de esto solo piensan que es llevar una bandeja y poner la cafetera para que te haga el café. Hay muchísimas cosas que tienes que tener en cuenta.

Foto vía Alba

Alba, 22 años — Costa Coffee

VICE: ¿Y qué tal tu experiencia?
Alba: La hostelería es un trabajo que cansa mucho físicamente. Algunos días termino la jornada a las 00:00 y tengo que pillar un tren hasta llegar a casa porque vivo a las afueras de Barcelona. Sin descansar, vuelve a coger un tren para ir a clase a primera hora de la mañana. He sacrificado horas de sueño, descanso, fiesta o actividad social para que no afecte a mi rendimiento, aunque alguna vez he llorado del estrés y la presión académica. Sin duda lo peor son los horarios.

“Alguna vez he llorado del estrés y la presión académica. Sin duda lo peor son los horarios” – Alba

Espero que tanto esfuerzo tenga su recompensa.
Soy muy consciente de que es un trabajo de estudiante que me da el dinero que necesito con objetivos muy concretos. En primero de carrera me fui el verano a Londres. Pude hacerlo por haber estado trabajando en hostelería. En tercero, lo mismo. Me fui de Erasmus gracias a que pude ahorrar trabajando de barista para vivir todas esas experiencias. Por lo tanto, tuvo una recompensa total y absoluta. Sé que es un trabajo

Y además de las clases y el trabajo, para rematarlo las prácticas, ¿verdad?
Me niego rotundamente a que las prácticas no sean remuneradas. Son obligatorias y sin ellas no tienes la oportunidad de comenzar en un puesto de lo tuyo, pero como cuando eres becario no sueles ganar un sueldo digno, la hostelería es de los pocos sitios donde te dan la oportunidad de compaginarlo mientras eres económicamente independiente.

Foto vía Yaisha

Yaisha, 21 años — La Sureña

VICE: ¿Por qué la hostelería habiendo otros trabajos?
Yaisha: No empecé por vocación ni por una preferencia especial. Simplemente buscaba trabajo para poder pagarme los estudios y otras necesidades cuando tenía 17 años. Comencé en La Sureña-100Montaditos. Me lo combinaba con el ciclo superior y fue duro más que nada por los horarios, pero me lo supieron alternar bien. Estuve así seis meses y me encantaba trabajar ahí mientras estudiaba: me sentía realizada. A la vez era becaria en TV3 e iba los fines de semanas a la tele. Esto fue bastante duro. Ahora estoy en la uni y trabajando en otro restaurante de L’Illa Diagonal.

¿Cuántas horas trabajas?
Hago bastantes. Unas 30 horas a la semana en el restaurante y súmale 6 horas diarias de clases por la mañana. Después de salir de clase, sobre las 17:00, empiezo en el restaurante hasta las 00:30. Los fines de semana hago horario partido hasta los cierres, que se suelen alargar hasta las 2:00. Tengo un horario bastante bueno ya que mis jefes han hecho lo posible para que me pueda combinar los estudios, y siempre me arreglan el horario a mi favor en caso de necesidad. Eso sí, acabo muy cansada.

Y a todo esto, ¿cuándo hincas codos?
Aunque parezca una tontería, mientras estoy en clase intento estar muy atenta para aprovechar al máximo el tiempo. Además, utilizo mis días de fiesta para adelantar apuntes y estudiar, ya que por las noches me es bastante difícil por el agotamiento, aunque siempre se puede hacer el esfuerzo. Tengo una capacidad de organización bastante buena y lo llevo bastante bien. Disfruto de todo, incluso de mi trabajo.

Foto vía Laia

Laia, 22 años — Anónimo

VICE: ¿Por qué comenzaste en el mundo de la restauración?
Laia:
Porque una amiga comenzó a trabajar durante un verano y en agosto necesitaban a gente. Me lo dijo que me iban a pagar unos 1.000 € al mes y trabajaría 6 días a la semana. Como necesitaba un bajo, me puse a trabajar a jornada completa durante el verano y, al comenzar las clases, cambié el turno de fines de semana.

¿Alguna situación inverosímil en todo este tiempo?
Mi jefe era muy de derechas y me caía fatal. Vino un grupo de jóvenes y terminaron con las pocas botellas que quedaban de un vino. Como era un vino especial, mi jefe cogió una vacía y la rellenó con el vino de la casa pensando que ninguno se daría cuenta porque irían tajas. Vaya si se dieron cuenta. Se lió pardísima y no querían pagar la cena porque les habían timado con la botella.

¿Y todo ese esfuerzo vale la pena?
Pues no mucho. Aunque me lo puedo compaginar con los estudios, me canso muchísimo porque físicamente es muy duro. Por ejemplo, del peso de la bandeja y porque toco el bajo, me jodí la muñeca. La verdad es que trabajo de esto porque pagan y punto.