Una noche, cuando tenía 13 años, me preparé para tener sexo por primera vez. La luna creciente asomaba por mi ventana, moldeando sombras oscuras en mi pecho. Sobre mi mesita de noche había un obelisco erecto que compré en una tienda de regalos. “Querido Satanás”, susurré, “cógeme por favor”.
Crecí en el seno de una familia cristiana y no pude evitar darme cuenta de que mis oraciones a Jesús eran inútiles, no recibían respuesta. Le pedía a Dios varias cosas; cuando el Señor me fallaba, me decían “Dios obra de maneras misteriosas” y me reprendían por usar las oraciones como una tarjeta de crédito. Por el contrario, Satanás parecía más dispuesto a negociar y siempre me decían que iba a tentarme y haría lo que fuera para obtener mi alma inmortal a través de los pecados de la carne. En ese entonces, estaba luchando con mi sexualidad y sentía que de todas maneras iría al infierno, así que supuse que podría sacar provecho de mi depravación y tener sexo mientras seguía en el plano mortal.
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Después de mi invocación, pasaron algunos minutos tensos de expectación que me parecieron siglos mientras el corazón me latía fuerte. Confiaba en que Satanás me enviaría un demonio bombero musculoso para satisfacer mis fantasías sexuales, o quizá que un pentagrama de sangre aparecería debajo de las cobijas y el mismísimo Lucifer se manifestaría para acostarse conmigo. Pero nada sucedió. Satán me había dejado plantada.
En ese entonces, genuinamente creí en el dios cristiano y cargaba el peso de mi oscuro rezo. Parecía que yo era la primera y peor persona en intentar convocar las fuerzas demoníacas para tener sexo. Hoy en día sé que no estoy sola; la gente ha buscado tener encuentros sexuales con seres sobrenaturales desde hace siglos. De hecho, una de las primeras menciones conocidas de tales alianzas malvadas puede encontrarse en las escrituras de la Biblia. Una de las descripciones más fascinantes del sexo con demonios está en Genesis 6:4. La versión del Rey Jacobo establece: “En aquellos días había gigantes en la Tierra; y después, cuando los hijos de Dios llegaron a las hijas del hombre y engendraron hijos, estos fueron hombres poderosos desde la antigüedad hombres de renombre”.
En la Nueva Versión Internacional, “gigantes” se traduce como “Nephilim”, que en general se consideran como el engendro híbrido entre ángeles y humanos. Es un pasaje controvertido. Muchos lectores de la Biblia difunden argumentos ilógicos para evitar la posibilidad de que Génesis 6:4 describa escenas sexuales sobrenaturales, alimentando la duda de que la escritura pueda referirse al sexo con demonios (los “hijos de Dios” sólo se refiere a entes superiores a los humanos, ellos insisten). Pero aún así: es evidente que no habría tantas personas discutiendo sobre su interpretación si el pasaje no diera la impresión de ser una escena de sexo demoníaco.
Las acusaciones de practicar sexo con demonios proliferaron durante la caza de brujas dirigida por cristianos que “alcanzó su macabra cúspide entre los siglos XIV y XVII”, como el historiador David M. Friedman señala en su amplia Cultural History of the Penis (Historia Cultural del Pene). De hecho, uno de los crímenes más comunes “cometidos” por los acusados de brujería era fornicar con el Maligno.
En Pagan Portals: Pan (Portales Paganos: Pan) Melusine Draco cita al doctor Hope Robbins, autoridad en brujería: “La curiosidad de los jueces (en los juicios de brujas) era insaciable para recabar la mayor cantidad de detalles posible sobre las relaciones sexuales y su tarea de extremar los interrogatorios fue recompensada con abundantes fantasías repugnantes”. Esto resultó en una situación, escribe Draco, en la que “una mezcla de inquisidores lascivos y mujeres histéricas a punto de ser quemadas o colgadas generaban casi todos los relatos, producto de ficciones eróticas y neuróticas”.
“En aquellos días había gigantes; y también después, cuando los hijos de Dios llegaron a las hijas del hombre”.
¿Siquiera era bueno el (supuesto) sexo con el demonio? Los relatos difieren. En 1485, un inquisidor escribió que el pene del Diablo era “extremadamente carnoso” y que muchas brujas “quedaban agotadas durante varios días después del encuentro”. El resto de reseñas eran mucho menos positivas. Se dice que una bruja prominente llamada Temperance Floyd había “hecho una confesión libre afirmando que ‘el Diablo adquiría un cuerpo frío que tenía relaciones carnales frecuentes con ella”. Otra bruja, Rebecca West, describe la boca de Satanás como “fría como la arcilla”. Otra más dijo que su eyaculación era “insoportablemente helada”. En A Cultural History of the Penis, Friedman describe el relato de Anna Pappenheimer, quien afirmó que la verga de Satán es “tan fría como un trozo de hielo”. Otras describían el pene diabólico como un trinche.
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Las repercusiones del sexo demoníaco tampoco eran muy divertidas. Según The Witch in History: Early Modern and Twentieth-Century Representations (La Bruja en la Historia: Representaciones de la Era Moderna y Siglo XX), una mujer llamada Goody Smith confesó haber practicado brujería y asesinado niños. Afirmó que los demonios sexuales se alimentaban de ella después de copular: “Sus demonios cuelgan de sus partes y su esposo vio cómo estos diablillos la chupaban’”.
Estas confesiones de fornicación satánica fueron obtenidas bajo tortura y fueron resultado de una larga cruzada brutal y misógina contra mujeres que no cumplían con las normas patriarcales. Pero no todos los relatos de sexo sobrenatural en la era moderna eran tan peligrosos e influenciados. The Book of Oberon (El Libro de Oberon), por ejemplo, es un grimorio del siglo XVI, un escrito mágico que contiene información sobre conjuros y encantamientos. Fue escrito durante el periodo en que la caza de brujas estaba activa y contiene claras instrucciones sobre cómo disfrutar del sexo con seres sobrenaturales. En The Book of Oberon, hay un conjuro para convocar a tres entidades espirituales para obtener el anillo de la invisibilidad. Para los magos que utilizan este texto, el conjuro no sugiere que los seres sobrenaturales sean demonios; sin embargo, es posible que hayan sido interpretados como tal por los teólogos de la época.
“El conjuro incluye una cuidadosa preparación personal, requiere una cama, mesa y una habitación, con un círculo y una vara mágica”, explica el experto en ocultismo y traductor del grimorio, Joseph Peterson. “Tres hadas (Micoll, Titam y Burfex) son llamadas y se entretienen con alimentos y bebidas, luego una de ellas aceptará quedarse y cumplir tus deseos, incluyendo un anillo de invisibilidad”.
“Demonios cuelgan de sus partes y su esposo vio cómo estos diablillos la chupaban”.
Según este pasaje, el mago puede escoger a cualquiera de las tres hadas y entonces el hada “se apresurará a descansar en la cama sagrada”. Pero primero, “intentará engañarte, diciendo ‘aún no puedo concederte tus peticiones, pero si te acuestas conmigo, creo que podré satisfacerte lo suficiente’”. Después del sexo, sin embargo, “ya no podrás ordenarle cosas, porque serás impuro”. Por suerte, si lo planeas bien y obtienes el anillo antes de acostarte con ella, después “podrás hacer lo que quieras”. (El autor del grimorio asegura que la “criatura” será muy amable y sexual: “Lo he probado muchas veces”, escribió el mago y añade, en una nota al pie, “mi aprendiz también lo ha hecho”.)
“La naturaleza exacta de las criaturas naturales rara vez queda clara”, dice Peterson a Broadly. “A menudo se piensa que son hadas o criaturas folclóricas mortales pero mágicas; aunque pueden ser asesinadas”.
Además de ser convocadas por magos, se dice que los seres sobrenaturales “buscan humanos para cruzarse con ellos por nuestras almas inmortales”, según Peterson. Existen muchos ejemplos de esto. “Las historias en la literatura medieval abundan, como la conocida Melusina, quien aparece en el logo de Starbucks”.
Las características específicas del mito de Melusina varían; típicamente se describe como mitad hada, mitad humana y como hija de un hada llamada Pressina, que tuvo sexo con un humano. Más tarde, Melusina busca tener relaciones con hombres para liberarse de una maldición que pende sobre ella. Otros mitos a través de la historia ofrecen relatos similares. Uno de los más conocidos es sobre la entidad de Lilith, quien aparece en el primer Talmud babilónico, escrito entre los siglos III y IV. “Se dice que ella misma se fecundó con el esperma masculino para crear demonios”, cuenta la historiadora Natalia Klimczak.
“Se dice que ella misma se fecundó con el esperma masculino para crear demonios”.
“Los liliths como categoría demoníaca, junto con los lilis masculinos, han existido desde hace miles de años”, escribe Rebecca Lesses, profesora de estudios Judíos en la Universidad de Ithaca. Hace referencia a otro trabajo, en donde explica que siempre se ha creído que el linaje demoníaco de Lilith busca parejas sexuales. “Un texto describe que los liliths ‘se aparecen a los seres humanos, a hombres en forma de mujer y a mujeres en forma de hombres, se acuestan con todos los seres humanos en la noche y durante el día’”.
El hermoso espíritu vampírico Yuki-Onna de la leyenda japonesa se dice que tiene sexo con los hombres, “complaciéndolos hasta que mueren”. Dicen que otro demonio vampírico de Grecia, Lamia, es “tremendamente horrible” y disfruta matar niños. Sin embargo, es capaz de cambiar de forma “para convertirse en una mujer hermosa para seducir a los hombres a sitios aislados, tener sexo con ellos y luego extraer sus sangre”. Muy casual. Incluso el querido hechicero Merlín fue alcanzado por una unión impía: su papá era un demonio.
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Cuando comienzas a hurgar entre los velos de la historia y miras los seres sobrenaturales que literalmente nos han cogido, parecen casi innumerables. El hecho de que uno de estos espíritus cogedores de humanos sea el logotipo de la cadena de café más grande del mundo, habla por sí solo de la prevalencia cultural de lo que conocemos como sexo con demonios.
Los nuevos registros de sexo con espíritus los encontramos en los archivos de la cultura pop. En años recientes, muchas celebridades se han pronunciado y compartido sus experiencias teniendo sexo con seres sobrenaturales, sobre todo fantasmas. En 2012, la cantante Ke$ha dijo que ella “es muy abierta” a tener sexo con fantasmas, algo que admite haber hecho antes. La fallecida Anna Nicole Smith dijo una vez que “un fantasma subió por mi pierna y tuvo sexo conmigo en un departamento de Texas hace mucho tiempo”. Aunque al principio estaba muy asustada, terminó estando agradecida por el sexo tan “increíble”.
Bobby Brown afirmó que vivió en una casa embrujada donde, “una noche memorable, uno de los fantasmas descendió del techo y tuvo sexo conmigo”. Otras celebridades incluyen a Dan Akroyd, quien una vez sintió a un fantasma en su cama; Coco Austin —la esposa de Ice-T— afirma haber sido acosada por muchos fantasmas pervertidos a lo largo de su vida; la actriz Paz de la Huerta dijo que el fantasma de Elvis voló por su cuerpo y le provocó un orgasmo en Graceland; la actriz Natasha Blasick, quien gustosa ha tenido sexo con fantasmas dos veces; y Lucy Liu, quien tuvo sexo con un espíritu también. “Fue pura dicha. Sentí todo. Llegué al climax. Y luego se fue flotando”, dijo.
Si yo hubiese tenido tanta suerte.