¿Merece la pena adentrarse en las profundidades de la Tierra para entrenarse para vivir en otros planetas? Esa es la idea del programa CAVES (Cuevas) de la Agencia Espacial Europea (ESA) que envía astronautas a vivir en cuevas durante seis días, con la tarea de explorar, mapear y llevar a cabo experimentos científicos (y volver de una sola pieza, claro).
Son misiones que se desarrollan en la Tierra simulando un viaje espacial. Inmersos en un territorio completamente extraño, los astronautas consiguen mejorar sus habilidades comunicativas y resolutivas y probar las herramientas y dispositivos tecnológicos que usarán en futuras misiones. El objetivo a largo plazo del programa CAVES es sentar las bases para futuras misiones en la Luna y, yendo un poco más lejos, Marte. Las cuevas, que fueron nuestro hogar durante milenios, lo serán otra vez cuando lleguemos a otros planetas.
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La sexta simulación del programa CAVES, que tuvo lugar por primera vez en las cuevas de Divaška Jama en Eslovenia, se completó en septiembre. El lugar está a tan solo unos kilómetros de la frontera italiana y el punto más profundo está a 250 metros bajo tierra. Seis astronautas de diferentes agencias espaciales convivieron durante seis días y seis noches en una absoluta oscuridad, a seis grados y con el cien por cien de humedad.
“Tuve una idea de cómo preparar a los astronautas para que fueran eficientes y responsables durante vuelos de larga duración y exploraciones”, dice Loredana Bessone, entrenadora de astronautas y la figura detrás del programa CAVES. “Quería que fuera algo que me permitiera reproducir las mismas condiciones de estrés”.
Llamarlo “simulación” sería quedarse corto. “Las cuevas son reales, igual que los peligros”, dice Bessone. “Los astronautas tienen que aprender a lidiar con el miedo”.
Los cavernautas no están completamente solos durante la misión. Cuentan con el apoyo, aunque a distancia, de un grupo de espeleólogos profesionales. La logística de la misión estaba al cargo de la empresa Miles Beyond, que se especializa en ofrecer ayuda en situaciones extremas. “Fuera de la cueva, hay un equipo de 25 personas listas para intervenir”, dice Tullio Bernabei, profesor de espeleología y miembro de Miles Beyond.
El 25 de septiembre, seis cavernautas salieron de las cuevas demacrados después de su aventura subterránea. Al día siguiente, el sol brillaba en Divaška Jama y la mayoría de ellos tuvo que ponerse gafas de sol para protegerse de la luz y ocultar las caras fatigadas después de una semana de entrenamiento extremo. Tuvimos la suerte de estar allí para escuchar su historia.
Joshua Kutryk, Agencia Espacial Canadiense (CSA)
VICE: ¿Alguna vez habías estado en una cueva?
Joshua Kutryk: No, esta era mi primera vez. Es un entorno peligroso y, para muchos de nosotros, completamente nuevo. Ha sido un entrenamiento genial y tan exigente como nos lo habían descrito.
¿Qué te pareció el entorno? ¿Era de verdad tan alienante?
Una cueva es el lugar perfecto para experimentar ese sentimiento de aislamiento prolongado. Incluso al comienzo de la misión, cuando montamos el campamento base, fue bastante complicado porque tuvimos que descender muchísimos metros. Necesitamos muchísimas cuerdas, tiempo y trabajo solo para empezar. Es en estas simulaciones en las que te das cuenta de que incluso el menor error puede tener consecuencias fatales.
¿Tuvisteis que protegeros de los murciélagos?
[Se ríe] ¡No! No hay murciélagos a tanta profundidad. Pero hay varias formas de vida microscópicas que son absolutamente fascinantes.
Alexander Gerst, ESA
VICE: Estáis sentando las bases para futuros asentamientos extraterrestres. El futuro parece estar muy lejos y muy cerca.
Alexander Gerst: Marte y la Luna tienen muchas cuevas. Son mucho más profundas que las de la Tierra, hasta un kilómetro de ancho y cientos de largo. Imagina lo que eso podría suponer: se podría construir una ciudad para cientos y cientos de habitantes. Suena a locura, pero es cierto.
En la Tierra, pensamos en las cuevas como un entorno hostil, simplemente porque tenemos el lujo de tener una atmósfera que nos protege. En otros planetas, sin embargo, las cuevas podrían ser el mejor lugar para vivir. Tendremos que explorarlas y para ellos debemos empezar a prepararnos ahora.
Joe Acaba, NASA
VICE: Pareces muy cansado. ¿Cómo te fue?
Joe Acaba: Genial. CAVES es sin duda una de las mejores misiones análoga para prepararte para viajes espaciales. Aprender a controlar tus herramientas y a entender hasta qué punto tu vida y la de tu equipo depende del apoyo de todos los que están involucrados.
¿Dormiste algo?
Por supuesto. Los días eran largos, hacía mucho frío en las cuevas y en cuanto me metía en el saco, me quedaba dormido en cuestión de segundos. Pero estábamos en una cueva, así que si alguien roncaba, ¡resonaba por todas partes!
¿Irás a las cuevas lunares?
No sé cuándo iré al espacio otra vez. He estado tres veces, la última en 2018. Pero me encanta pensar en el futuro, cuando los humanos vuelvan a la luna.
Janette Epps, NASA
VICE: Estuviste en el NEEMO [una misión análoga de la NASA en una estación submarina] y te convertiste en una nauta, y ahora eres una cavernauta. ¿Cuándo serás una astronauta?Jeanette Epps: [Se ríe] ¡Pronto, espero! No estoy segura de cuándo, pero sé que las misiones análogas como CAVES me están ayudando a prepararme. Las cuevas son entornos extremos y era bastante alienante estar a tanta profundidad durante seis días.
¿Qué se siente al explorar una cueva?
Estás estresada. Nuestro objetivo principal era protegernos a nosotros mismos y a los demás. La exploración era bastante difícil. Estaba oscuro, resbalaba y era un entorno hostil. Cuando empezó a llover, todo empeoró. Fue muy duro, pero una experiencia maravillosa. Aprendí a conocerme a mí misma y a entender ciertos aspectos de mi cuerpo en determinadas situaciones. Lo que he aprendido en estos seis días será fundamental una vez que vayamos al espacio.
Nikolai Chub, Roscosmos
VICE: ¿Habías estado ya en alguna misión de este tipo?
Nikolai Chub: Sí, estuve en la misión NEEMO de la NASA, pero no tiene nada que ver con CAVES. Las tareas diarias en esta misión eran muy exigentes y los riesgos eran constantes y variables.
¿Qué lleva a un astronauta a meterse en una cueva?
Tenemos que estar listos para lo que sea, para cualquier posibilidad. Incluso para un aterrizaje forzoso en la Tierra. Por eso que nos entrenamos para sobrevivir en el desierto, en bosques, bajo el agua, en lugares de gran altitud e incluso en una cueva. Realmente ha sido una misión única. La vida allí no es normal.
Takuya Onishi, JAXA
VICE: ¿Te habías preparado para la experiencia?
Takuya Onishi: No había recibido ningún entrenamiento específico, pero cuando llegué a Eslovenia hicimos un curso de diez días sobre espeleología básica. Antes de eso, nada. Fue un verdadero reto para mí.
¿Cómo vas a usar la experiencia que has adquirido en esta misión?
Ya sabes, uno de los mayores problemas que tendremos una vez que vayamos a la Luna o a Marte será la radiación. Tendremos que protegernos de alguna manera. Ya hemos pensado en construir los primeros asentamientos en cuevas. El programa CAVES es uno de los pilares de ese conocimiento que ayudará la humanidad a ir cada vez más lejos. Siempre más lejos, para explorar lo desconocido. Estas cuevas nos ofrecen un hogar y un cobijo durante exploraciones en el pasado. En el futuro, serán igual. Serán nuestro primer hogar.
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Este artículo se publicó originalmente en VICE IT.