Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.
Meterte una flor por el culo o ser azotado con un grupo de hojas afiladas puede no ser la primera idea que viene a tu mente cuando estás tratando de llevar tu vida sexual al siguiente nivel. Pero al mirar las fotos de Instagram de Genevieve Belleveau y Themba Alleyne, dos artistas que viven en Los Angeles, de repente, entiendo su atractivo. Belleveau y Alleyne, una linda pareja que usualmente incorpora las prácticas del BDSM en sus trabajos, son los primeros “ecofetichistas” que he conocido, y hacen que la naturaleza se vea absolutamente sexy.
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La ecosexualidad es un movimiento que comenzó en los tempranos 2000 que consiste en personas que se relacionan con el mundo natural en términos sensuales, o incluso eróticos. Es una escena amplia y vagamente definida como un enfoque radical del ambientalismo: tal vez podamos salvar la tierra si le hacemos el amor. Yendo un paso más allá, el ecofetichismo es el derivado más perverso de la ecosexualidad, que combina la sensibilidad New Age de la primera con el juego de poder y el dolor placentero del BDSM.
El pasado Día de San Valentín, Belleveau y Alleyne lanzaron su línea de juguetes sexuales ecofetichistas llamada Sagrado Sadismo, una colección de cápsulas de látigo, raquetas y plumillas hechas a mano con madera reciclada y plantas artificiales. Parecen pertenecer a la revista Kinfolk. La semana pasada, por teléfono, Belleveau me dijo que la idea surgió porque ella quería explorar el BDSM, pero se desalentó por su arquetipo estético del cuero con taches. “Me gusta la idea de que tenga lugar no en un calabozo, sino en un jardín”, dijo. “Es una tierra diferente para jugar”.
Aquí, Belleveau y Alleyne hablan sobre la intersección del ecofetichismo con el BDSM y los valores queer, y cómo sus prácticas existentes como artistas performáticos informaron su nueva línea de juguetes sexuales.
i-D: ¿Cuál es la ética de la ecosexualidad para ti? Estoy particularmente interesada en lo que sea que creas que es el concepto queer…
Geneveive: La ecosexualidad significa muchas cosas diferentes para diferentes personas. Algunos lo piensan como una identidad queer, y piensan que debería ser añadida como una “E” a “LGBTI”. Dos artistas del performance comenzaron la ecosexualidad como una forma de llevar la ecología a la vanguardia de la sexualidad, y de cómo puedes pensar sobre nuestra relación con la tierra de la misma manera que las relaciones de amor, con cuidado y consentimiento. Se trata de ver todas sus relaciones y ver que están interconectadas, son relacionales y parte de este amplio sistema. Nuestra línea ecofetiche surgió de esas ideas.
Themba: También puede ser gente literalmente teniendo sexo con la naturaleza. Se trata de tener ese componente natural en el erotismo. De cierta forma, es todo lo que abarca, por lo que es una identidad extraña, pero también es para todos.
Parece que hay muchas interpretaciones diferentes de la ecosexualidad, desde literalmente tirar con árboles, hasta la idea más teórica de cambiar la forma en la que te relacionas con el planeta. ¿Crees que la ecosexualidad está evolucionando, o los medios solo están alcanzando la diversidad de esta escena?
Genevieve: Es una escena realmente diversa, por lo que debe estar abierta a la interpretación. Algunas personas piensan que solo es usar productos y juguetes ecológicos, mientras que para otros se trata de tener una atracción sexual sobre su relación con la naturaleza. Es emocionante para los medios ponerse al día, pero hay espacio en cada expresión sexual para cada tipo de autoexpresión, que es de lo que se trata nuestra línea. El BDSM no tiene que ser solo látigos y cadenas y cuero.
¿Cómo esta línea de productos se junta —y se aparta— del BDSM tradicional y de las culturas New Age?
Genevieve: Me gusta ser golpeada porque se siente bien, pero no quiero una raqueta de cuero con tachas negras porque eso no es lo mío. Quería crear algo para que las personas que se intimidan o se desalientan por el BDSM tuvieran una incursión. Entonces, parte de esto fue retomar una tendencia estética o cultural, uniendo dos ideas e involucrando a más personas en el BDSM, que es una práctica profundamente espiritual en su núcleo.
Themba: Otra forma en la que se diferencia de las herramientas del BDSM común es que estas también están hechas a mano y son objetos de arte únicos. Estéticamente, la línea se ve como plantas, no de metal o cuero. En nuestro Instagram puedes verlas montadas en nuestra pared; se ve como algo que verías en una revista sobre casas de espectáculos de Silverlake. Pero, en la práctica, se obtienen los mismos resultados del juego de sensaciones.
Cuéntame sobre el proceso de hacer los juguetes, y los materiales que usaron…
Themba: Fabricamos todos los mangos usando madera recuperada o reciclada. Encontramos un taller de carpintería en el centro que trabaja con árboles que la gente está talando, que de lo contrario terminarían en un basurero. Parte de la madera que usamos proviene de gente que regala cosas en Craigslist. Así que tratamos de ser lo más ecológicos posible.
Genevieve: También usamos cobre como una opción estética, ya que el cobre representa calor, feminidad y presión. También utilicé plantas de plástico, caucho y silicona de plantas locales y tiendas de artesanías.
¿Cómo hicieron los dos para trazar sus prácticas actuales como artistas para crear esta línea de productos?
Genevieve: Todo esto salió de mi práctica en los últimos cuatro años alrededor del BDSM y las plantas. Lo he estado expresando a través de presentaciones en vivo donde hice ramos florales humanos poniendo flores vivas en cuerpos humanos, y azotándolos con flores. Mi práctica siempre se ha relacionado con la naturaleza, por lo que se trata de establecer conexiones entre personas, lugares e ideas, en vez de estar en frente de una multitud y actuar. Creo que mucho de nuestro arte sucederá en internet, Instagram y en livestreams. Solo tratamos de abrir la conversación sobre ecosexualidad, BDSM y consentimiento.
Genevieve: