A estas alturas, sabrás perfectamente que en la vagina hay miles de millones de bacterias. El término científico que define a este ecosistema genital es “microbioma vaginal”, aunque a mí me gusta llamarlo mi “coñoséquito”. En el 70 por ciento de los casos, la bacteria predominante en la vagina es el Lactobacillus, que produce ácido láctico y mantiene el pH de la zona al 4,5.
Y ¿sabes dónde más habita el Lactobacillus? En tus intestinos. A menudo a las bacterias intestinales se las conoce como probióticas. Esta población puede afectar a muchas cosas —desde la digestión a alergias, eccemas o el alzhéimer— y son cada vez los estudios que demuestran su importancia, aspecto que han aprovechado las empresas para comercializar todo tipo de productos que supuestamente ayudan a regular la flora intestinal. Así, los probióticos están por todas partes, desde los yogures hasta incluso el champú y la espuma de afeitar.
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Visto esto, no puedo evitar pensar que hay algo que estamos haciendo mal. Si hay tantas bacterias beneficiosas en la vagina y la gente va loca por ingerir tantas de esas bacterias como pueda, ¿por qué no comerse unas cuantas vaginas?
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“Sería posible, aunque seguramente poco probable”, señala la doctora Helena Mendes-Soares, de la Clínica Mayo. “No conozco ningún estudio que haya abordado este asunto”. Pues no entiendo por qué.
Para ser un probiótico efectivo, el fluido vaginal debería tener la suficiente cantidad de bacterias, que en Canadá e Italia está establecida en mil millones de unidades formadoras de colonias (UFC) por ración. Además, todas esas bacterias deberían desplazarse hasta el intestino inferior sin acabar destruidas por los ácidos del estómago.
¿Cuántas bacterias contiene una “ración” de coño? Es más, ¿qué se consideraría una ración? Según la doctora Mendes-Soares, cada gramo de fluido vaginal contiene entre 100.000 y 100 millones de células Lactobacillus. Es decir, que para que una comida tuviera la cantidad suficiente de probióticos, quien la practica debería ingerir entre 10 y 10.000 gramos (10 kg) de fluido vaginal. La primera cifra parece factible. La segunda, no tanto.
Cada gramo de fluido vaginal contiene entre 100.000 y 100 millones de células Lactobacillus. Es decir, que para que una comida tuviera la cantidad suficiente de probióticos, quien la practica debería ingerir entre 10 y 10.000 gramos (10 kg) de fluido vaginal
Supongamos que tienes una de las junglas microbianas más frondosas que existen y que a tu pareja le bastaría con ingerir solo 10 gramos. ¿Cómo nos aseguramos de que los 10 gramos llegan intactos a la parte baja del intestino? Un estudio de 2005 demostró que la presencia de glucosa en los jugos gástricos ayuda a proteger las células Lactobacillus en su viaje por el tracto intestinal.
Que se sepa, el fluido vaginal no contiene glucosa, aunque quizá comer otros alimentos justo después podría aportar los azúcares necesarios a los jugos gástricos. Por naturaleza, el Lactobacillus es resistente al ácido y podría sobrevivir ese viaje de la boca al intestino sin la ayuda de la glucosa.
Otro de los problemas de buscar el aporte de probióticos al estilo salvaje es el tema de la contaminación. “Se produciría una transmisión de los otros miembros de la comunidad”, explica Mendes-Soares, “tanto de los beneficioso como de los dañinos”. Y, por supuesto, también cabe la posibilidad de contraer una ITS.
Para algunas personas, el problema con el término “coño probiótico” está en la palabra “probiótico”. En la publicación de un blog de 2009, el médico especializado en enfermedades infecciosas y podcaster Mark Crislip se mostraba muy escéptico con toda la industria de los alimentos probióticos.
Una de sus principales quejas era que las especies de Lactobacillus y Bifidobacterium que se encontraban en los probióticos no eran necesariamente las mismas que existen en el cuerpo humano. A ese respecto, hay que decir que el fluido vaginal supera a Activia. Sabemos que las bacterias son las mismas que las que se encuentran en el cuerpo humano porque se encuentran en el cuerpo humano. Estamos yendo al origen.
Los expertos todavía no se ponen de acuerdo sobre si los probióticos son tan buenos como nos quieren hacer en los anuncios de la tele. Existen numerosas pruebas científicas que demuestran que los probióticos pueden ser en parte responsables del síndrome del intestino irritable, la diarrea causada por los antibióticos y otros problemas gastrointestinales.
El fluido vaginal supera a Activia, pues contiene las mismas bacterias probióticas del cuerpo humano al encontrarse en él
Por otro lado, no disponemos de pruebas tan contundentes que respalden la teoría de que los probióticos ofrezcan beneficios a largo plazo para la salud. Se han llevado a cabo varios estudios preliminares sobre si el Lactobacillus ayuda a reducir el colesterol. Si así fuera, se trataría de un descubrimiento importantísimo, ya que las enfermedades cardiacas son la causa de numerosas muertes en muchos países. Si bien los resultados son prometedores, los estudios concluyen que se necesita más investigación.
Aunque hay algo en lo que tanto defensores como estarán de acuerdo: los probióticos solo se mantienen en tu organismo si repones los suministros regularmente. Como cualquier otro elemento de tu dieta, el coño solo aporta beneficios a la salud si se come regularmente.
Este artículo se publicó originalmente en Broadly.