Artículo publicado originalmente por Broadly Estados Unidos.
Fui a una secundaria católica y en la clase de educación sexual solo nos enseñaban sobre la abstinencia. El matrimonio era visto como algo sagrado, y el sexo era solo para procrear. Cuando fui a la universidad tuve mi primera experiencia con la educación sexual. Todo era muy clínico, aprendí sobre los anticonceptivos, el DIU y cómo evitar contraer una ITS (infecciones de transmisión sexual).
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Antes de contraer herpes, no me había dado cuenta de que tenía muy arraigado el estigma de las ITS. Sentía que las personas que contraían ITS eran sucias o estaban enfermas y no tomaban las precauciones adecuadas. Tener este tipo de estigmas es agotador, y tuve que aprender a desaprenderlos. Creo que todo empieza por los medios: personajes como Coach Carr de Mean Girls es un gran ejemplo, o The Hangover, en donde hacen bromas sobre el herpes. Los medios nunca te presentan la idea de que: “algún día podrías tener una ITS, y en realidad son muy comunes, y que aún así mereces sentir placer”. Nunca recibí este mensaje. Nadie me dijo que a pesar de todo podía tener una relación amorosa, o incluso sexo casual con alguien después de que me diagnosticaron.
Contraje herpes en 2015. Tuve relaciones sexuales con alguien que conocía desde hace tiempo, y dos semanas después empecé a tener un dolor insoportable en la vulva. El médico tomó un hisopo para hacerme la prueba, y me dolió muchísimo. Recuerdo haber llorado y que una enfermera me veía con ojos de lástima. La prueba resultó positiva para herpes.
A partir de ese momento, me sentí completamente indeseable, traicionada, asquerosa y sin esperanzas para mi futuro. Mi papá estaba conmigo en el consultorio cuando me diagnosticaron. Recuerdo estar llorando mientras nos íbamos y repitiendo una y otra vez: “Nadie me va a querer después de esto”. No quería culpar a mi pareja, porque no habíamos hablado sobre usar anticonceptivos. Así que esa fue otra llamada de atención para mí, en términos de cómo me comunico en torno al sexo con otras personas. Lo que siempre digo acerca de ser diagnosticado con una ITS es que te obliga a tener conversaciones de salud sexual con tus parejas.
El herpes es una infección de la piel que se presenta en dos cepas. Hay VHS-1 y VHS-2. El VHS-2 generalmente se presenta alrededor de los genitales y se transmite ahí, y el 1 generalmente se conoce como herpes oral y se presenta en el área de la boca. Cuando se trata de sexo, puedes trasmitirlo sin tener síntomas, incluso si no has tenido un brote. Es importante que tomes precauciones si te involucras sexualmente con alguien que no tiene herpes. Algunas personas reciben terapia de supresión cuando tienen relaciones [lo que reduce su probabilidad de tener un brote de herpes]. Los condones, tanto internos como externos, también son excelentes, pero ya que el herpes se transmite a través del contacto piel con piel, puedes contraerlo incluso solo tocando los genitales de alguien, por eso los condones no necesariamente evitarán que te contagies.
Después de mi diagnóstico, sentía que ya no sabía ni quién era yo, cuando me miraba al espejo. Me acababa de graduar de la universidad; y me otorgaron una pasantía muy buena, pero simplemente me perdí. Fue muy difícil decirle a la persona que me contagió acerca del diagnóstico. Traté de verlo para decírselo en persona, pero él me decía que estaba muy ocupado, y al final tuve que decirle por mensaje de texto. Ese fue el principio del fin. Seguíamos teniendo sexo, pero ya no era satisfactorio. Creo que solo estaba tratando de hacerme sentir que aún era digna, y en el fondo quería que él estuviera ahí para mí. Cuando nos conocimos sentí una gran conexión con él, y eso me gustó mucho.
Terminó rompiendo conmigo por mensaje de Snapchat. Esa experiencia me puso en mi propio viaje de autoaceptación y amor propio. Soy de las que creen que todo pasa por algo, incluso si es algo doloroso en ese momento. Poco a poco empecé a explorar mi sexualidad después de que esa relación terminara. Masturbarse ayuda mucho a recuperar el placer sexual después de que te diagnostican alguna ITS, ya que crea un espacio entre tu persona y tu cuerpo y al mismo tiempo te permite recibir placer.
Conocí a mi novio actual en la universidad. Todos mis amigos de Facebook sabían que tenía herpes porque fui muy abierta al respecto. Empezamos a hablar y coquetear por mensajes, y luego fuimos a una fiesta y nos besamos. No tuvimos sexo esa primera vez después de la fiesta, pero nos tocamos un poco y fue muy simple. Para él, el herpes no era un problema, solo me preguntó cómo debía protegerse y lo tomó muy bien. Eso fue muy importante para mí. Su aceptación jugó un papel fundamental en reavivar mi sexualidad. La primera vez que tuvimos sexo, no fue nada extravagante. Estábamos en su cuarto, y usamos condón; fue agradable, tierno y suave. Fue una reintroducción al sexo. Me sentí digna de tener placer otra vez.
Ha sido un largo trayecto llegar al punto en el que me siento cómoda hablando de mi diagnóstico de herpes y abogando en nombre de otros para romper con los estigmas de las ITS. Después de que me diagnosticaron por primera vez, pasé horas en internet y créeme: ¡el internet puede ser tu mejor amigo y tu peor enemigo! Encontré a la activista contra el herpes Ella Dawson y me sorprendió su honestidad y compromiso para enfrentar el estigma. En ese momento de mi vida, decidí que quería ser terapeuta sexual, así que pensé: Estoy cansada de mantener esta oscuridad dentro de mí. Quiero hacer pública esta oscuridad.
Desde entonces he aprendido que la vulnerabilidad crea cambios. Al ser vulnerable y honesta, puedes ayudar a otras personas a hacer cambios positivos en sus vidas. Así fue como llegué a revelar públicamente mi diagnóstico y trabajar con otros activistas para educar al público sobre la realidad de la vida con una ITS. Nunca pensé que me dedicaría a esto; Solo quería darle a las personas acceso a los recursos que yo no tuve. Solo quería cambiar la vida de una persona. Pero ahora se ha convertido en mi trabajo de tiempo completo. Todos los días recibo mensajes de personas que dicen: “Gracias por estar ahí”.