Costa Rica logra lo que muchos países quisieran. Ha conseguido prescindir de los hidrocarburos para alimentar su red eléctrica durante los primeros 75 días de 2015.
Lo afirma un informe del estatal Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Las condiciones fluviales han sido favorables durante los últimos meses a pesar de atravesar la estación seca, y esto ha permitido que los cuatro embalses principales — Arenal, Cachí, La Angostura y Pirrís — superen con creces las previsiones de agua.
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Esta hazaña, informada hace unas semanas, no implica sin embargo que Costa Rica esté lista aun para alcanzar su objetivo inmediato: el abastecimiento de su red eléctrica prescindiendo totalmente de combustibles fósiles de manera permanente, fijado para el 2016.
“Costa Rica ya tiene capacidad instalada para hacer funcionar su electricidad sin combustibles fósiles” dijo a VICE News Mónica Araya, directora de la iniciativa ciudadana de desarrollo Costa Rica Limpia.
“Si bien este logro ya es una excepción en el mundo” advierte que “el país aun no está listo para 365 días de energía eléctrica limpia”.
La energía hidráulica es la mayor fuente de energía eléctrica de Costa Rica. En 2014 representó más del 80 por ciento del consumo total de electricidad, conforme este artículo de El Confidencial de España.
Las otras fuentes de energía renovable de las que se alimenta su red, aunque en mucha menor escala, son la geotérmica, que representa cerca del 10 por ciento del total dada la intensa actividad volcánica en la zona, la eólica, que se duplicó en la última década, la biomasa y la solar.
La independencia de combustibles fósiles no solo representa un beneficio para el medioambiente sino que también es más económica.
La Autoridad Reguladora de Servicios Públicos de Costa Rica (ARESEP) informó que se ha aprobado una disminución del 19 por ciento en las tarifas de generación eléctrica para el segundo trimestre del 2015.
Dicha rebaja beneficiará a 1.500.000 de abonados. “La rebaja obedece a que la generación térmica fue casi nula en meses anteriores y a una reducción en el precio de los combustibles que se usan para generar” detalla el informe.
El Intendente de Energía de Costa Rica, Juan Manuel Quesada, explicó hace pocos días que “durante los años 2015 y 2016 es probable que se generen excedentes de electricidad, razón por la cual es necesario que el ICE esté preparado para continuar aprovechando las oportunidades que ofrece el Mercado Eléctrico Regional”.
Según el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas de España (CIEMAT), la energía hidráulica es la fuente renovable de electricidad más utilizada en el mundo. El 20 por ciento de la energía eléctrica global proviene de fuentes renovables, y de esa cifra, el 19 por ciento es hidráulica.
Costa Rica lleva décadas apostando por las energías alternativas. Manfred Haebig, director regional del Programa Energías Renovables y Eficiencia Energética en Centroamérica, declaró a BBC Mundo que este país “siempre ha tenido la matriz eléctrica más ‘verde’ de Centroamérica”.
La primera moratoria de exploración y explotación petrolera entró en vigor durante el gobierno del ex presidente Abel Pacheco en el año 2002. Los gobiernos posteriores la han sostenido.
En 2008 el ex presidente y premio Nobel de la Paz Oscar Arias anunció que Costa Rica iba camino de ser un país carbono neutral.
En 2009, el actual presidente Luis Guillermo Solís Rivera dijo en su discurso en la ONU que Costa Rica se comprometía a abastecer el cien por ciento de su energía eléctrica sin utilizar hidrocarburos a partir de 2016.
En aquella ocasión también confirmó el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono. “Deseo ratificar el compromiso de Costa Rica de convertirse en un país carbono neutral en el año 2021” dijo frente a varios líderes mundiales.
La carbono neutralidad significa remover de la atmósfera tanto bióxido de carbono como el que se agrega. Así lo define el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica.
Araya expresó que “la carbono neutralidad es un término en definición” y que “no hay consenso universal”. “Como los bosques absorben carbono se puede encontrar una fórmula de neutralidad aunque tengas emisiones. Pero siempre bajo el supuesto de que tus bosques absorben todas tus emisiones. Es como un ejercicio de contabilidad. Ese no es el verdadero espíritu de la carbono neutralidad” opinó.
“En el 1949 se abolió el ejército. Ese ahorro fue invertido en medioambiente, educación y salud. Durante las tres décadas posteriores se vivió una ‘época de oro’ desde el punto de vista social, gracias, sobre todo, a las inversiones en materia de educación sostenidas en tiempo, obteniendo los índices de educación más altos en toda la región” consideró Araya.
“En la década del setenta el país invirtió en Parques Naturales y Reservas, los cuales están protegidos y representan el 25 por ciento del territorio nacional. Gracias a todo esto, durante los años noventas el turismo ‘verde’ experimentó un ‘boom’ impresionante. Costa Rica vive del ecoturismo, y es por ello que debe cuidarlo” amplió Araya, quién también es la fundadora y directora de Nivela, un centro de pensamiento centrado en el desarrollo, la economía y la democracia.
Luego destacó que “la energía eléctrica no es lo mismo que la matriz energética”. “La matriz energética incluye todas las fuentes de energía que usa el país, no solo las que generan electricidad. Desde hace varias décadas los derivados del petróleo representan aproximadamente 75 por ciento del consumo energético total costarricense, según los datos del Estado” aclaró a VICE News tras leer en muchos medios, según aseguró, una unificación equivocada de ambos conceptos.
Para Araya, Costa Rica tendrá que hacer una transformación paradigmática en el transporte para alcanzar sus metas. “Casi un 60 por ciento de la energía que consumimos es para transporte. Para conseguir el objetivo de carbono neutralidad tenemos que transformar la estructura de transporte. La flota vehicular crece más rápido que la población. Costa Rica tiene su economía anclada en servicios, no tiene industrias contaminantes, ni minería. La estructura es relativamente limpia y sin embargo las emisiones de carbono están creciendo” añadió.
La energía hidroeléctrica también plantea inconvenientes. Cada vez son menos las comunidades que están dispuestas a tener una presa por el impacto en su entorno y la biodiversidad.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de Naciones Unidas había manifestado en 2011 que la creación de la presa costarricense El Diquis, todavía hoy en fase de construcción, constituía “una injerencia grave y de gran escala sobre las tierras tradicionales de los pueblos indígenas según lo cual, se pondrían en peligro la supervivencia cultural, e incluso física, del pueblo Térraba”.
Otro de los problemas en la generación de energía hidroeléctrica es su carácter impredecible. “Depender de las lluvias en Centroamérica es altamente arriesgado. Más aun en tiempos de cambio climático. Hay que diversificar” valoró Araya.
Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Costa Rica fue en 2014 el mejor país de Latinoamérica en esforzarse por diversificar sus fuentes energéticas y apostar por las renovables.
Y detrás de Uruguay, ocupa el segundo puesto en calidad de servicio de electricidad en toda América Latina, con una cobertura total del 99,43 por ciento de todos los hogares, según el Índice de Competitividad Global (GCI).
Un informe de Renewable Energy Policy Netwotk for the 21st Century (REN21) del 2014 manifiesta que Costa Rica, Uruguay y Mauritania han sido los países que más inversiones recibieron para energías y combustibles renovables en relación con su PBI (producto bruto interno) durante ese año.
Actualmente un creciente número de ciudades, Estados y regiones pretenden dirigir sus políticas hacia un 100 por ciento de energías renovables, ya sea en sectores individuales o en el total de sus economías.
Yibuti, Escocia y el pequeño estado insular de Tuvalu tienen como meta que en 2020 el total de su electricidad se genere a partir de fuentes renovables.
En América, la pequeña isla holandesa Bonaire, ubicada frente a las costas venezolanas, alimenta casi el total de su electricidad mediante energías limpias.
Uruguay, por su parte, se ha planteado alcanzar la independencia de la energía fósil en su red eléctrica para el 2030.
En Europa, Islandia prácticamente lo ha conseguido. Suecia, Bulgaria, Estonia y Dinamarca se han fijado esta misma meta para las próximas décadas.
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