En Eloísa no hay empleados, es una editorial cooperativa compuesta por cinco personas, que publica a escritores latinoamericanos de diferentes géneros. Los libros son artesanales, hechos a mano, intervenidos uno por uno. Hacen las tapas con cajas de cartón y las pintan de modo colorinche. Convierten desechos urbanos en algo artístico, alargan el potencial productivo del material descartado.
El devenir de la caída económica que tuvo Argentina en diciembre de 2001 activó el ímpetu creativo de las personas. Es lo que suele pasar cuando las necesidades no pueden ser cubiertas por el dinero y hay que improvisar con lo que se tiene al alcance de la mano. Eloísa Cartonera necesitaba editar libro, y lo hizo con cartones de la basura, que era tenía.
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Los cartoneros, o dicho con el disfraz de la corrección política: recuperadores urbanos, son personas que como medio de vida, juntan materiales reciclables de la basura para venderlos. Eloísa Cartonera les paga más por kilo de cartón con determinado espesor, seco y limpio, que los demás lugares.
Recorro la cuidad y tengo la impresión que el cartón es el desecho reciclable más abundante, supongo que de ahí viene el hecho de que a estos trabajadores se les haya quedado el nombre que los identifica. Digo esto porque cartón no es con lo único que trabajan. También recolectan metales, papel, plástico y etcétera.
Volviendeo a Eloísa, la primera vez que vi sus libros fue en una F.L.I.A. (Feria del Libro Independiente y Anarquista, o Amiga, escuché las dos versiones). Un evento donde se podía conseguir literatura e historieta underground, conocer a los autores y editores. Se realizaba en varios centros culturales por toda el área urbana y suburbana de Buenos Aires. Circa 2010.
Años más tarde, 2017, se me presentó la oportunidad de hacer un reportaje sobre su trabajo, así que me fui hasta su taller, a una cuadra de la cancha de fútbol de Boca Juniors. No estaban, una vecina me dijo que se habían mudado hacía dos o tres días. Conseguí su nueva dirección y un teléfono. Concerté una cita y cuando fui no había nadie. Me fui hasta su puesto de ventas, y estaba cerrado también. Cosas que tiene este oficio, me dije.
Hasta que un día, ya en 2018, paso caminando y veo el puesto abierto. Lo atendía Alejandro, le conté de mi intención y accedió enseguida. En la charla, me fui dando cuenta que de ese modo se tenía que dar, de casualidad, del modo en que son hallados los cartones que utilizan. Y otros detalles que se dieron en la formación del equipo de la cooperativa.
CREATORS: ¿Cómo te involucraste con Eloísa Cartonera?
Alejandro: Llegué de visita. Conocía el proyecto por la prensa o lo que sea. Nos hicimos amigos con la gente que ya estaba, y me ofrecieron unirme. Se dio de manera natural, humana. Casi todos los integrantes llegamos de modo casual. Una compañera fue para hacer un trabajo para la facultad; otra llegó para vender cartones.
Publicamos literatura latinoamericana de diferentes países, autores y géneros.
¿Cómo llegan a los autores? ¿Los autores llegan a ustedes?
Ambas son correctas. Y hay más opciones. Hemos hecho concursos. Nos recomiendan algunas obras. Cada libro tiene una historia distinta sobre su llegada a Eloísa.
¿Cómo sería el acuerdo comercial con el autor?
No hay acuerdo comercial. Es todo de palabra, no hay papeles ni firmas de por medio, ni hay dinero. Lo único que hay es un permiso de publicación.
¿Les ceden sus derechos?
No trabajamos con la figura de los derechos de autor, registrados, porque no hay documentos. Es un permiso verbal, informal, para realizar la publicación.
Por lo general, cuando las editoriales tradicionales le pagan al autor, se quedan con la obra, se adueñan de los derechos. En Eloísa, el autor es siempre el dueño de lo que se publica. El permiso es una amabilidad del autor con Eloísa Cartonera. Además, a los autores les sirve acceder al público que tiene la editorial.
¿Hay alguna característica especial, ideología o compromiso social en los autores que publican?
No. En general es gente que escribe. El artista comprometido me parece una cosa difícil de encontrar. No es la tónica de Eloísa.
Lo importante de la literatura que publicamos es que nos guste. El nivel de compromiso social no es lo que define nuestra elección. En nuestra experiencia, la literatura comprometida no suele ser de calidad. Por lo general suele tener un tono panfletario que se aleja de la creación artística literaria.
Lo primero es que sea buena, después si está comprometida con algo.
¿Es una búsqueda más estética que política?
O ambas. Pero no seleccionamos a un autor por ser un súper Che Guevara, por lo comprometido que es. Habría que analizar el compromiso, porque puede ser muy relativo. Quizá es una persona con mucha actividad política, pero su escritura no tanto. Tal vez alguien apático con la responsabilidad social, pero escribe sobre determinado tema.
Puede que nos guste por el compromiso, o porque simplemente nos gusta a secas. No es un pre requisito. No somos una editorial política.
Si somos un hecho político y difundimos muchas ideas políticas. Pero si alguien quiere escribir sobre el onanismo, el pastel de chocolate que se comió. No somos dogmáticos en ese sentido.
¿Publican aquello que les gustaría leer?
Exacto, es una frase muy buena que nosotros usamos mucho.
¿Hacen grandes tiradas?
Depende del título. Hemos hecho tiradas de 2000 ejemplares, 1000 y 500.
¿Qué papel usan?
Utilizamos un papel reciclado industrial, que está hecho con residuos de caña de azúcar.
Es un papel muy pintoresco
La verdad que sí, es eso, pintoresco.
¿Con los cartones, se manejan igual que desde el principio?
Si, la gran mayoría se la compramos a cartoneros. Es difícil conseguir un material que realmente sirva. Tiene que estar limpio, entero y con determinado grosor. Así que, si voy caminando por la calle y veo un cartón que sirve, lo levanto.
Puedes conocer más sobre Eloísa Cartonera, en su sitio.
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