La excusa de este acosador captado por una cámara es que “tenía que” hacerlo

En Australia, el acoso sexual de una mujer de 24 años a plena luz del día llegó a todos los encabezados luego de quedar grabado en cámaras de seguridad.

Jesse Ratu (24) iba camino a casa después de su rutina de ejercicio, un domingo por la mañana, cuando sintió que alguien la seguía hasta su edificio. Momentos después, el supuesto agresor tocó su trasero en repetidas ocasiones afuera de la puerta de su edificio.

Videos by VICE

Por increíble que parezca, el agresor de Ratu también ofreció una explicación para su conducta. “Dijo algo como, ‘Lo siento, tenía que hacerlo, tienes el mejor culo’”, declaró Ratu al sitio de noticias australiano News.com.au.

El acoso tuvo lugar afuera de un edificio en Queensland, un suburbio de Southport. El material en video de las cámaras de seguridad claramente muestra al hombre siguiendo a Ratu mientras ella camina hasta su edificio. Conforme se acerca a ella —con la mano extendida—, la joven nota su presencia y medio voltea. Entonces, él toca su trasero cinco veces y se aleja caminando.


Relacionados: Vivir en la CDMX significa vestirse para el acoso y el sexismo


“Creo que dije algo como, ‘No me toques, carajo’”, recuerda. De regreso en su departamento, le contó a su compañero sobre el ataque. “Estaba muy molesta, para cuando le conté a mi compañero estaba llorando y gritando. Procesé y registré lo que había ocurrido”.

La policía de Queensland se encuentra actualmente buscando al agresor de Ratu. Lo más probable es que se enfrente a cargos por asalto indecente si es arrestado.

Los activistas en contra del acoso dicen que esta agresión demuestra claramente la legitimidad sexual que sienten los acosadores y atacantes de las mujeres en lugares públicos.

“El acoso callejero es algo que la mayoría de las mujeres experimenta a diario”, comenta Ester Van Kempen de Good Night Out, una iniciativa internacional para erradicar el acoso. “Pero la excusa descarada que da este hombre nos enseña la profundidad del problema dentro de nuestra sociedad”.

Van Kempen argumenta que la respuesta común de muchas mujeres al acoso callejero —la incredulidad, en vez de la ira inmediata— no mitiga la severidad del crimen cometido. “En lugar de preguntar por qué no lo confrontó, deberíamos preguntar por qué él se siente con derecho sobre el cuerpo de una mujer”.