Existen pocas personas en este planeta que sean tan amadas como Jay Z, pero el rapero/emprendedor sigue siendo capaz de cometer grander cagadas públicas: lo que pasó en ese elevador con Solange, el pésimo verso que se echa en “Monster,” de Kanye, y ahora, tomar prestados el lenguaje y las técnicas de los activistas de internet para promover su nueva (y bastante cara) plataforma de streaming de música en línea.
Como Pono, un reproductor de música en alta definición que cuesta $400 dólares, Tidal busca ser el producto de lujo (y apoyado por músicos y celebridades) de las plataformas de streaming de música. Jay Z pagó $56 milliones por la empresa matriz de Tidal en enero. Al contrario de Spotify, no existe una versión gratuita de Tidal; únicamente existe una suscripción mensual de $19.95 dólares. Por el doble de lo que cuesta Spotify, los suscriptores de Tidal pueden escuchar todo el catálogo de Taylor Swift, y escuchar audio en calidad lossless.
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Pero para anunciar el lanzamiento de Tidal, personas como Kayne West, Nicki Minaj, Rihanna, y Madonna—así como otros músicos menos asociados con los Illuminati, como Jack White y Coldplay—cambiaron las fotos de sus redes sociales y pusieron en su lugar un cuadrado color #turquesa.
Y después de que Jay Z escribiera una variación de la canción de protesta de Bob Dylan a medianoche, los artistas participantes y/o sus equipos en las redes sociales publicaron un mensaje parecido, siempre bajo la idea de «Juntos podemos cambiar la marea y hacer historia en la música. Comienza cambiando tu foto de perfil al color azul» seguido del hashtag #TIDALforALL.