Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Algunas drogas se combinan bien: café y cigarrillos, alcohol y cocaína, hierba y… casi cualquier cosa. ¿Pero qué sucede cuando mezclas otras drogas con LSD?
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Viajar con ácido puede ser una de las experiencias más profundas en la vida de algunas personas. Consumir una pequeña cantidad de LSD (conocido científicamente como dietilamida de ácido lisérgico) desencadenará una experiencia que puede durar 12 horas, dependiendo de la dosis y la pureza. Ofrece a los usuarios un “viaje” intenso y lleno de colores amplificados que ondulan y fluyen a través de su percepción distorsionada del tiempo y el espacio. El ego, o el sentido del yo, puede desintegrarse en la sustancia ectoplasmática del alma.
Aunque la droga en sí misma es en gran medida atóxica, incluso en dosis extremadamente altas, el viaje de ácido no está exento de riesgos. Puede poner a los usuarios en situaciones físicas peligrosas. La mayoría de las historias de personas saltando o cayendo de edificios en ácido son leyendas urbanas, pero hay algunos reportes de casos raros de personas que han muerto de esa manera. El LSD puede desencadenar episodios psicóticos y, en raras ocasiones, causar cambios mentales a largo plazo, como una afección conocida como trastorno persistente de percepción alucinógena. Para bien o para mal, el LSD está creciendo en popularidad, lo que significa que es probable que más personas estén combinando ácido con otras drogas.
LSD y MDMA
Una de las mezclas más comunes y populares desde principios de los años 80 es el “candyflipping”, o mezclar LSD y MDMA, también conocido como “éxtasis” o “Molly”. Los efectos varían, pero muchos usuarios aseguran que esta combinación genera los sentimientos abrumadores de euforia desenfrenada del MDMA, además de la capacidad de asombro del LSD. Algunas personas que han combinado estas dos sustancias dicen que los efectos del MDMA, que generalmente duran unas cuatro horas, también parecen extenderse gracias al ácido.
Esta combinación a menudo se consume en los raves, donde los usuarios intentan que ambas drogas alcancen su “pico” al mismo tiempo. Generalmente toman MDMA varias horas después de que el LSD haya entrado en acción, ya que ambos tienen diferentes cenit. Sin embargo, no sabemos mucho sobre cuán físicamente segura es esta combinación. Hay datos concretos limitados sobre el uso conjunto de LSD y MDMA —o cualquier otra droga mezclada con ácido— porque la investigación es extremadamente costosa y podría plantear problemas éticos.
“La combinación de LSD u otro psicodélico con MDMA produce un viaje particularmente intenso. La combinación tiene efectos más fuertes de lo que cabría esperar del consumo individual de cada sustancia”, dijo Matthew Baggott, un neurocientífico que estudia la farmacología de los psicodélicos. “Por desgracia, la combinación también aumenta los efectos tóxicos del MDMA, incluso en las neuronas que producen serotonina. Demasiada liberación de dopamina en un cerebro que ya está trabajando horas extras puede producir mucho estrés oxidativo [un desequilibrio en las sustancias químicas del cuerpo que puede provocar daños en células y tejidos]”.
LSD y otros psicodélicos
El LSD y los psicodélicos “clásicos” comparten algo en común: sus moléculas se parecen mucho al neurotransmisor serotonina, que tiene un impacto en el estado de ánimo, la percepción y el apetito.
“Puedes pensarlo como movimientos de baile. Los psicodélicos bailan con el receptor de la serotonina y le recuerdan ciertos movimientos que había olvidado”, dijo Baggott. “Luego, las moléculas mensajeras dentro de la célula copian los movimientos y la fiesta cambia. Diferentes psicodélicos tienen diferentes movimientos de baile y bailan con el receptor por diferentes cantidades de tiempo. El LSD no consigue pareja tan pronto como llega, pero una vez que comienza a bailar, realmente se acopla al receptor y baila durante mucho tiempo”.
Según Baggott, los psicodélicos clásicos como el LSD y la psilocibina, el compuesto activo de los hongos mágicos, tienen una alta seguridad fisiológica, siempre que no se tomen sobredosis dramáticas. “Por lo general es fisiológicamente seguro combinarlos en dosis razonables”, dijo.
No se puede decir lo mismo de todas las drogas: mezclar diferentes tipos de opioides, por ejemplo, puede ser mortal. Pero todavía no hay tanta información de cuáles podrían ser los efectos a largo plazo en la salud mental al consumir una mezcla de psicodélicos.
En los años 60, no era extraño que los médicos administraran a las personas dosis de dos psicodélicos distintos, antes de que los estándares éticos en la ciencia denegaran la aprobación de dichas investigaciones.
Por ejemplo, en 1964 dos investigadores de la Universidad de Stanford, financiados por una subvención del Instituto Nacional de Salud, dieron a 24 hombres de 21 a 40 años unas cápsulas blancas que contenían tres psicodélicos diferentes: mescalina, psilocibina y LSD. En algún momento, los pacientes recibieron una combinación de las tres sustancias, la cual “parecía producir un efecto aditivo, la intensidad y la calidad del síndrome clínico eran comparables a las dosis completas de cualquiera de las drogas por sí mismas”, según los investigadores. Es decir, la combinación de la mayoría de los psicodélicos con LSD parece ser bastante sinérgica: produce un efecto combinado que es mayor que la suma de sus efectos separados.
Es importante tener en cuenta las circunstancias y el lugar cuando vayan a consumir alguna sustancia, es decir, sentirse cómodos en su cerebro y cuerpo mientras viajan en un lugar seguro. “Si hay algo mal con tu entorno físico o mental, mezclar psicodélicos puede empeorar esas cosas”, dijo Ivan Romano, cofundador y codirector de Drugs and Me, un grupo de investigación de reducción de daños con sede en Reino Unido. “Puede producirte una experiencia terrible”.
LSD y alcohol o Xanax
Al bajar de un viaje, algunas personas podrían necesitar algo que reduzca la intensidad. Por lo tanto, no es raro mezclar LSD con sustancias depresivas como alcohol o benzodiacepinas como Xanax, que ralentizan el sistema nervioso. Pero esta combinación puede convertirse rápidamente en un asunto letal.
“Los depresores dependen mucho de la dosis que consumas, así que si tomas demasiados, te acercas rápidamente a una dosis peligrosa”, dijo Romano. Además, tienes más riesgo de perder el equilibrio y otros accidentes. “Cuando mezclas estas dos drogas tienes la torpeza de una y toda la distorsión perceptiva de la otra. Por lo tanto, el riesgo de lesiones y accidentes es mucho mayor”.
Según algunos reportes, el LSD y el alcohol no se combinan bien juntos. “El alcohol tiende a silenciar los efectos del LSD más que nada. Simplemente no funcionan bien”, según Mitchell Gómez, director ejecutivo de DanceSafe, un grupo sin fines de lucro de educación sobre drogas. Esto puede alentar a las personas a tomar más LSD, pero cuando el alcohol desaparece, podrías estar viajando durante horas, mucho más de lo previsto.
“Es una especie de espiral realmente desagradable en la que podrías entrar, tratando de equilibrar estas dos sustancias”, dijo Gómez. “De hecho, vi a alguien acabar en el hospital por envenenamiento por alcohol debido a esa combinación”.
LSD y antidepresivos
Hay tantos tipos diferentes de antidepresivos en el mercado, cada uno con sus propias interacciones bioquímicas, que puede ser difícil resumir sus efectos en una sola persona, mucho menos si añadimos LSD a la ecuación. Sin embargo, cuando el ácido fue explorado por primera vez como una herramienta psiquiátrica en los años 50 y 60, muchas pruebas clínicas combinaron LSD con antidepresivos. Con algunas clases de fármacos antidepresivos, como los ISRS o los IMAO, los efectos del LSD disminuyen o no aparecen en absoluto.
Por ejemplo, en 1964 un investigador llamado Oscar Resnick de la Fundación Worcester para la Biología Experimental en Massachusetts le dio a cuatro hombres una pequeña dosis de LSD, entre 40 y 75 microgramos. Los cuatro habían estado tomando isocarboxazida, un IMAO, durante varias semanas.
Resnick reportó que “las experiencias producidas por el LSD-25 fueron atenuadas o no se desarrollaron en absoluto”. Un año después, el experimento fue reproducido por el famoso investigador del LSD Stanislav Grof, quien administró ácido a 11 pacientes que tomaban un IMAO llamado nialamida. Incluso dosis tan altas como 400 microgramos produjeron pocos efectos y la resistencia duró hasta dos semanas después de que se suspendió el antidepresivo.
Los ISRS parecen tener un efecto similar, aunque la investigación también es muy limitada. En una encuesta de 1996, 28 de las 32 personas que tomaron ISRS y LSD experimentaron una “disminución subjetiva o eliminación virtual” de los efectos narcóticos. Se ha teorizado que la razón de esta tolerancia cruzada podría ser que el LSD y las drogas como el Zoloft influyen en los mismos receptores de serotonina en el cerebro, aunque de maneras ligeramente diferentes. La competencia puede disminuir los efectos del ácido, pero puede funcionar de manera diferente con otros antidepresivos.
En contraste, los autores de ese reporte habían encuestado previamente a diez hombres, algunos de los cuales habían tomado antidepresivos tricíclicos. Según informaron, esta clase única de antidepresivos hizo que algunos viajes de LSD fueran más potentes, no menos. Los usuarios dijeron haber experimentado “más energía psíquica” y “distorsión somática” gracias a la combinación, con alucinaciones más vivas, alegres y elaboradas, como ver el amanecer durante más de una hora en medio de la noche. Algunos de estos mismos usuarios dijeron que después de dejar de consumir drogas como la desipramina o la clomipramina, sus viajes de LSD no fueron tan fuertes.
En esa misma encuesta, los usuarios que tomaron litio —una clase diferente de antidepresivo— también tuvieron viajes más intensos de LSD, pero no fueron agradables. Según el reporte, un sujeto estaba tan excesivamente estimulado que tuvo una “experiencia tediosa y difícil”, mientras que “otro sujeto también experimentó alucinaciones auditivas autocríticas, acompañadas de la incapacidad de formar palabras, lo cual nunca había experimentado antes. Las encuestas utilizaron los propios reportes de los usuarios, así que no son las fuentes más confiables, pero también son algunas de las únicas investigaciones sobre el tema.
LSD y cannabis
El cannabis generalmente se mezcla con la mayoría de las drogas recreativas de una manera positiva, ya que es relativamente atóxica. Sus efectos son manejables para la mayoría de las personas y generalmente desaparecen en unas pocas horas. Pero combinarlo con LSD es una actividad que ha polarizado la opinión de los usuarios. Algunas personas aman la combinación, otras la odian, tal vez porque los efectos a veces pueden ser impredecibles.
“Fumar cannabis en LSD parece potenciar los efectos de ambos, así que terminas con una especie de efecto más sólido de ambas sustancias”, dijo Gómez. El LSD y la hierba son sinérgicos, lo que significa que la marihuana puede hacer que las imágenes alucinógenas sean más intensas. Puede hacer que comiences a viajar nuevamente si lo fumas mientras comienzas a bajar.
“En realidad es casi una broma dentro de algunas comunidades psicodélicas, una especie de error clásico cuando los efectos del LSD están disminuyendo y dices: ‘Oh, voy a fumar un poco de marihuana e ir a la cama, y luego lo haces y empiezas a viajar de nuevo”, explicó Gómez. Si no lo esperas, puede ser una experiencia abrumadora e incómoda.
LSD y estimulantes
El speed, la cocaína y el Adderall energizan el sistema nervioso y aumentan la frecuencia cardíaca. El LSD también puede aumentar tu ritmo cardíaco, ejerciendo una presión adicional sobre tu sistema cardiovascular, lo que podría ponerte en riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Esto puede no ser un problema en dosis manejables, pero podrías terminar consumiendo más de lo que planeabas. “Cuando mezclas estas dos drogas, existe el riesgo de perder la noción de lo que estás haciendo y luego terminas tomando demasiado”, dijo Romano.
“En la década de 1950, cuando los terapeutas exploraban por primera vez la psicoterapia con LSD”, dijo Baggot, “también era bastante común administrar un estimulante. Parecía mejorar el estado de ánimo y hacer que los pacientes fueran más comunicativos. Las anfetaminas plantean problemas de seguridad, particularmente cuando se usan sin supervisión médica. Dosis más altas pueden aumentar la presión arterial y la temperatura corporal, y causar estrés oxidativo cerebral. La combinación de LSD y anfetaminas aumenta estas preocupaciones de seguridad”.
Mezclar las dos sustancias puede provocar una estimulación excesiva, lo cual puede causar ansiedad o pánico. Según los reportes, añadir cocaína a tu viaje de LSD mata los aspectos placenteros y viajados del ácido, o hace que la experiencia sea “extraña“, así que algunas personas lo evitan.
Gomez enfatiza que si alguna vez planeas combinar dos o más drogas juntas, investiga lo más que puedas y hazlo sobrio. “No quieres decidir luego de cinco horas de viajar en LSD que vas a probar una nueva droga”, explicó. “Eso sucede con bastante frecuencia. Alguien dice: ‘Oh, estamos bajando, ¿quieres aspirar X, Y o Z?’. Ciertamente puede conducir a experiencias que la gente realmente disfruta y agradece. También puede producir lo contrario. Probablemente es una decisión que quieres tomar con la mente despejada”.
Otro problema importante de mezclar cualquier droga ilegal es saber lo que estás consumiendo en realidad. Las drogas callejeras a menudo se venden como algo que no son. Por ejemplo, una droga alucinógena llamada 25I-NBOMe a menudo se vende en papel secante, parecido al LSD. Y aunque nunca se ha registrado una muerte humana causada únicamente por tomar ácido, ha habido decenas de muertes atribuidas al 25I y sus compuestos relacionados.
Por supuesto, puedes hacer pruebas con tus drogas en casa usando kits que puedes comprar en línea, pero es posible que no siempre identifiquen todos los compuestos presentes. O, si puedes esperar unas semanas, puedes enviar una muestra de tus drogas a EcstasyData.org, una organización respaldada por DanceSafe. También es útil preguntar sobre las dosis y la pureza de las drogas a tu dealer, pero incluso él/ella podría no saber lo que está vendiendo. En este enlace puedes encontrar más consejos de reducción de daños por LSD, y también está el diagrama de combinaciones de fármacos de TripSit.Me. Finalmente, Drugs and Me tiene una “calculadora” que da una idea general de cómo interactúan estos fármacos.
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