Doña Tita salió del súper con un viaje a Brasil 2014


La tapa ganadora.

Esa tarde Tita empujaba el carrito del súper rumbo a las cajas cuando se le acercó un joven de barba de candado, quien le deslizó una leve sonrisa y con voz melosa le preguntó: “¿Señora, no va a llevar leche?” Tita vive sola y pueden pasar hasta dos semanas sin que ella tome un solo vaso, pero como el chico fue amable y tenía la mente en otra cosa contestó de inmediato: “Sí, dame los dos litros que traes en la mano”.

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El destino le tenía preparada una sorpresa, que estuvo a punto de esfumarse cuando el promotor iba a cambiarle uno de los tetrapacks, porque estaba algo maltratado. “No. Dame ése”, le dijo.

No es normal que al cruzar la caja se te acerque otro representante de la marca, ahora con la oferta de: “¿Quiere abrir su leche?” A Tita le pareció extraño. ¿Destaparla? Se me va a echar a perder, pensó. Pero pocos momentos en la vida como el Mundial de futbol provocan una guerra de propaganda entre todas las marcas de productos o servicios. Ante la insistencia, Tita volvió a dar el sí. Giró la primera rosca y cuando volteó la tapa, su suerte le agradeció la participación. Dudó en abrir la segunda. ¿Quién se iba a tomar dos litros viviendo sola? Pero volvieron a convencerla: La tapita decía en el interior: “Ganaste un viaje a Brasil 14”.

“¡¿Qué?! Ay, sí, ajá, seguramente gané el poder participar con otro millón de personas en un sorteo para ganar el viaje”, se dijo. Fue conducida a un panel de registro donde le pidieron datos personales e identificación oficial, y posteriormente a un stand con globos, donde la anunciaron como ganadora. Entonces, empezó a creer.

Paradójicamente, en esos momentos, escuchó decir a alguna persona que, seguramente, ella era palera de la marca. Regresó a su casa con todo y la tapita, la que, le dijeron los chicos promotores, sólo podría intercambiarla mediante un recibo expedido por la compañía. Volvieron las dudas. ¿Será? Prefirió tranquilizarse y esperar la llamada de la marca que, le anunciaron, se le haría una semana después. Efectivamente, transcurrido ese lapso, la recibió. Después de pedirle que calificara la calidad de varias marcas de leche, “me confirmaron el viaje y me pidieron que en breve les proporcionara el nombre de mi acompañante, para registrarlo”.

Entonces sí, empezó a llamar a la familia para contarles de su suerte y, en especial, se comunicó con el hijo al que decidió invitar, “es que a él, sí le gusta el futbol”. “¿Te sacaste un viaje al Mundial? Jajajaja. Sí, ajá, má”, le dijo al principio, el hombre de 36 años, quien no le creyó, hasta que leyó el mail en que la marca informaba del itinerario. El 20 de junio, Tita y su hijo se reunirán en el aeropuerto de la Ciudad de México con los otros diez ganadores del viaje y sus acompañantes; tomarán un vuelo rumbo a la ciudad de Recife, Brasil, y se alojarán en un crucero. Irán al encuentro México-Croacia y al de Italia-Uruguay. Será un viaje de seis días con todo pagado, menos bebidas alcohólicas.

Supe de la suerte de Tita, quien en realidad se llama Bertha González Noriega, y tiene unos cincuenta y tantos años. Es compañera de trabajo de mi madre, quien me contó de su fortuna. Pensé que esas historias no existían. Nunca había conocido al ganador de algo así. Pedí los datos de Tita y me lancé a platicar con ella.

La encontré en sus oficinas, del parque Naucalli. Es jefa del Departamento de Clubes de Gente Grande, Cultura y Deporte, en el DIF de Naucalpan. Entre el sonido de coplas españolas que bailan personas de la tercera edad, y requerimientos de su secretaria, me cuenta la aventura. –¡Qué suerte tuvo!, le digo impresionada. “Si no hubiera sido por los promotores…Yo en mi casa hubiera tirado la tapa a la basura, ¿qué me iba yo a andar fijando? Imagínate, ahorita, el viaje a Brasil estaría tirado en la basura, ja ja ja”.

Pero no todo ha sido alegría, concede. Le preocupan los pendientes que dejará en el trabajo y cuenta que, de plano, hubo momentos en que pensó rechazar el viaje por lo que le contaron de la situación en Brasil. “Dicen que hay muchos problemas: huelgas, protestas y que hasta han matado niños pobres para que los turistas no los vean. ¡Horrible! “Pero también me puse a pensar que problemas hay en todas partes”.

—¿Cómo ve a la selección mexicana?— pregunto.

—Pronóstico reservado —me contesta.

—¿De plano?

—[Risas]. Yo creo que ganará Brasil.

Entonces, Tita lleva la mano a su cuello y enseña una medalla. “Mira, mi hija me la regaló, es una virgen rusa, la llevaba puesta el día en que gané el viaje y desde entonces no me la quito”. La medalla irá con ella a Brasil, país que nunca ha visitado, aunque conoce muchos otros lugares del mundo. Se sentirá así, protegida de todos los males. No es fanática, pero sí le gusta el futbol.