Música

De gira por el mundo con Sotomayor

Esta nota fue posible gracias a Ray Ban

Hoy escribo este texto desde la computadora de mi estudio, mi “happy place”, el lugar al que espere 3 meses para llegar y poder sentarme sin estrés alguno a componer nueva música. Y es en este momento de paz en el que me doy cuenta que en un abrir y cerrar de ojos le dimos la vuelta al mundo con un proyecto que apenas tiene 2 discos y 3 años de existir.

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En aproximadamente un mes de tocadas visitamos España, Francia, Dinamarca, Alemania, México y ocho ciudades de Estados Unidos. Tomamos unos 18 aviones y pasamos unas 30 horas adentro de una camioneta. En un lapso de tres meses (mayo, junio y julio) vivimos todo lo que una banda puede experimentar en una carrera completa: pasamos del frío extremo al calor extremo, de 5,000 personas en Madrid, a 50 personas que no podían ubicar a México en un mapa en Copenhagen. Pasamos del estrés total a la máxima felicidad, de la ciudad más perfecta a la ciudad más violenta, del hotel más fancy en Barcelona, al más culero de Estados Unidos, y sin duda alguna lo volveríamos a hacer con los ojos cerrados.

Sí, ya habíamos viajado a Europa antes, ya habíamos hecho shows en Estados Unidos, ya habíamos hecho muchos festivales, pero nunca habíamos puesto a prueba nuestra tenacidad haciéndolo todo junto.

El tour comenzó en mayo en España. Nuestro primer show, las Fiestas de San Isidro en Madrid, 5,000 adolescentes españoles viendo nuestro show, y ninguno de nuestros instrumentos funcionaba correctamente. Lección numero 1 aprendida: viaja con un montón de convertidores, lleva dos transformadores de cada cosa, y ten un plan A, un plan B y un plan C.

Día dos, festival Womad en Cáceres. Un pueblito medieval a dos horas de Madrid donde graban Game of Thrones se convirtió en la sede de la música del mundo para presentar a bandas como Nidia Góngora, Omar Souleyman y… Sotomayor. El público aquí es totalmente distinto: ya no eran adolescentes, ahora nos enfrentamos a un público mayor, conocedor de los ritmos del mundo, y abiertos a que sus oídos sean impresionados.

Berlín es una belleza. No queda duda que es la capital de la música en el mundo, y es por una simple razón: absolutamente todos son migrantes. La conjunción de culturas ahí es algo muy especial, y por si fuera poco nos toca como escenario el YAAM, un lugar que es definido por los europeos como “la sede de la música del mundo en Europa”. Un foro bastante grande, para unas 1,000 personas que ese día estaba lleno, sin duda nuestro mejor show.

París es una ciudad hermosa, te abre los ojos a la desigualdad social que ha existido en la historia de la humanidad. ¿Crees que no se puede ser más rico? Bienvenidos al Louvre. En Francia se come muy bien, totalmente opuesto a la horripilante gastronomía española, pero nadie habla ni inglés ni español, ni lo intentan, y comunicarse es bastante difícil. Aquí escuchan música africana, dancehall y reggaeton 24/7, bailan desde las 4 de la tarde (cuando salen de sus oficinas), todos bailan increíble, son hermosos y no saben quién es Childish Gambino ni Kendrick Lamar, ni les importa.

Después de un show exitoso en París, viajamos a Dinamarca. La verdad es que estábamos bastante bien preparados para vivir de aeropuerto en aeropuerto, pero nada te prepara para pagar 250 euros de sobreequipaje sólo porque el idiota del mostrador es un imbécil y no entiende nada de lo que le dices, y tu vuelo es de Easy Jet (el Viva Aerobús europeo).

Dinamarca es el país mas perfecto que he visto, es la verdadera definición de “primer mundo”. Beben más cerveza que cualquier europeo, sin exagerar, pasan la vida ebrios. La dinámica social que hay en Dinamarca es bastante peculiar, ya que son las mujeres las que tienen el control sobre las interacciones; esto significa que en cuanto entras a un bar, ellas te van a sacar a bailar, pero también significa que una mujer puede embriagarse hasta perder el conocimiento sin preocuparse por si la van a violar o secuestrar, y eso básicamente cambia todo el entendimiento que tenemos del universo.

Para el momento en que llegamos aquí ya llevábamos unos 11 aviones. Ya habíamos pasado de los horribles 6 grados de Cáceres a los agradables 28 grados de Paris; Ya habíamos pasado lo más difícil que era tocar en 4 países diferentes en 4 días seguidos. Esto significaba levantarse a las 5 AM, darse un baño muy rápido, cargar todo a un taxi, documentar 12 maletas en el aeropuerto, tomar un vuelo de 2 horas, taxi del aeropuerto al venue, soundchek, dormir 15 minutos, intentar conectarse a internet, valer verga, show, show, show, probar la cerveza local, dormir 2 horas y repetir.

Después de 15 días volvimos a México para preparar el show más grande que hayamos hecho nunca antes en México, ver el mundial, votar por AMLO, comer tacos, ser asaltados y repetir.

No llevábamos ni dos minutos en California, y ya estábamos fumando marihuana en el trayecto del aeropuerto al hotel. Los primeros días de tour en USA son un poco borrosos –es la verdad. Lo que fuman ahí no se compara nada a lo que fumamos aquí. El primer show fue en Levitt Pavillion, un show gratis, en un foro al aire libre, en un parque.

De LA, viajamos a San Francisco para presentarnos en la Universidad de Stanford junto a La Mala Rodriguez. Un show muy extraño de origen, porque estás en la Universidad más cara del mundo con la MC más importante de España.

San Francisco fue la perdición, donde el tour se tornó “recreacional”. De lo medicinal y perfecto de Dosist, a la recomendación de Snoop Dogg “OG CUSH”. La única conclusión que se puede sacar es que si viviéramos en California olvidaríamos trabajar por completo.

De San Francisco volamos a Denver, en Colorado. Aquí –sí, acertaron– la marihuana también es legal. La gente en Denver es excesivamente amable. Comprar droga de forma legal es una experiencia muy divertida, mucho mejor que ir a un museo.

A diferencia de Europa, aquí hicimos la mitad del Tour en camioneta, de Phoenix a El Paso, del Paso a San Antonio, de San Antonio a McAllen, de McAllen a San Antonio, de San Antonio a El Paso, y por último, de El Paso a Juárez.

Gracias a dios no tuvimos que hacer esto solos como la banda independiente que somos, y alguien envió a un ángel de nombre DANIEL a cuidar de nosotros. Daniel era nuestro chofer, pero también era el proveedor del backline, nuestro tour manager, stage manager, personal manager, food manager, roadie y guardaespaldas. Pocas veces se ve a alguien tan preparado para hacer su trabajo.

El calor en esta parte de Estados Unidos es estúpido. 42 grados. Imaginen hacer soundcheck a las 4 de la tarde en un venue en McAllen al aire libre después de 6 horas de carretera. Aquí es cuando te preguntas “¿Por qué estoy haciendo esto?” y alguien se acerca y te dice “Son unos chingones, es la segunda vez que vienen, no lo puedo creer, se la rifan. La mamona de Natalia no quizo ni venir a nuestro pueblo”.

En San Antonio esta “El Alamo”, visita obligada si estas en Estados Unidos… NOT.

Ultimo día de la gira. Una noche antes en El Paso se perdió el control y se bebió como nunca. Tequila shots (porque sigue siendo Estados Unidos, y no saben qué es el mezcal). Antes de viajar de El Paso a Juárez, nos invitaron a pasar las ultimas 3 horas que teníamos en The Outpost un resting stop para músicos, algo así como la sala del Club Premier en el aeropuerto, pero en la frontera, y exclusivamente para músicos. De ahí a Juárez.

Juárez se llevo la medalla al show más emotivo de la gira. La verdad es que nunca se sabe qué esperar, como pueden llegar 10 personas, pueden llegar 300. Ese día hubo suerte, el lugar estaba abarrotado de adolescentes que llevaban tomando caguamas desde las 2 de la tarde. Fue uno de esos shows que están al borde de salirse de control, uno de esos shows donde la gente grita tan fuerte que no escuchas lo que esta pasando en el escenario. Cae sudor del techo y todos los faders están en rojo, pero el show es un éxito total. México es el mejor país del mundo.