Este artículo se publicó originalmente en la plataforma de Vice*
Dependiendo de cómo lo veas, encontrarte esa caleta de drogas que perdiste hace mucho tiempo puede ser como descubrir un cofre del tesoro o entrar a un campo minado. Tal vez esa bolsita de coca de la que sólo esnifaste una rayita, y se te olvidó que existía, sigue estando buena. O de pronto a estas alturas tiene el mismo efecto que si esnifaras talco para bebé. Es posible que ese ácido que dejaste hace un año en la nevera todavía te sirva para comunicarte con el plano astral. Pero ¿y si no te hace nada? O peor, ¿y si te manda directo al hospital porque ahora es una especie de veneno? Es difícil saber cómo pueden cambiar las cosas con el tiempo, especialmente si son drogas ilegales, que normalmente no tienen fecha de vencimiento.
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El químico forense James Woodford explica que cuando decimos que una droga “ya no está buena” es porque su estructura molecular se alteró por factores externos. “Todas las drogas tienen una estructura tridimensional”, dice, “y si se rompe algún enlace deja de tener el mismo efecto. Los átomos siguen ahí pero los cambios en la estructura molecular pueden hacer que no entren en los receptores correctos”. Con el tiempo, factores como el calor, el aire, la humedad y la luz hacen pueden hacer que las drogas desarrollen impurezas que afectan su composición química y que pierdan su potencia.
Woodford sabe de qué está hablando. De hecho, tiene la patente del olor de la cocaína y durante un juicio en 1994 testificó que la cocaína y el crack eran químicamente similares, lo que ayudó a reducir la diferencia entre las condenas por posesión de cocaína y crack. Colaboró con NORML para realizar un informe sobre la eficacia de los perros detectores y, según su página web, un tribunal lo describió una vez como “experto en el campo de la identificación de la marihuana”, una distinción a la que todos deberíamos aspirar.
Woodford señala que hay dos tipos de drogas: las sintéticas y las naturales. Las dos son susceptibles a la degradación por la luz, el calor y la humedad. Sin embargo, “las drogas sintéticas, como el MDMA o las metanfetaminas, duran mucho tiempo si están en botellas y a la sombra”. Si se dejan a la intemperie es posible que pierdan su efecto, pero no se vuelven perjudiciales.
Por otro lado, las drogas naturales como la marihuana o la psilocibina (la toxina presente en los hongos) son más vulnerables al paso del tiempo por la fragilidad de la materia orgánica en la que habitan. “Hay estabilizadores en la materia orgánica que mantienen intactos los componentes de la droga, pero cuando la materia orgánica se descompone y los estabilizadores caducan, dejan al componente de la droga vulnerable a la oxidación”, dice Woodford.
Para saber si el ácido que tienes ya se venció, Woodford recomienda ‘pasarlo bajo una luz ultravioleta. Si brilla, significa que todavía sirve’
En otras palabras, un moño de marihuana o unos hongos mágicos pueden dañarse igual que una lechuga o un champiñón. La diferencia es que esas verduras no están protegiendo sustancias químicas que alteran la mente con sus estructuras celulares. Cuando las drogas se vencen, el oxígeno hace que esas sustancias químicas psicoactivas se vayan a la mierda.
Y la cosa es aún más compleja con la cocaína y la heroína, dos drogas que provienen de plantas y que toman la forma de polvo seco. Según Woodford, si pones al sol hojas de coca durante mucho tiempo, pueden acabar secándose y disminuir la potencia de la cocaína antes de que la droga llegue al mercado. La heroína es un opiáceo tan cercano a la morfina que si se deja por fuera mucho tiempo, de hecho se puede convertir en morfina. Con estas dos drogas sabemos que, “si se vuelven color café, es porque ya no están buenas”.
El LSD es otra cosa completamente diferente. Woodford dice que el ácido que se le agrega a un papel dura mucho más que el ácido que se le agrega a la comida, simplemente porque la comida se pudre y el papel no. Sólo asegúrate de que el papel no se moje o se debilite tanto como para que el ácido se oxide. Para evitar esa tragedia, Woodford recomienda guardarlos “en la nevera o en un lugar oscuro”.
Para saber si el ácido que tienes ya se venció, Woodford recomienda “pasarlo bajo una luz ultravioleta. Si brilla, significa que todavía sirve”. Aun así, si algún psiconauta quiere probar un ácido que pudiera estar dañado, Woodford no se opone. “El LSD no se convierte en veneno con el tiempo, simplemente ya no tiene efecto”.
Otro experto en la materia es Rick Doblin, químico fundador de la Asociación Multidisciplinaria para los Estudios Psicodélicos. Doblin dirige un estudio aprobado por la FDA sobre un lote de MDMA que su equipo ha conservado desde 1985.
“Sigue siendo muy puro. Ni siquiera lo metimos en la nevera”, dice y explica que lo único que él y sus colegas tuvieron que hacer para conservar la droga es meterla en una botella oscura sellada y conservarla a temperatura ambiente. “Todo depende de cómo la guardes”, dijo Doblin. “Si dejas MDMA expuesto al calor o a la humedad, es posible que se dañe”.
Doblin asegura que, aunque ya no sean efectivas, las drogas vencidas generalmente son inofensivas. “Las drogas que ya llevan mucho tiempo guardadas casi siempre pierden su pureza y nada más. Es raro que se vuelvan peligrosas”. Aun así, si llegas al punto en que no sabes si tus drogas están buenas o no, lo mejor es no consumirlas. No tanto por tu seguridad, sino porque simplemente no deberías luchar contra lo inevitable. “El tiempo lo degrada todo y nosotros no somos la excepción”, dijo Doblin. A veces es mejor respetar eso.
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