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En nuestro nuevo documental, viajamos por las carreteras secundarias del Reino Unido para conocer una de las subculturas juveniles más importantes y desconocidas de los últimos 30 años: los boy racers.
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Desde que la tendencia de modificar coches “baratos” con franjas pintadas, luces neón y motores más potentes cobró fuerza en los años noventa, los medios de comunicación y el público en general han sido muy cautelosos con respecto a los boy racers. El gobierno ha intentado expulsarlos del centro de las ciudades mediante la instalación de cámaras de vigilancia, la policía patrulla las calles en coches camuflados y los reglamentos contra comportamientos antisociales han provocado que un montón de Fiat Punto y SR Novas hayan sido confiscados y enviados al deshuesadero.
Por supuesto, esto ha hecho que los boy racers cambien las luces de la ciudad por las áreas industriales, las carreteras rurales y los estacionamientos, donde pueden escuchar happy hardcore, jungle y bassline a todo volumen y desfogarse un rato. Al menos hasta que aparece la policía.
En este documental, acompañamos a algunos de estos chicos mientras intentan unirse a los componentes de su escena local con diferentes grados de éxito. En Essex, encontramos concentraciones de coches en las que cientos de jóvenes presumen sus carrocerías con pinturas carísimas y sistemas de sonido capaces de despeinar a sus novias. En el norte, los boy racers nos llevan por carreteras de doble carril para pasar un buen rato, algo que ha tenido graves consecuencias en el pasado.
Con el verano llegan los grandes festivales automovilísticos, donde todo el mundo va a competir, alocarse en raves que duran toda la noche y tomarse fotos con atractivas modelos en bikini.
Coches destrozados, peligrosas carreras por calles estrechas y sexo en los estacionamientos de centros comerciales: Boy Racers es un documental que nos muestra lo que hacen los chicos con coches arreglados en el Reino Unido por las noches.
