Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma con perspectiva de género.
Quien sea que haya dicho “Es la época más hermosa del año” nunca tuvo un trabajo de oficina. Las posadas navideñas en la oficina son una tormenta perfecta de decoro, alcohol y sujetos de mediana edad que se la pasan mensajeándose con asistentes que traen vestidos de lentejuelas. Son la mejor ocasión para dar pena ajena, enterarte del secreto más horrible de tu jefe y besar a algún chico o a alguna chica que está haciendo sus prácticas profesionales. Esta guía es para navegar por ese campo minado sin vomitar en el bote de basura, gritar groserías a la que habla muy fuerte o desnudarte y que suban tus fotos a la cuenta de Cloud de la oficina.
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Preparación pre-fiesta (PPF)
Este es tu primer año en la oficina y es importante que vayas preparada para no ir a ciegas a esta fiesta. Averigua quiénes son los clásicos borrachos tristes y quiénes te van a invitar de sus droguitas en el baño. Tampoco es mala idea indagar si hay una fiesta cerca de tu oficina esa misma noche por razones que explicaré después. Si tu jefe es la clase de monstruo que organiza la fiesta en días hábiles y espera que todos vayan a trabajar al día siguiente, investiga si hay reglas escritas o implícitas sobre llegar crudo y tarde. ¿La oficina invita los chilaquiles a la mañana siguiente? Si no, sugiérelo. Un trabajo de verdad debe ofrecerte seguridad y parte de esta seguridad es saber que siempre va a haber chilaquiles cuando los necesites.
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Código de vestimenta
Obviamente la fiesta de la oficina no es el lugar indicado para que uses tus mejores pezoneras o ese leotardo que según tú queda perfecto si le bajas dos rayitas y te pones una chamarra encima. Sin embargo, los eventos de oficina son la oportunidad perfecta para impresionar a tus compañeros. No debes lucir como si estuvieras lista para una fiesta más divertida, lo único que quieres es sorprender a la gente que ves todos los días para que sepan que puedes verte increíble cuando lo intentas. La reacción que buscas es un “Guau, Bárbara, no tenía idea” seguido de una mirada de deseo y dos o tres años de likes en tus fotos viejas de Instagram. Un mono pegadito y un poco labial oscuro es lo ideal. Básicamente, todo lo que no sea una sudadera y unos pantalones viejos es más que suficiente.
En general, el alcohol gratis es la única razón para asistir a una de estas fiestas.
Cosas gratis
En general, el alcohol gratis es la única razón para asistir a una de estas fiestas. Recuerda: es perfectamente aceptable salir a cenar porciones pequeñas de una comida normal y también es perfectamente aceptable salir y cenar galletas secas de Costco, todo depende de qué te ofrezcan. Si no hay comida gratis, averigua si puedes meter una hamburguesa en tu bolso. Si no hay alcohol gratis, no vayas.
No lleves a tu novio o novia
No quieren ir.
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Manejo personal
La parte más difícil de cualquier actividad de oficina aparte de “sentarte en silencio frente a tu escritorio mientras ves Facebook” es interactuar con tus compañeros. Recuerda que son vacaciones y que sólo tienes que socializar con estos extraños una o dos veces al año. Trata de identificar a uno o dos compañeros con los que te guste platicar y acorrálalos cerca de la comida. Conforme se acerquen los demás a agarrar trocitos de pepino o galletitas con queso, puedes hablar con ellos unos momentos porque sabes que pronto sus bocas van a estar llenas de huevo, queso y galletas, (o pepino). Conforme avanza la noche, quizá te den ganas de “hablar en serio” con uno o dos de tus conocidos. Resiste este impulso y desvía la conversación hacia temas más generales como Ina Garten o el frío que hace este año en comparación con el frío que hacía el año pasado. Si no te acuerdas del nombre de algún compañero, simplemente di “¡Feliz navidad, güey!” a todos. Lo entenderán.
NB: Bajo ninguna circunstancia pases toda la tarde en un rincón hablando con tu “esposo del trabajo” y/o “esposa del trabajo”. Este título se inventó para disimular el tono agresivo que te provoca estar sentado todo el día desperdiciando tu juventud frente a un teclado, y no es recomendable experimentar porque hay muérdago de plástico en todos lados.
Irte de la fiesta de la oficina con tu dignidad intacta es un sentimiento que se compara con desabrochar tu pantalón discretamente bajo la mesa de un restaurante durante la cena.
Cosas que NO debes hacer
No fotos, no apodos, no te acabes el coctel de camarón, no reveles información importante como tu Twitter secreto, no te quites los zapatos o el brasier, no preguntes sobre religión, no comentes tu vida sexual, nada de karaoke, no le susurres al que te gusta que “lo haces muy bien”, nada de shots, nada de shots en llamas, no fotocopies tu trasero, no te enteres de detalles conmovedores sobre la vida de tus compañeros, no te robes cosas de la cocina para hacer “té de ron”, no compartas la receta con todos, nada de besos, no alardees que puedes besar a cualquiera en cualquier momento, no chismees con Mari en el baño, no hagas bromas, no digas “Deberíamos salir más seguido”, nada juegues botella, nada de toquetear, nada de dippear dos veces cuando nadie te está viendo, no orines afuera del excusado y no discutas con tus jefes sobre las Kardashian porque no lo van a entender.
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Estrategia de salida
Ahora que ya platicaste amablemente con tu jefe y que no puedes dejar de intercambiar miradas lascivas con tu esposo del trabajo, es hora de que te vayas. Irte de la fiesta de la oficina con tu dignidad intacta es un sentimiento que se compara con desabrochar tu pantalón discretamente bajo la mesa de un restaurante durante la cena (antes del postre). Una regla útil es salir inmediatamente después de tu cuarta bebida o a las 9:30, la que llegue primero. No te molestes en despedirte: todos están ebrios y los vas a volver a ver, de lunes a viernes, de 9 a 6, probablemente hasta que mueras. ¡Feliz Navidad!