Música

Cómo la histeria por las bandas de chicos se convirtió en una fuerza imparable

La histeria por las boy bands o bandas de cichos comenzó oficialmente en el exterior del London Palladium el 13 de octubre de 1963. Los Beatles a duras penas consiguieron llegar a su propio concierto, después de atravesar una muchedumbre de fans violentamente emocionadas. Las que mujeres gritaban y lloraban consiguieron apartar a los miembros de seguridad y trataron de encaramarse a su coche.

Las fotografías en blanco y negro de aquel día son icónicas: fue el momento exacto en el que cuatro jóvenes de Liverpool desmoronaron el decoro femenino. Cuando escuchamos el término “Beatlemanía” automáticamente nos imaginamos hordas de chillonas fans femeninas. Esta asociación mental es tan potente que podría pensarse que las mujeres no sabían qué hacer con sus laringes hasta que escucharon a Paul McCartney cantar “She loves you, yeah, yeah, yeah”.

Ya sabemos todos que este tipo de exhibición de sentimientos pone muy nerviosos a los hombres. Esto es lo que escribió el periodista Paul Johnson en New Statesman en 1964: “Las que se arremolinan en torno a los Beatles, quienes gritan hasta la histeria, aquellas cuyos rostros ausentes centellean frente a la pantalla del televisor, son las menos afortunadas de su generación, las estúpidas, las ociosas, las fracasadas…”. Lo que hicieron aquellas fans de los Beatles fue muy bello. Sí, se estaban divirtiendo, pero también descubrieron una fórmula sagrada: cuatro músicos jóvenes con un pelo estupendo.


Los orígenes de la histeria

Actualmente lo más probable es encontrar la palabra ‘histérica’ en boca de algún exhausto padre que se queja del comportamiento de su hija adolescente en un concierto de 5 Seconds of Summer, pero en realidad las mujeres han recibido el epíteto ‘histérica’ de forma peyorativa durante siglos. Platón dijo a los antiguos griegos que el útero de las mujeres podía desplazarse por todo su cuerpo, bloqueando sus órganos y provocándoles desmayos e inquietud, pérdida de apetito, falta o exceso de sueño, nerviosismo y —¡Válgame Zeus!— deseo sexual. Durante el siglo XIX se afirmaba que la causa de la histeria en las mujeres era su incapacidad para llegar al orgasmo o eyacular, lo que las hacía sentirse sensibles, irritables o cansadas.

Tan pronto como los médicos empezaron a emplear la investigación clínica en lugar del anticuado sexismo para escribir sobre biología descartaron inmediatamente la ‘histeria’ como enfermedad, pero esa palabra sigue teniendo cierta connotación sexy, como de útero itinerante. Cuando un periodista hombre escribe sobre las chicas ‘histéricas’ que esperan a las afueras de un hotel para ver a Harry Styles, está evocando el mismo desdén que mostraba Platón por la lujuria femenina, cuando en realidad fantasear sobre una celebridad desde la distancia es una forma perfectamente legítima de explorar la propia sexualidad. Esa es tan solo una de las razones por las que nos ponemos a chillar.


Gritos, gritos y más gritos


Hay un tipo en Atlanta que literalmente cosecha gritos humanos. El psicólogo Harold Gouzoles empezó estudiando los chillidos de los monos hace varias décadas, pero actualmente recopila gritos humanos procedentes de YouTube y pide a la gente que identifique el motivo de ese sonido. ¿Se trata de terror, dolor, placer, ira? ¿Se trata de Justin Bieber?

Independientemente del motivo, afirma, “la capacidad de soltar un chillido está profundamente enraizada en nuestra historia evolutiva y sin duda es de vital importancia para nuestra supervivencia”. Entonces, ¿podrían los ensordecedores gritos que se escuchan en los conciertos de One Direction provenir de nuestro instinto de supervivencia?

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Foto por Daniee Bailon vía Wikimedia Commons

Pues… en realidad sí. La gente que grita en medio de una multitud es en cierto modo similar a los monos que chillan encaramados a un árbol. Se trata de pertenecer a una tribu, ya sea la de la música pop, la del fútbol o la de los simios. Sabemos instintivamente que, para sobrevivir, debemos permanecer en grupo y el fandom actúa sobre nuestra mentalidad de manada: gritar en medio de una multitud implica pertenencia al grupo. Es la naturaleza humana.

La profesora de sociología Michelle Jennings explicó al Washington Post en una entrevista por video que los gritos de los fans son “la encarnación simultánea de la identidad colectiva y el individualismo. De modo que, tanto si coreas con otros fans en un partido de fútbol como si abucheas a un político o exclamas ‘amén’ durante una misa, estás empleando tu cuerpo y tu voz para mostrar que formas parte de un grupo más amplio que comparte una identidad común”.

Cualquiera que haya sobrevivido a la adolescencia, que trabaje en una oficina, que tenga una familia o que interactúe con otros humanos sabe lo importante que es sentirse parte de algo. Cuando las fans de los Beatles, las Beliebers y las One Directioners gritan, es exactamente eso lo que están demandando.


Zayn Malik se va y los Backstreet Boys vuelven

Cuando Zayn Malik abandonó los One Direction en 2015, casi 500 trabajadoras remuneradas del Reino Unido solicitaron una ‘baja por compasión’ en sus empleos para poder soportar su descalabro emocional. En respuesta a ese acontecimiento, varios hashtags bastante perturbadores que incitaban a la autolesión empezaron a ser trending topic en todo el mundo. Cuando los cuatro miembros restante de One Direction anunciaron que dejaban su carrera “en standby” a principios de 2016, millones de jóvenes fans expresaron su duelo a través de Internet con niveles de ‘histeria’ más o menos elevados.

Pero no es la primera vez que la disolución de una banda de chicos provoca angustia masiva. Gary Barlow causó un pánico similar entre sus fans cuando confirmó que Robbie Williams iba a abandonar la banda británica Take That en 1996. Tras una sombría rueda de prensa en la que Barlow declaró: “A partir de hoy, Take That ya no existe”, los Samaritanos crearon líneas telefónicas gratuitas para aconsejar a las afligidas jóvenes sobre cómo sobreponerse a su dolor. Yo estoy convencida de que aquel duelo era auténtico, porque las relaciones parasociales con las celebridades pueden ser una forma genuinamente saludable de que las adolescentes lleguen a comprenderse a sí mismas. Pero quizá la causa en realidad sea nuestro útero itinerante.

Los miembros de Take That han vuelto a unirse, se han separado, se han reunido de nuevo y han vuelto a separarse con la regularidad de un romance de telenovela desde aquel nefasto día de 1996, por que las bandas de chicos son eternas. Los Backstreet Boys y los New Kids On The Block realizaron una gira conjunta en 2011 y, esta misma semana, Westlife y Boyzone se unieron para formar la banda Boyzlife, con la que estarán de gira en octubre y noviembre en 2016.

Así que, si varios hombres de mediana edad pueden seguir siendo considerados como miembros de una banda de chicos, sus fans pueden ser mujeres de cualquier edad. Entonces¿quién va conmigo al concierto de One Direction / The Wanted en 2036?