Perros viviendo en jaulas de metal oxidado en las que se pinchan a menudo por el pésimo estado en el que están, suelos en mal estado, llenos de desperdicios y suciedad en los que ni siquiera pueden descansar y un destino horrible al final de toda esa cadena de malos tratos y violencia que acaba con la muerte para convertirse en un bolso, un abrigo o incluso juguetes para niños.
Esto es lo que se han encontrado los activistas de Igualdad Animal – apoyados por activistas animalistas locales – que fueron a China a descubrir qué era lo que sucedía en algunas granjas de perros como la de Jining en la región de Shandong. Esos perros – y también gatos – al salir de las granjas donde los encierran son llevados de la peor forma posible a los mercados cercanos para venderlos a empresas de manufacturas o a restaurantes.
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Para los animales vendidos a los restaurantes el viaje acabará en el plato de algún cliente, desgraciadamente para el animal, pero para el resto, el viaje sigue hacía los mataderos de Jiaxing, donde son asesinados y despellejados. Para matarlos les golpean en la cabeza hasta que quedan inconscientes y les rajan la garganta, aunque no siempre están inconscientes del todo y el espectáculo – que ya es asqueroso y grotesco de por sí – se vuelve aún más insoportable. Las pieles de esos animales posteriormente se utilizan para hacer todo tipo de productos.
Gracias a estás investigaciones Igualdad Animal consiguió cerrar 33 mercados y un matadero de perros y gatos y rescatar a una de las perras, pero por desgracia esta industria sigue existiendo. Si quieres que deje de hacerlo puedes firmar su campaña aquí.