Sus notas iniciales son suficientes para que algunos de los estadios más antiguos y apasionados del mundo del fútbol empiecen a cantar a coro. El You’ll Never Walk Alone es cantado por infinidad de aficiones de clubes de todo el mundo, pero cuando lo interpreta una congregación de miles de personas en Anfield, Celtic Park o el Westfalenstadion se convierte en un himno que significa algo distinto para muchísima gente.
¿Qué convierte el You’ll Never Walk Alone en el cántico definitivo del fútbol? ¿Cómo logró convertirse una canción escrita en los años 40 por Rodgers y Hammerstein para el musical de Broadway Carousel en himno para tantos clubes de primerísima línea —Celtic, Liverpool, Borussia Dortmund, Brujas, Feyenoord, Twente, Hoffenheim, Mainz 05, Kaiserslautern, Borussia Mönchengladbach e incluso FC Tokyo, por decir solo unos cuantos?
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De algún modo, la adopción del You’ll Never Walk Alone como himno es una rareza histórica. El proceso por el cual una canción con tanta ternura y compasión se infiltró en las mentes de fans que suelen pasarse los partidos insultando al árbitro y al rival es un auténtico misterio.
Irving Berling, uno de los mayores compositores de la historia de EEUU, dijo una vez que el You’ll Never Walk Alone tiene un efecto tan profundo en él como el Salmo 23. Es difícil imaginar a Berlin diciendo lo mismo de cualquier otro cántico o himno futbolero (incluso aunque lo hayan escrito David Baddiel y Frank Skinner). Para un deporte que no siempre destaca por su sutileza y gracia, el You’ll Never Walk Alone captura lo mejor de la esencia del fútbol: comunidad, unidad y altruismo.
Grabada por primera vez por Frank Sinatra, y a pesar de que llegó al número 9 en el ranking de Billboard en 1945, el You’ll Never Walk Alone no se hizo popular en el mundo del fútbol hasta que la cantó Gerry Marsden, del grupo Gerry and the Pacemakers. Elvis Presley, Judy Garland, Ray Charles, Shirley Bassey, Barbara Streisand, Johnny Cash, Aretha Franklinn, Bob Dylan, Slade, Eric Clapton y Paul McCartney han grabado sus propias versiones, pero la de Marsden es la definitiva.
Los fans del Celtic y los del Liverpool mantienen un antiguo debate sobre quién cantó por primera vez el You’ll Never Walk Alone en las gradas, aunque existe un cierto consenso sobre el hecho de que se oyó primero en Merseyside. A mediados de los años 60, era habitual que los DJs de los estadios pusieran canciones de grupos locales antes del inicio del partido y a la media parte; la versión de Marsden apareció por primera vez en Anfield una tarde de noviembre, aunque se desconoce la fecha exacta. La recepción del The Kop —la grada más famosa del estadio del Liverpool— fue tan buena que poner la canción terminó convirtiéndose en una tradición cada vez que los ‘reds‘ juegan en casa.
Para el Liverpool, el You’ll Never Walk Alone es un recuerdo tanto de los mejores como de los peores días del club. La ven como suya y solo suya: no es casual que el título de la canción aparezca en el escudo del club y en las famosas puertas de Shankly en la entrada de Anfield. Es más que un himno para el equipo: es un ‘ethos’.
“Seguramente, mi recuerdo más preciado del You’ll Never Walk Alone siempre serála media parte de la Final de la Champions League del 2005 en el estadio Atatürk de Estambul”, explica el escritor y fan del Liverpool Paul Tomkins. “Estaba traumatizado por la derrota por 3-0 de mi equipo y temía que tras la pausa se convirtieran en seis o siete. Pero los aficionados del The Kop que habían viajado a Turquía empezaron a cantarlo, y de algún modo ello llevó a un sentimiento de esperanza”.
“A veces las canciones empiezan cuando estás perdiendo y mueren rápidamente porque nadie tiene ganas de cantar. Pero esa noche, el You’ll Never Walk Alone empezó a sonar y se hizo cada vez más fuerte. Si no puedes cantarlo y sentirlo realmente bajo la adversidad, ¿cuándo podrás hacerlo? No creo que nada más pudiera lograr que los fans volvieran a creer, y ello se transmitió a los jugadores”.
La interpretación del himno en la media parte de la Final de la Champions League de 2005 ha pasado a la historia del Liverpool tras lograr revivir un equipo aparentemente derrotado. Pero la más sentida interpretación del You’ll Never Walk Alone llegó meses después del desastre de Hillsborough, cuando 90.000 fans del Liverpool y del Everton la cantaron al unísono en la final de la FA Cup de 1989. La canción ganó un significado añadido tras la tragedia y ayudó a reconfortar una ciudad sumida en el duelo.
Si preguntamos en Alemania, sin embargo, los fans asegurarán que la versión definitiva del You’ll Never Walk Alone se canta en Dortmund. El Muro Amarillo —o Südtribüne para los locales— del Westfalenstadion es quizás la única grada del fútbol europeo capaz de desafiar a The Kop en lo que a decibelios se refiere. E, igual que sus homólogos ingleses, los fans del Borussia Dortmund cantan la canción antes del inicio del partido en cada encuentro que disputan en casa.
“Para los fans del Borussia Dortmund, el You’ll Never Walk Alone es una expresión de profunda lealtad”, asegura Stefan Buczko, aficionado del club amarillo y negro desde que tiene uso de razón. “Representa el compromiso de los fans del equipo, que lo seguirán incluso en los tiempos más duros. Los aficionados del Dortmund están muy orgullosos porque jamás han abandonado a su club, ni siquiera cuando estaba a un paso de la bancarrota, y porque llenan el estadio incluso si el juego es malo y los resultados pobres”.
Los aficionados del Celtic de Glasgow, conocidos por su capacidad vociferadora, consideran a su vez que su versión es la mejor. “El You’ll Never Walk Alone encaja con la voz de Glasgow”, explica Paul Brennan, del medio digital Celtic Quick News. “Si escucháis la versión de Celtic Park y luego escucháis la de un gran cantante en el musical Carousel, se ve claramente que una voz individual no puede capturar ni de lejos la emoción del ‘crescendo‘ masivo en el estadio de los ‘hoops‘”.
Desde el punto de vista técnico, el You’ll Never Walk Alone es inusual en su naturaleza, al menos en un contexto futbolístico. Puede subir hasta alcanzar un clímax febril —como todos los cánticos futboleros—, pero esencialmente es una melodía calmada, que en otro contexto seguramente sonaría mejor tocada con manos de jazz. Su adopción por parte del Liverpool en los años 60 fue peculiar, dado que la mayoría de aficiones de la época se limitaban a aplaudir y animar; incluso hoy en día sigue siendo una rareza. Está claro que no es el tipo de melodía en la que pensaríamos si tuviéramos que componer un himno deportivo.
En el Celtic, insiste Brennan, “la melodía es más importante que la letra”, lo cual contrasta con el sentimiento de unión que muchos clubes dan al You’ll Never Walk Alone: “El primer verso, que reza ‘La canción dulce y plateada de una alondra’, me parece una letra de relleno cuando la canto; al fin y al cabo, pocos de nosotros podríamos señalar una alondra aunque la tuviéramos delante, y no digamos ya reconocer su canto”.
“Además, la letra va sobre hacer frente a la adversidad. En Celtic Park, en cambio, la canción no sirve para reconocer dicha adversidad, sino para inspirar grandes actuaciones”, añade Brennan.
“La repetición es la clave, creo, así como la simplicidad”, explica Mike Diver, un antiguo colaborador de NME y Kerrang que ahora trabaja para VICE. Diver le da más importante a la letra: “Esencialmente lo que se canta son cuatro líneas, y esto es fácil de recordar aunque sea la segunda vez que vas a Anfield”.
“El You’ll Never Walk Alone tiene una letra comprensible y fácil de identificar, pero no es el típico cántico rudo, sino algo más emotivo. Y los fans sin duda le ponen emoción cuando su equipo está jugando”.
Quizás al fin y al cabo sea poco sorprendente que el You’ll Never Walk Alone haya sido adoptado por tantos clubes distintos alrededor del mundo… aunque algunos lo hacen mejor que otros.
“A decir verdad, no se hace demasiado bien en el Club Brugge. No tiene el mismo efecto que cuando se hace en The Kop, por ejemplo”, admite Steven Imschoot, fan del equipo de Brujas. “Para mí, el Seven Nation Army de The White Stripes es el mejor himno futbolero. ¿Por qué? ¡Porque se dice que fueron los fans del Brujas quienes lo trajeron por primera vez al fútbol!”, ríe Imschoot.
Pero el You’ll Never Walk Alone es bastante más que un éxito cualquiera llevado a los estadios. Al fin y al cabo, pocos niños puede haber llamados Seven Nation Army.
“Por supuesto, no soy objetivo, pero para mí el You’ll Never Walk Alone es el mejor himno del fútbol”, dice Tomkins. Y no camina solo con esa opinión.