Nuevos documentos filtrados por el ex asesor de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) Edward Snowden han revelado una relación muy especial y “altamente colaborativa” entre la NSA y el gigante de las telecomunicaciones AT&T. Esta colaboración habría entregado ingentes cantidades de datos al gobierno durante toda una década.
Los documentos muestran que entre 2003 y 2013 “la extrema disposición a ayudar” de AT&T permitió a la NSA tener acceso a miles de millones de correos electrónicos que circularon por varios servidores de Internet instalados en Estados Unidos.
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Según una investigación del diario The New York Times y ProPublica, estos mails incluían comunicaciones que circularon dentro y fuera de las oficinas de la sede de Naciones Unidas en Nueva York a través de varios canales legales. Estos mails incluían también órdenes judiciales secretas.
Durante el período que abarca la investigación sobre el proyecto — cuyo nombre en clave era “Fairview”, según los documentos — AT&T habría instalado aparatos de vigilancia en al menos 17 servidores localizados dentro de Estados Unidos.
La NSA invirtió en su asociación con AT&T al menos el doble de dinero que en el proyecto más caro de la agencia: una colaboración con el competidor directo de AT&T, Verizon, cuyo nombre en clave era Stormbrew.
Aunque los nombres de las compañías — AT&T y Verizon — no aparecen reflejados explícitamente en los documentos, los periodistas de The New York Times y ProPublica revelan al detalle la metodología utilizada para corroborar la identidad de ambas. En este proceso de identificación participaron también varios ex agentes de inteligencia.
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Al comienzo de la operación Fairview, AT&T manejó cerca de 400.000 millones de grabaciones con metadatos extraídos de correos electrónicos — que no incluían los contenidos — y envió más de mil millones de mails al día.
“En 2011 AT&T estaba entregando a la NSA algo más de mil millones de llamadas domésticas al día, según un documento interno de la agencia. Otro documento muestra que en ese mismo año la agencia se habría gastado 188,9 millones de dólares (unos 170 millones de euros) en el programa Fairview.
Los documentos muestran que esta relación entre la NSA y AT&T permitió a la agencia tener acceso privilegiado a datos de tráfico de otras compañías a través de conexiones P2P — conexiones voluntarias entre dos redes separadas.
La investigación revela que los gigantes de las telecomunicaciones cribaron los datos antes de entregárselos a la agencia de inteligencia. Así, en 2013, esa criba fue llevada a cabo sobre unos 60 millones de correos entre remitentes extranjeros y emitidos a través de redes estadounidenses propiedad de AT&T.
Por su parte, Verizon, según la investigación, empezó a desarrollar estas prácticas en su colaboración la NSA a partir de marzo de 2013.
Teniendo en cuenta la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera (FISA), la NSA debe contar con la orden judicial a la hora de vigilar a cualquier persona que se encuentre en suelo estadounidense. Sin embargo, ese permiso no es necesario en el caso de comunicaciones establecidas entre un estadounidense y alguien que se encuentre en el extranjero. Por último, las comunicaciones entre personas fuera de las fronteras de Estados Unidos no estás sometidas a ningún tipo de restricción ni regulación.
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En 2013, Edward Snowden, el ex asesor de la NSA que ahora vive en Moscú, filtró por primera vez miles de páginas de información clasificada a varios periodistas. El tesoro probaba la amplia labor de monitorización de comunicaciones por parte del gobierno estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Desde su filtración, los documentos de Snowden han provocado cambios legislativos y políticos en Estados Unidos, incluyendo la Freedom Act de junio de 2015, que redujo considerablemente la recolección masiva de datos de la NSA.
La primera entrega de los documentos de Snowden apareció en el diario británico The Guardian. Desde entonces, este joven de 32 años ha ido revelando gradualmente nuevos documentos a periodistas de confianza.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha etiquetado a Snowden como espía, y por lo tanto le acusa de espionaje y solo le permite regresar a Estados Unidos si acepta los cargos y delitos que se le imputan.
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