Mirar una imagen de Lizette Abraham es como voltear a ver el interior del propio cuerpo, de la mente, del subconsciente y de sus fascinantes pero también inquietantes paisajes. La artista construye imágenes en un largo y detallado proceso que inicia en su cabeza y se va destilando poco a poco; desde vaciar la idea en el boceto, hacer la producción del set y la utilería, la manipulación de elementos como tela y la iluminación, pasando por la captura de fotografías y posteriormente una minuciosa y exhaustiva edición o post-producción, hasta lograr la imagen final.
Lizette jugaba de pequeña en el parque en la ciudad de Mérida, Yucatán, donde creció, y a la fecha no ha dejado de jugar, de experimentar, sin temor a utilizar todo lo que tiene a su alrededor, y a ensuciarse las manos. Estudió comunicación porque le interesaba el periodismo pero fue en el performance donde empezó a desarrollar su lado artístico, junto a su hermano y un amigo. “El performance para mí fue un aprendizaje; primero, de la relación con mi cuerpo. Entendí que mi cuerpo era una herramienta de trabajo. Otra era, el crear todo lo que pudieras crear sin preguntarte cómo iba a quedar. Empezar a hacerlo porque en tu cabeza ves algo”.
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Hacer performance la llevó luego hacia la fotografía. El aprender a utilizar materiales, el cuerpo y cómo poner varios elementos a merced de una idea o de una visión. “Entendí que para mí era importante entablar temas, tener algo que decir”, dice y agrega: “Siempre trato de que haya algo, que haya una metáfora, un mensaje, algo que a mí me consuele. O al menos me incomode, en el [sentido de] que hay que seguirlo trabajando”.
Hay series en las que Lizette toma referencias del mundo externo, y apunta el dedo sobre aspectos sociales como la migración, los desaparecidos, el caso de los 43 estudiantes, el feminicidio o el medio ambiente. Pero también en sus creaciones habla sobre cuestiones introspectivas como las emociones, sensaciones, sueños, pesadillas y fantasías. Hay drama, hay misterio y algo de sensualidad. Sus fotografías sin duda tienen algo de performance.
En los últimos años, la artista ha ido conformando un estilo que destaca por su creatividad para utilizar un material: la tela, la cual suspende y manipula de muchas formas. Telas de colores que cubren y telas que crean objetos, telas que dobla, que anuda, que arruga o que estira. “Cuando empecé a trabajar con la tela, yo pensé que iba a ser nada más una etapa, una exploración más. Pero me doy cuenta de que la tela es otra cosa. No es la tela, es piel, es tejido, es realidad. La tela me da la oportunidad de crear cualquier cosa”.
La tela, en manos de Lizette, se puede convertir por instantes en distintos organismos y personajes sin rostro; también en tejidos, sangre, tierra, árboles o nubes. Son muchas posibilidades las que entrama. “El pliegue, esa sensación orgánica, eso me llena de éxtasis. Cuando arrugo la tela, por ejemplo, todos esos pliegues que salen me vuelven loca. No tienen forma y a la vez me recuerdan a mis intestinos, me recuerdan a lo que tengo adentro… Eso encuentro en mis telas, eso que nos comprende como humanos, que es maravilloso pero todavía no lo entendemos”, dice Lizette quien sospecha que este material todavía guarda muchas posibilidades para explorar.
Su proceso creativo, según comparte, pasa por varias etapas y pruebas desde el boceto e instalar la escena, disparar la cámara posando o colocando objetos en diferentes posiciones… hasta finalmente realizar el fotomontaje, en el que va ‘pintando’ digitalmente la escena final a partir de muchas capas —de hecho, pueden tener entre 200 y 300 capas— con todas las imágenes que capturó. “Está la mitad de tomar la foto, pero la otra mitad de construir la imagen es la edición, todo es la edición”, agrega.
Lo más importante del proceso, dice la artista, es la búsqueda, la libertad de experimentar, fluir y seguir aprendiendo, además de saber divertirse, dejar de controlar tanto y ceder paso a los accidentes. “Encontrar algo que te vibre, que te haga ruido, que te apasione, que creas que dentro de eso hay más. Es una búsqueda”.
Puedes seguir el trabajo de Lizette Abraham en su sitio web y su Instagram.
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