Durante las últimas horas del domingo, luego de que los mejores jugadores de la NBA habían pasado unas horas luciéndose en Nueva Orleans, los Kings de Sacramento transfirieron a DeMarcus Cousins, su mejor jugador, a los Pelicans. A cambio obtuvieron un paquete encabezado por el tirador novato Buddy Hield y una selección de primera ronda. Cousins, quien se encontraba en dicha ciudad para jugar su tercer All-Star Game consecutivo, se enteró de la noticia mientras estaba en conferencia de prensa al final del partido. Se trataba de una noticia mayor, pero Cousins no se vio muy sorprendido. “Ah, ¿es en serio?”, fue todo lo que dijo.
Así es. Si cuentas con una conexión a internet y tienes el mínimo de interés por el basquetbol, seguro has visto la burla de intercambio que le han dado a Vivek Ranadivé y al resto de la dirigencia de los Kings. Cousins ha sido el mejor jugador de los Kings desde que se unió a este equipo con problemas peculiares, pero también había estado en la lista de transferibles desde hace tiempo. Aunque los detalles de los acuerdos que no se han concretado a lo largo de los años son algo imposible de saber, nos parece imposible que este intercambio sea lo mejor que los Kings puedan recibir a cambio. Han quedado como unos incompetentes y, probablemente, lo seguirán siendo durante los próximos años.
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Tal vez sea el momento indicado para que los fans de los Kings despejen un poco sus mentes y den una caminata por el parque. Sin embargo, todos los demás pueden celebrar el acuerdo de “Boogie”. Cousins y Anthony Davis, ahora compañeros, no sólo se van a complementar, también sembrarán incertidumbre a una racha que parecía destinada a terminar con una posición desfavorable en postemporada. Todos sabemos que los Cavs y Warriors se quedarán con los primeras posiciones, pero repentinamente hemos sido testigos de un experimento que comenzará lo más pronto posible en Nueva Orleans.
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Existen algunas razones por las que esta dupla no encajaría —ambos ocupan gran parte el mismo espacio sobre la duela, y la NBA moderna privilegia los tiros y velocidad sobre el juego bruto de la vieja escuela—, pero también hay bastantes motivos para que la nueva dupla de los Pelicans sirva como antídoto para contrarrestar la tendencia de la liga para jugar con basquetbolistas más pequeños. Por una parte, Davis y Cousins son tan talentosos, quizá, como la última dupla entre Tim Duncan y David Robinson en los Spurs. Davis cuenta con seis partidos de 40 puntos este año, a principios de este mes Cousins acumuló 32, 15, y 9 para ganarle a los Warriors. Sus habilidades —Cousins desmorona a sus marcadores, Davis recupera y ataca el aro— se complementan. Juntos, pueden hacer todo lo que quieran contra jugadores cerca de los 2 metros de altura: proteger la canasta, colocarse debajo del aro, atrapar pases flotados; Davis es mortal a una distancia de 20 pies, y Cousins ha mejorado sus triples desde hace unos años. El sistema actual de jugadores más pequeños y veloces en la NBA se debe a la escasez de los grandulones virtuosos. En Nueva Orleans esto no será un problema.
El primer partido de los Pelicans después del descanso All-Star será la noche del jueves contra los Rockets de Houston, así que veremos inmediatamente cómo esta nueva dupla encaja con la modernidad. Los Rockets tendrán que demostrar cómo detener una de las estrategias más básicas del basquetbol: darle el balón al jugador más alto. Es un viejo plan de juego, pero si las cosas salen bien, Nueva Orleans podría convertirse en un dolor de cabeza para la NBA.