Identidad

Este chico de 17 años se enfrenta a sus compañeros por objetificar a las mujeres

Noah Abraham retrato

Este artículo aparece en “El número del poder y el privilegio” de nuestra revista. Subscríbete aquí.

Noah Abraham dice que, al pasar por los pasillos de su instituto en Ottawa, Ontario (Canadá) muchas veces veía a los chicos compartir fotos de chicas desnudas sin que estas lo supieran. “Lo hacen sin consentimiento” asegura este jugador de voleibol de 17 años. “Tienen un archivo y se lo enseñan a sus amigos para ser influyentes, tenerlo les hace guay”. Abraham, que ha estudiado en la escuela de secundaria de Longfields-Davidson Heights ha liderado la iniciativa ManUp, que intenta conseguir que los chavales del instituto rechacen esa masculinidad tóxica y aprendan algo del consentimiento sexual.

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El grupo organiza charlas para los estudiantes y organiza “Almuerzos de colegas” para que los chavales se junten con el fin de sacar la mierda y hablar de su comportamiento problemático, esto es, llamar la atención y compartir desnudos sin consentimiento. Pero más allá de esto, intentan explicar a las chavales que lo que hacen no está bien. Abraham asegura que “lo más importante es mantener este tipo de conversaciones con ellos y enseñarles que lo que hacen está mal”.

Abraham primero quiso pasar a la acción contra la violencia sexual cuando asistió a una conferencia de Glen Canning, el padre de Rehateh Parsons, una chica de 17 años de Cole Harbour, Nueva Escocia, Canadá que sufrió una violación en grupo cuando tenía 15 años. Parsons intentó suicidarse 17 meses después. El intento le dejó daños cerebrales y finalmente la desconectaron de la vida. Canning ofrece charlas contando la historia de su hija y la necesidad de una reforma legislativa para las víctimas de los abusos sexuales.


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No hay culpables por la violación de Parsons, aunque dos hombres (que eran menores en ese momento) fueron condenados por compartir pornografía infantil y fue un hecho probado que tomaron y compartieron fotos de la víctima. Esas fotos circularon por su colegio y las redes sociales. Abraham tenía 12 años cuando escuchó hablar a Canning: su profesor les llevó, a él y a sus compañeros, al ayuntamiento de Ottawa para escuchar un debate sobre la violencia contra las mujeres. Abraham dijo que el hecho de que Parsons tuviera su edad cuando fue violada le tocó de cerca.

“Ves a este padre hablando ante el público sobre la muerte de su hija. Y no mucha gente se solidariza. Esta experiencia le hizo unirse al movimiento ManUp poco después. Esta iniciativa se lleva a cabo en 23 colegios de Ottawa y recibe financiación de instituciones como la Policía de Ottawa y la Asociación por la Prevención de Delitos de Ottawa. El plan es expandir la iniciativa durante los próximos cinco años en Ontario, Kingston, Oshawa, Toronto, Londres y Windsor.
Abraham organizó eventos para ManUp en su instituto, pero no pudo ser miembro de pleno derecho de la organización hasta el último curso. Existe una buena razón para ello y es que los chavales del último curso son más influyentes.

“Es muy normal que los hombres objetivicen a las mujeres. Nosotros estamos intentando crear una nueva normalidad”

Abraham reconoce que muchas actitudes masculinas son intrínsecamente tóxicas. “Hace poco, iba caminando por la calle con mi novia cuando desde un coche, un hombre bajó la ventanilla para piropearla”. “Me estalló la cabeza” contó. “Y es que es muy normal que los hombres objetivicen a las mujeres. Pero nosotros estamos intentando crear una nueva normalidad”.

Travis Wing, profesor del Longfields-Davidson y supervisor del ManUp dice que el programa está contrarrestando mensajes del tipo “los chicos siempre serán así” dando incentivos para que los chicos sean hombres buenos. “En nuestra escuela hay jóvenes que se nos acercan en masa queriendo formar parte del proyecto y aprender. Parece que los chavales tienen ganas de realizar este acercamiento positivo a la masculinidad. En cierta medida, están pidiendo permiso para ser amables, educados y cariñosos” asegura Wing.

En la era del #MeToo, que ha permitido a los hombres descubrir el acoso que han sufrido las mujeres durante mucho tiempo y que tanto el acoso como el abuso sexual están muy extendidos, Wing declara que un programa como ManUp es más importante que nunca. Cree que los chicos necesitan más recursos y atención para ponerse en la buena dirección, o a cualquier dirección.

“Sinceramente, los niños han estado solos con sus móviles durante demasiado tiempo” opina Wing. “A esto, se le añade un ataque constante en los redes sociales y ya tenemos todos los ingredientes para el desastre”.

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La urgencia de debatir la masculinidad tóxica entre los jóvenes quedó clara el pasado mes de abril, cuando un joven de 25 años, presuntamente Alek Minassian, asesinó a 25 personas atropellándolas con una furgoneta en Toronto. Minassian formaba parte de la “rebelión incel”, esto es, la rebelión de los cébiles involuntarios formada por unos misóginos que creen que las mujeres les deben sexo a los hombres. Según Judith Taylor, profesora de sociología en la Universidad de Toronto, este tipo de ideologías surgen cuando los niños y hombres no interactúan entre ellos en la vida real sino que se reúnen en internet para compadecerse.

En concreto, se refería a “clubes de hombres” donde los chicos se reúnen para quejarse de sus cosas y que es algo sano y necesario. Parece que a pequeña escala, el movimiento de ManUp está cubriendo ese vacío para los adolescentes de Ottawa. El programa enseña a sus miembros a intervenir como espectadores si asisten a alguna conducta problemática. Esto es: si les envían fotos de una niña desnuda. Abraham dice que se enfrentan muchas veces a esta situación y que, en ese caso, mantendría una conversación para tratar el tema y “redirigirlo”.

La conversación pasaría por decir algo así como “Eh, tíos. ¿Qué estáis haciendo? Esto no está bien” Se trata de un mensaje muy sencillo pero estamos hablando de adolescentes, edad en la que molar es importantísimo. Abraham señala que su papel no es “juzgar” al resto de chicos sino hacerles cambiar de punto de vista. “No estamos aquí para avergonzarlos, sino tratar de convertirlos en mejores personas”.

“Lo primero que nos comentan las estudiantes de primaria y secundaria es sobre lo mucho que las presionan para que les manden fotos desnudas”

Wing señala que es difícil calcular cuantas violaciones se han evitado gracias a programas como ManUp. Pero dice que ve que muchos chicos acuden a ManUp para resolver problemas y más chicas acuden en busca de ayuda para solucionar problemas relacionados con el acoso.
La abogada por los derechos de las mujeres, Julie Lalonde, vive en Ottawa y a menudo hace trabajo de campo en los colegios, dice que los programas como ManUp son muy eficaces porque le dan la vuelta al tema, animando a los chicos a ser “personas guays que no acosan a las mujeres”.

Según Lalonde, “lo primero que nos comentan las estudiantes de primaria y secundaria es sobre lo mucho que las presionan para que les manden fotos desnudas”. En la era del #MeToo y con el nuevo gobierno conservador-progresista de Ontario que está volviendo a las viejas lecciones sobre educación sexual que no contemplan el consentimiento, los programas de base se vuelven cada vez más importantes.

“Vamos a crear más hombres misóginos e incels si no les damos una válvula de escape para hablar de sus frustraciones. Internet está lleno de sitios para desarrollarse como el peor hombre posible”, asegura Lalonde. Abraham empezó a estudiar este otoño Trabajo Social en la Universidad de Trent en Peterborough, Ontario.

“Toda la vida he querido introducir el cambio en mi comunidad así que creo que esto será lo mejor para mí”, asegura. Tiene previsto seguir asistiendo a los eventos de ManUp y seguirá aplicando los valores que ha aprendido. “Si alguien le falta el respeto o acosa a una chica, no me quedaré mirando y haré lo correcto. Es algo así como fijar la nueva normalidad de comportamiento de los hombres”.

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