Esculturas en la naturaleza: Richard Long y el Land Art

Piedra, barro y agua dinamizan expresiones pictóricas y fotográficas que revelan formas arquetípicas que devienen círculos, líneas, cruces o espirales.

A través de su obra, el pintor, fotógrafo y escultor inglés Richard Long, lleva la experiencia de la naturaleza a los museos y galerías entablando un diálogo entre el gesto primigenio, la visibilidad de acciones corporales y las intensidades pensantes. Dialéctica de la forma que articula una paradójica relación entre la libertad creativa y lo efímero de la naturaleza, la simplicidad y lo conceptual.

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Imagen vía Wikimedia Commons. Por Poliphilo.

En la obra de Long, resistencia y alteridad, a la vez, corporeidad y materialidad son gestos estéticos que expresan la physis del mundo. Confrontación de sensaciones y pensamientos mediante los que este artista abre un umbral entre lo prehistórico y lo contemporáneo del arte. Un debate entre la epistemología y la ontología que actualiza y recrea lo primigenio a través de paisajes naturales, efímeras temporalidades y alteraciones de materiales que develan la cultura de la tierra, del cosmos.

Influenciado por el escultor Anthony Caro y cercano al fotógrafo Hamish Fulton, Long es asociado a la emergencia del denominado Land Art de los años setenta. Considerado un artesano cósmico, este artista hace del caminar una forma de arte, una escultura en sí misma. Idea radical que desde 1967 con su proyecto A Line Made by Walking pone en cuestión la necesidad de objetos físicos, exaltando en cambio la presencia del cuerpo y su interacción con la physis. El cuerpo frente al paisaje, la articulación de sus movimientos, el desplazamiento de sus partes a través del espacio físico y el tiempo hace del cuerpo no sólo un organismo biológico sino una emergencia que expresa la irreductible relación entre el hombre y la naturaleza, entre el performance y la escultura.

El acto de caminar da lugar a esculturas especificas que reorganizan los objetos naturales en un nuevo orden: un orden cósmico. Sus intervenciones en espacios naturales que van de Canadá a Mongolia o Bolivia no duran más de media hora y están supeditados a desaparecer a su propio tiempo, ya que éstos son marcados por los tiempos y alcances de las fuerzas de la naturaleza.

A través de fotografías, topografías, mapas y textos, Long registra acciones, las cuales la mayoría del tiempo son observadas sólo por una minoría. Estos registros,

más que brindar una imagen total de sus interacciones, pretenden, antes que nada, estimular la imaginación del espectador, transformándose en registros poéticos en donde la articulación accidental y azarosa de los fenómenos naturales entabla un imprevisible diálogo entre la imaginación, el pensamiento y los sentidos. Cartografía de signos, símbolos y señales de presencias que no pertenecen a un orden lógico formal, sino más bien a un orden en donde lo que prevalece es el caos de universo.

Imagen vía Wikimedia Commons. Por Wiki05.

Para Long, las repeticiones y diferencias son marcas que otorgan un singular sentido a las formas. A través ritornelos de fuerzas y emergencias cósmicas, Long deja expresarse, por sí mismos, los gestos naturales, los movimientos térreos, las tradiciones ancestrales. Multiplicidad, diferencia y variación de lo impredecible de la physis que establece una proximidad con el arte minimal.

Long no busca sino encuentra la forma en la contingencia, no busca representar nada, sino tan solo crear su propia realidad por medio de la presencia, la forma, los materiales.

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