Si pensamos en Acapulco en nuestros días, muy probablemente se nos presente como un recuerdo fantasma. Hace tiempo que ese paraíso tropical dejó de ser tan dorado como los bronceados de la época de oro del cine. Pero ese lugar que todavía albergó las primeras vacaciones familiares de muchos de nosotros, con sus clavadistas embadurnados en aceite de coco y sonrisas tan blancas como un trapo remojado en Clarasol, es el mismo que bañó con sus olas —por entonces claras y sin pañales flotantes— a Elvis Presley, Liz Taylor, John Wayne y cualquiera que ostentara pertenecer a alguna clase de crema y nata del espectáculo.
Como el primer destino turístico mexicano con todas sus letras, Acapulco se convirtió a finales de los 40s, en la primera gran playa de Norteamérica y set cinematográfico por excelencia.
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De entre todas las personalidades que visitaron el puerto, sin duda, Orson Welles y Rita Hayworth en 1946, se encargaron en buena medida, de sacarle jugo a cada rincón, moviendo un cuerpo técnico tan grande al extranjero como pocas veces para el rodaje de La dama de Shangai, un clásico del cine negro basado en If I Die Before I Wake, de Sherwood King, que a pesar del sol y las palmeras acapulqueñas, conserva el misterio y oscuridad del cine de la época.
En una búsqueda por desenredar el arribo de una producción de tales proporciones a nuestras costas, Rafael Aviña, columnista e investigador, dedica Orson Welles en Acapulco (y el misterio de la Dalia Negra), editado por CONACULTA, a ofrecer una madeja de géneros periodísticos y literarios para establecer de manera ingeniosa y con datos históricos, un puente entre Acapulco, Welles y el misterioso asesinato de Elzabeth Short, ocurrido en Los Ángeles en 1947.
Con una colección en envidiable calidad de postales acapulqueñas y un conjunto de datos previamente masticados y digeridos a manera de relato de nota roja, Aviña contrasta y estrecha conjeturas ficcionalizándolas de alguna manera, para alimentar por un lado, a cinéfilos como tú que en estos momentos babean esperando detalles sobre la fotografía y otros caprichos fílmicos o a morbosos como el que tienes a un lado —o frente al espejo—, elaborando conjeturas sobre la probabilidad de que Welles estuviese involucrado, con todo y su flemática personalidad y sarta de delirios, en el crimen de la Dalia Negra. Ahora que si no encajas en ninguno de estos perfiles, probablemente te tengas estima como entusiasta tropical y en ese sentido, estamos seguros de que teniendo este libro en frente, terminarás personificando a ambos.
Te sugerimos leer Orson Welles en Acapulco (y el misterio de la Dalia Negra) acompañado de un agua de coco en tu azotea, basta con que visites el sitio web de @LibreriasEducal, donde podrás consultar un catálogo con 30 mil títulos: Educal.com.mx
No olvides ponerte bronceador.