Canciones que propagan la influenza

Para como van las cosas, muy pronto estará prohibido toser en público. Gracias a la exageración de los medios de información, al pánico generalizado (aceptémoslo, somos una sarta de miedosos) y a una bola de autoridades inútiles (pero eso sí, bien pagadas), hemos sido restringidos hasta de carraspear libremente por la calle.

Pobre de aquel güey con resaca que ose “hacer fuerza y violencia con la respiración, para arrancar del pecho lo que le fatiga y molesta” (según la Real Academia de la Lengua Española) entre mucha gente, porque será visto como apestado por el cada vez más creciente club de fans de los cubre bocas (sí esa trapo chamagoso, pirata, decorado, inservible, pero empotrado en la trompa de miles de mexicanos). Lo estúpido es que se tiene la certeza de que esa misteriosa prenda es como la vacuna contra el virus de marras. El lavado de manos y una dieta balanceada se considera secundario, o incluso, prescindible.

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Parece que nunca veremos cristalizada la propuesta de Luis Ignacio Helguera, de abrir la Academia de Tos, donde “se imparte a la gente, la técnica y el conocimiento de los momentos propicios para toser”, incluida en su divertido libro ¿Por qué tose la gente en los conciertos? (Editorial Aldvs, 2000).


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Pero volvamos a la tosida y sus minucias. Todo parece indicar que ya no seremos libres de jugar escupidas a media calle. Parece que se pagará con cárcel estrellar gargajos contra la pared. El gripiento será discriminado como leproso de la antigua Roma.

Cualquier conato de broncoaspiración a media comilona será motivo para que lo expulsen de su restaurante favorito, sin decir agua va. La tosecilla traviesa que suele emitir el género masculino al ver de cerca a un mujerón, quedará terminantemente prohibida. Incluso, sospecho que la veda se extenderá hasta la abundante salivación, propia de encuentros cercanos con el sexo opuesto.

Sin embargo, ante la paranoia generalizada contra todo lo que huela a influenza (nadie sabe a ciencia cierta qué chingados es), no tardarán en alertarnos sobre algunos temas musicales que tuvieron el infortunio de grabar alguna tos o carraspera. He aquí algunos temas a prohibir:

“Pennyroyal Tea”: noveno tema del álbum In Utero, de Nirvana. Antes de que comience la canción, se escucha carraspear a Kurt Cobain. Malhaya el momento en que quiso afinar el gaznate.

“Wish You Were Here”: del disco con el mismo nombre de Pink Floyd, a los 26 segundos de la melodía se escucha una tímida tos masculina, seguida de una corta aspiración cuatro segundos más tarde.

“Déjenme en paz”: del primer disco de la banda mexicana de surf Yucatán A-go-go, se escucha hablar a sus integrantes y luego dejan escapar una sospechosa tosecilla. Aunque el motivo de la expectoración no es por causas griposas, eso no será justificación para los fundamentalistas del gel antibacterial. Ni modo.


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“Money”: corte incluido en el homenaje reggae de Easy Star All-Stars al Dark Side of the Moon, en el que sustituyen el sonido de la caja registradora y las monedas, con tos, caladas y una pipa de agua. Sí, este tema tampoco merecería ser repudiado. Pero qué le vamos a hacer: tiene tos.

“La tos”: inmortal paseaito de Los Corraleros de Majagual (en México la versionaron hasta chotearla) que reza: “tóquenme sabroso muchachos / que tengo una tos / ay mamita mía caramba / también un dolor”. El pegajoso estribillo es salpimentado por una feroz tos perruna que a más de uno habrá puesto a bailar.

“Mi chorro de voz”: letra y tos del dominio público, la cual además ya es mítico entre la música vernácula mexicana, lo mismo se vetará la versión con Pedro Infante, que la de Luis Aguilar o la de Tin Tan. De tan importante aporte de Chava Flores no quedaría ni el chisguete.

“The Cough Song”: ni esta melodía instrumental creada por Bob Dylan podrá salvarse de la hoguera de las canciones enjuiciadas injustamente, luego del ataque de tos al minuto y 32 segundos.

“T.V. Eye”: A partir del minuto 2:50, Iggy Pop comienza a toser de manera grotesca y apasionada. Era 1970, The Stooges grabaron el blues más crudo, filoso y brutal. Una obra maestra hecha de sudor y aullidos.

“Get Back”: en la versión original del disco Let It Be (1970), el tema es precedido por los preparativos para la grabación. Como el cuarteto de Liverpool había acordado grabar a todos al mismo tiempo, en los segundos antes de que empiece el tema se oyen voces, cuerdas de guitarra y una tímida carraspera.


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“Flu Season”: del segundo disco (Some of My Best Friends Are DJs) de ese asombroso tornamesista que es Kid Koala, proviene este tema elaborado con estornudos, una tos gachísima y esgarramientos. Más de un paranoico le pondrá un trapo a sus audífonos.

Lado A: así podríamos denominar al primero de las dos larguísimas pistas del Product Placement, disco elaborado por otros no menos asombrosos juglares de las tornamesas: DJ Shadow y Cut Chemist. Exactamente al minuto 11 se puede escuchar un árida tos, la cual es preámbulo de uno de los tantos funks que mezclan en esta producción.

“PRI, PAN, PRD”: cortísima y divertida canción del Palomazo Informativo (incluida en el Yo no voté por Martita) que parodia al “Médico brujo”, pero con voces al estilo de las ardillitas de Lalo Guerrero. Al final, un ataque de risa desemboca en una leve tos, de ardilla, pero al fin tos. En ese mismo disco, el tema “Pejediego” también es precedido por una tos. En su primer disco, Hacienda te odio, en el “Corrido de los Arellano Félix” se escucha a alguien carraspear y escupir. Y en “Georgie Boy Superstar”, antes de que empiece la canción, también. Estos tipos son unos pinchis tosijosos.

Por si las recochinas dudas también habría que prohibir al “Alármala de tos” (de Botellita de Jerez; no es de Café Tacvba, ¡carajo!), “Cough Cool” (de los Misfits), “Jarabe para la tos” (de Los Tres) y “Ataque de tos” (de Joaquín Sabina). Si bien en estos temas no se tose, al menos la evocan. Lo anterior porque seguramente la onomatopeya de la tos (el archi usado cof, cof) también será censurada de los textos, so pena de que se acuse al autor de infectado. Ni modo. Adiós a la tos.

@balapodrida