Este tipo lleva 18 años coleccionando sus propias uñas

collection d'ongles

Los coleccionistas de cosas raras ocupan un lugar extraño en nuestro imaginario, un continente poblado por locos y gente que en la infancia tuvo muchos problemas. Pero no me estoy refiriendo a coleccionar zapatillas, vinilos de 78 RPM o escarabajos, eso es NORMAL; me refiero a cosas más febriles como huesos, pelo o uñas humanas. Esta gente existe y vive entre nosotros y, al final, resulta que son personas de lo más normales, lo que pasa es que su afición no involucra los elementos típicos que solemos vincular con el coleccionismo.

Podrían ser el tipo que nos cobra en el Lidl, el padre de nuestra compañera de piso o incluso nosotros mismos. Son héroes desconocidos cuya mejor arma es el silencio pues sus colecciones podrían suponer el rechazo total por parte de la sociedad. Aun así se esfuerzan como todo el mundo por mantener y ampliar sus museos íntimos en un ejercicio sin igual de dedicación, pues su arte nunca será contemplado por nadie.

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Hace poco conocí a un tipo que coleccionaba sus propias uñas y le pregunté si le parecía bien charlar un poco sobre su afición.

colección de uñas

VICE: Bueno Sergio, cuéntame lo de las uñas.
Sergio: He estado guardando las uñas de mis manos durante dieciocho años. Empecé en agosto de 1998, a los diecisiete años, y duró hasta agosto de 2016. Solo tengo una parte de la colección en casa porque hace años me fui a vivir fuera de España, el resto debe estar en Barcelona, en casa de mis padres, aunque se cambiaron de piso y deduzco que tiraron la colección.

¿Qué pasó el verano de 1998 para que empezarás esta extraña colección?
Ese verano me quedaron asignaturas del instituto para recuperar en setiembre, así que creo que empecé a acumularlas por puro aburrimiento mientras estudiaba en la casa del pueblo donde veraneábamos. Al principio tampoco pensé que la cosa se haría tan grande, pero a medida que pasaba el tiempo e iba cortando uñas, el tema cogió una envergadura más colosal.

¿Sabes qué significado puede tener esta manía?
No tengo ni idea. Para mí es algo normal, cuando estaba en el cole ya guardaba cosas raras en mi agenda.

colección de uñas

¿Cosas cómo qué?
Tipo costras, trozos de piel y ampollas. Lo pegaba con celo en la página correspondiente del día en que me había caído o me lo había arrancado, a modo de registro. En la misma página escribía una pequeña descripción del material, como “piel de ampolla de la mano derecha” o “costra de la rodilla”, el texto era muy básico. Si no lo recuerdo mal, empecé a hacer toda esta locura cuando se hablaba mucho por la tele de la oveja Dolly. Recuerdo escribir en la agenda que si al cabo de mucho tiempo alguien encontraba todo este material epidérmico podría hacer uso de la información genética para clonarme. Todo esto estaba especificado, como un permiso genético del portador del ADN.

Supongo que lo de las uñas fue la continuación lógica de todo aquello, pero a gran escala.


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¿Entonces lo de las uñas era también como una especie de deseo de eternidad?
No, no, nada de eso, creo. No recuerdo muy bien cómo salió la idea esa de las uñas. Creo que era por dos temas. El primero: la curiosidad de saber qué cantidad de uñas producimos a lo largo de los años, aunque nunca llegué a contarlas una por una, aunque ya se veía el volumen que ocupaban. Creo que debió ser algo relacionado con el libro Guiness, que en esa época estaba como más de moda. Supongo que quería hacer un récord de estos.

Luego también estaba otro punto: en mi estúpida cabeza pensaba que quizás las uñas podrían servir de algo. Ya sabes, como las manos de los gorilas o los cuernos de los rinocerontes. Pensaba que quizás, trituradas y convertidas en polvo, podían ser la nueva cura para alguna enfermedad.

¿Y descubriste alguna propiedad especial de las uñas?
Nunca llegué a probarlo.

colección de uñas

¿Cómo las almacenabas?
Las guardaba en botes de carretes fotográficos. Cada carrete contenía las uñas de un año entero. En los botes siempre escribía la fecha para saber de qué año eran esas uñas, rollo “agosto 2001 – julio 2002”. Siempre un bote por año. Durante un año las uñas de las dos manos ocupan más o menos medio bote de esos. Entre medio y dos tercios. Y cada verano, un bote nuevo.

¿Por qué utilizabas esos botes en concreto?
Yo soy fotógrafo y eso era lo que tenía más a mano. Los últimos años de la colección esto suponía un gran problema porque ya no hacía fotos con película, sino digitales, y me iba quedando sin botes.

“Cuando mi exmujer me veía cortándome las uñas suspiraba, como diciendo ‘no hay nada que hacer’. Pero parece que lo aceptó bien”

¿Sabía alguien que coleccionabas uñas?
Sí, mi familia y mi exmujer. Pero siempre ha sido una cosa que no he querido que se hiciera pública.

¿Qué pensaban ellos de esto?
¡Que estaba loco! Cuando mi exmujer me veía cortándome las uñas suspiraba, como diciendo “no hay nada que hacer”. Pero parece que lo aceptó bien. ¡Pero que conste que ya no lo hago! Lo dejé.

colección de uñas

¿Cuándo lo dejaste y por qué?
Más o menos coincidió con la época en la que lo dejé con mi exmujer. De hecho un año y medio después de dejarlo con ella.

¿Crees que tiene alguna relación la separación con tu exmujer y lo de dejar de coleccionar tus propias uñas?
Pues imagínate, no es demasiado sexy tener que contarle a una mujer que acabas de conocer que te guardas tus propias uñas. Si ya están acostumbradas, bien, pero explicarlo de cero y enseñar la colección es jodido. Pero bueno, realmente creo que fue la conjunción de varios factores. Supongo que ya hacía muchos años que quería dejar de guardar uñas, pero nunca supe cómo hacerlo. Le tenía como cariño pero también sabía que no tenía ningún tipo de sentido.

Otra razón era el peso, no el peso de las uñas, si no del compromiso de tener que cortarme las uñas en casa o buscar botes. Luego estaba el peso emocional con algo que no tiene emoción. Un poco como el decluttering que hacen los de la filosofía minimalista. El final de una relación es el momento idóneo para hacer cambios en la vida, de cambiar cosas de uno mismo.

Y tu cambiaste esto de las uñas.
Bueno, creo que le he ido cogiendo odio al coleccionismo en general. Cuando era pequeño coleccionaba llaveros, pins, latas de bebidas, gorras, no sé, muchas cosas. Si mis padres no se hubieran trasladado a un piso más pequeño, estoy seguro de que aún lo conservaría todo. Llega un momento en que las colecciones las haces porque las has hecho durante mucho tiempo, pero realmente no tienen demasiado sentido. Además, como he dicho, casi podríamos decir que terminé de coleccionarlas porque al final solo hacía fotos en digital y ya no tenía botes donde almacenarlas.

colección de uñas

¿Qué procedimiento seguías a la hora de cortar y guardar las uñas? ¿Lo hacías de forma oculta?
Las uñas siempre me las corto después de ducharme, al estar mojadas es más fácil cortarlas porque están blandas. Por lo tanto, las guardaba limpias. Me las cortaba con un corta uñas normal, de los de tic-tic.

¿No era incómodo estar pendiente siempre de esto? ¿Qué hacías si te ibas de viaje varias semanas?
Cuando no tenía un bote de esos a mano, hacía un sobrecito de papel y las guardaba ahí. Entonces al llegar a casa las juntaba con las otras uñas de ese año. De hecho creo que las uñas de los últimos años las tengo en sobrecitos de papel, ya que me quedé sin botes de carretes de fotos.

“Supongo que ya hacía muchos años que quería dejar de guardar uñas, pero nunca supe cómo hacerlo”

¿Y las uñas de los pies por qué no?
Son siempre más sucias, más feas y huelen mucho más. También crecen menos y se cortan peor.

¿Alguna vez has pensado en tirarlas?
Sé que no tiene mucho sentido seguir guardándolas, pero mira, a ti te ha ido bien para hacer este artículo.

¿Entonces lo guardarás unos años más?
De momento no tengo intención de tirarlas.

*Sergio es un nombre ficticio, prefiere mantener el anonimato.

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