El autor de ‘Maldito United’ nos desvela los secretos del verdadero ‘Special One’

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Brian Clough no ha dejado de estar de actualidad desde 1979, cuando ganó su primera Copa de Europa con el Nottingham Forest. El entrenador que conquistó las más altas cumbres del fútbol inglés falleció en 2004, pero aún hoy sigue siendo un referente histórico para el balompié de las Islas —y, paradójicamente, una fuente inagotable de noticias e historias.

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El reciente estreno de un nuevo largometraje sobre la leyenda de Clough en Nottingham coincidió con la traducción al español de Maldito United, una novela hiperrealista, brillante y claustrofóbica que relata “los 44 peores días” en la vida de Brian Clough: los que pasó como entrenador del Leeds United. Así nos lo cuenta su autor, el incombustible y demoledor David Peace.

Espejito, espejito… ¿quién es el entrenador más bonito?

Brian Clough tenía tanta confianza en sí mismo como la madre de Blancanieves. O sea, que si no tenía alguien a su lado las 24 horas del día que le recordara lo hermoso que era, se derrumbaba. Claro que a Brian le fue bastante mejor que a la envenenadora de manzanas; a fin de cuentas no tuvo a un espejito perverso como aliado, sino que tuvo a su mejor colega y a un hombre íntegro, dicharachero y locuaz que fue, además, el mejor ojeador y entrenador de jugadores de la época: Peter Taylor.

Taylor fue el brazo derecho de Clough, su único amigo y la razón de su éxito. Tal es así que, 11 años después de su muerte, a la historia de Clough le sucede lo mismo que al buen vino y a los derramamientos de petróleo en el océano: mejora con el tiempo. Goleador insaciable, comentarista agresivo, orador deslenguado, bebedor atroz y entrenador milagroso. El personaje no se termina. Y la literatura y el cine sobre su figura, tampoco.

Brian Clough en pose de ‘enfant terrible’. Fue así toda su vida. Imagen cortesía de Editorial Contra.

De Brian Clough se ha escrito casi todo —y se ha dicho casi todo lo que no está escrito. Dos autobiografías, tres biografías autorizadas, cuatro biografías no autorizadas, tres hagiografías relativamente innecesarias, varios documentales, seis ensayos, varios libros de personas que trabajaron a su lado, y un montón de artículos de prensa llevan intentando descifrar la personalidad quebradiza y elusiva de un hombre que convirtió lo prosaico en profundo; que consiguió transformar a sendos vulgares equipos de la Segunda División inglesa (Derby County y Nottingham Forest) en sublimes máquinas de ganar.

David Peace es el autor de la novela más controvertida de todas las que se han escrito sobre el legendario entrenador de las Midlands inglesas. El libro se convirtió en un rotundo fenómeno editorial y en una auténtica pedrada contra el espejito de la condescendencia deportiva. Por una vez, el retrato del deportista (y entrenador, en este caso) descubría la fragilidad emocional del personaje, su vacilación y sus monumentales contradicciones de manera novelesca. Sin embargo, el retrato sin concesiones del genio y del borracho Clough (vivió y murió alcoholizado) hizo saltar en mil pedazos la compostura y la buena educación de la familia del técnico… y de algunos de los personajes principales del fútbol británico.

En 2009, cuando el libro se convirtió en película, el clamor de los damnificados regaló otra ráfaga de añicos iracundos. Johnny Giles, ex jugador de Clough en el Leeds United, consiguió que la editorial Faber&Faber se comprometiera a quitar algunos párrafos del libro en los que se le retrataba como a un pesetero egomaníaco.

Desde entonces se ha escrito otra completísima biografía más sobre Brian Clough —Nobody Ever Says Thank You, del periodista británico Jonathan Wilson— y ha estrenado recientemente un nuevo largometraje que reconstruye la leyenda en Nottingham: I Believe in Miracles, de Johnny Owen.

David Peace presenta uno de sus libros en rueda de prensa en Alemania. Imagen Vía Wikipedia Commons.

El enigma de Brian sigue sin resolverse, de la misma manera que la obra de David Peace no deja de crecer. El año pasado publicó Red or dead, una biografía de otro gran entrenador inglés de la época: el legendario Bill Shankly, arquitecto del gran Liverpool. A la espera de que nos llegue esa traducción, hablamos con David Peace de fútbol, memorias y dinero.

Retratando a un personaje inabarcable

Brian Clough empezó a despuntar cuando tú eras un niño. ¿Cuál es tu primer recuerdo de él?

Pues uno muy preciso. Fue a principios de agosto de 1974. Yo tenía 7 años y mi padre me llevó a ver el primer partido de fútbol de mi vida. Mi padre, como mi abuelo, es seguidor del Huddersfield Town, así que me llevó a ver un partido amistoso de pretemporada entre el Huddersifeld y el Leeds United. Fue el primer partido de Brian Clough como entrenador del Leeds. Fuimos muy pronto porque yo quería ver cómo llegaba el Leeds. Así que mi primer recuerdo de Brian Clough es verle bajar del autobús con el equipo. Lo recuerdo muy claramente.

Era una tarde soleada de verano y un hombre muy suave, bien vestido y confiado empezó a saludar con la mano a toda la gente que le esperaba. Se da la casualidad que el último partido de Clough como entrenador del Leeds también fue contra el Huddersfield Town. Yo no fui a ese partido, pero mi padre sí que lo hizo. Y al día siguiente, Clough fue despedido.

En aquella época, despedir a un entrenador después de 44 días en el cargo… no sucedía. La noticia tuvo un impacto brutal. El caso es que fueron 44 días separados por sendos partidos con nuestro equipo, el Huddersfield, así que tanto mi padre como yo elucubramos hasta la saciedad con lo que habría pasado. Y de ahí, realmente, nace la novela.

De Brian Clough se ha escrito casi todo, pero se sigue diciendo que nadie logró conocerle realmente. Tú has escrito un libro a medio camino entre la transcripción de su conciencia y el retrato de un héroe de ficción. ¿Dónde empieza una cosa y termina la otra?

Igual es una forma muy simplista de expresarlo, pero yo lo veo, como en todos los libros que he escrito, como la diferencia entre pintar un retrato o hacer una foto. Yo leí todo lo que pude de Brian Clough y a partir de ahí empecé a intentar pintar mi retrato de él: intenté meterme dentro de su cabeza y de su piel. Claro que eso es solo mi pintura, de ahí que escriba novelas, de ficción y de no ficción. Porque la novela no es una fotografía, es una pintura en palabras. Y, pese a todo, yo procuro ser tan fiel y auténtico a la realidad como puedo. Espero ser capaz de conferirle un eco emocional que quizá sea más difícil de conseguir en las obras de no ficción.

¿Qué aprendiste de Brian Clough mientras escribías el libro? ¿Cómo evolucionó vuestra relación?

Pues la verdad es que cuando empecé a documentarme sobre él yo tenía la sensación de que Brian Clough se había convertido en una caricatura de sí mismo. Bebía más de la cuenta y hacía declaraciones furibundas (especialmente después de conquistar la segunda Copa de Europa con el Nottingham Forest, en la temporada 1979-80).

Quizá por mi edad, yo no estaba muy al corriente de su biografía como jugador. Ignoraba su dramático final. E ignoraba también la manera en que empezó a entrenar al Hartlepool, todo lo que consiguió con el Derby County y la forma en que terminó. Y de pronto, descubrí que los inicios habían sido tan épicos como la gloria del final, así que los convertí en la trama paralela del libro. Cuanto más leí y aprendí de él, más empecé a admirarle y a respetarle.

Se hace difícil no respetar y admirar a un hombre que convirtió a sendos equipos de Segunda División en campeones continentales —el Derby County fue semifinalista de la Copa de Europa de 1972-73; el Nottingham Forest ganó la misma competición en las temporadas 78-79 y 79-80—. Algo así sería inconcebible en el fútbol de hoy. ¿Cómo crees tú que ha cambiado el deporte desde entonces?

Cuando mi abuelo iba a ver los partidos de fútbol con mi padre, siempre decía que el fútbol había sido mejor en los años 20 y 30. Y cuando mi padre me llevaba a mí a ver los partidos de los 70, decía que el fútbol era mucho mejor en los años 40 y 50. Así que cuando yo era pequeño mi padre siempre se quejaba de los obscenos salarios que cobraban los jugadores, de la pérdida del espíritu de equipo y todo eso.

No sé. Sí es cierto, como tú dices, que entonces parecía que la concentración estaba más en el terreno de juego que fuera de él, más en el equipo que en ninguna superestrella individual. Pero, al final, me parece que el fútbol es tan solo un reflejo de la cultura y de la sociedad de su tiempo.

Estatua de Brian Clough en Middlesbrough. Imagen vía Wikipedia Commons.

Entonces, ¿queda espíritu en la sociedad de hoy? ¿O solo somos el reflejo de una industria egomaníaca en la que el dinero lo ha destruido todo?

Hoy en día la diferencia, entre los clubes grandes y los pequeños es mayor que nunca. El juego está controlado por la televisión y la publicidad, y todos los equipos están obsesionados con tener superestrellas… o con producirlas, al menos. A su vez, todas las superestrellas están obsesionadas por tener un súper agente. Esa sería la gran diferencia entre lo que pasaba en el fútbol de los 70 y el fútbol de hoy: la ascensión del agente.

Así que sí, el dinero lo ha cambiado todo en el fútbol, como en nuestras vidas. Sin embargo, yo sigo creyendo que el espíritu colectivo sigue existiendo entre los miles de aficionados de muchos clubes distintos. Y creo que también sigue existiendo la magia del juego. Los equipos brillantes y sus grandes momentos estelares… Eso nunca será destruido.

De Brian Clough se dijo mucho que su fuerte nunca fue la estrategia, que su personalidad era la clave de la motivación y de sus éxitos ¿Qué opinión te merecen sus equipos a nivel táctico?

Yo creo que tanto Clough como Peter Taylor compartían un extraordinario conocimiento del juego y de su estrategia. Es imposible que hubiese conseguido todo lo que consiguió, especialmente con el Derby County y con el Nottingham Forest, simplemente por su personalidad. Brian tenía muy claro cómo tenían que jugar sus equipos: lo que hacía era elegir y moldear a los jugadores que creía que podían ejecutar esa idea.

Para cumplir sus objetivos, Clough se nutría de dos tipos de jugadores: o bien muy jóvenes e inexpertos o bien grandes veteranos (como Dave Mackay, la clave de su éxito en Derby). A menudo les movía de su posición original para equilibrarlos. ¡Y le funcionó a la perfección!

David Peace con una expresión muy pensativa. Imagen vía Twitter.

Mucha gente ha dicho que Brian Clough fue el ‘Special One‘ original; incluso José Mourinho lo admite. ¿Te atreverías a compararle a Mourinho? ¿Y con Sir Alex Ferguson?

Es posible que existan ciertas similitudes entre Clough y Ferguson, especialmente teniendo en cuenta lo que consiguió Ferguson con el Aberdeen, al principio de su carrera. Pero yo creo que Ferguson se inspiró deliberadamente en Bill Shankly.

De lo que no cabe duda, por otro lado, es de que Clough y Mourinho son definitivamente comparables, en especial en la manera en que Mourinho se relaciona con la directiva y los medios de comunicación. Proyecta su agresividad como forma de defensa. Igual que Clough.

Y no como Bill Shankly, otro gran entrenador del fútbol inglés de los 70 y parte de los 80, que se caracterizó por su nobleza. Precisamente has publicado recientemente una biografía sobre él, Red or Dead. ¿Qué diferencias hay entre meterse en el cerebro de Brian y hacerlo en el de Bill?

Hay muchas similitudes entre ambos, en realidad, tanto en su humilde procedencia como en cuanto a su ideología socialista. Yo creo que, hasta cierto punto, Clough se inspiró en Shankly para formarse. Claro que Maldito United es un libro sobre los 44 peores días en la vida de Brian Clough, mientras que Red or Dead es una celebración de lo que Bill Shankly consiguió en el Liverpool FC.

Para mí, la mayor diferencia entre ambos es que para Bill Shankly lo importante no era Bill Shankly, lo importante era la afición, sus jugadores, el estadio. Y eso nunca fue así para Brian Clough. Para mí Bill Shankly es un santo [ríe], así que los dos años que pasé investigando y escribiendo sobre él han sido los más felices e inspiradores de mi vida.

Bill Shankly, uno de los padres fundadores del Liverpool FC más exitoso de todos los tiempos. Imagen vía usuario de Flickr CChana.

De alguna manera, Clough fue la soledad y Shankly o Taylor fueron la compañía. Claro que, pese a ser un lobo solitario, Brian no hubiese conseguido nada sin Taylor a su lado. Esta parece la gran historia de amor de Maldito United.

Sí, absolutamente. Clough y Taylor se necesitaban el uno al otro para triunfar. No me cabe duda de que el trabajo de entrenador tiene que ser uno de los más solitarios del mundo. Y es cierto: cuándo tuvo a Taylor a su lado, Brian Clough fue capaz de sobreponerse a la soledad y a sus demonios.

Sea como fuere, la historia central es que juntos descubrieron un talento tremendo para convertir a jugadores del montón en muy buenos jugadores. Los dos eran muy buenos construyendo equipos, confiriéndoles un estilo y organizándolos. Yo creo que a Brian no se le daban bien los jugadores establecidos, los grandes egos, y en parte es por su fracaso en el Leeds United. Lo que consiguió con el Nottingham Forest, en cambio, sigue siendo a día de hoy la historia más legendaria del fútbol inglés.

El libro, de hecho, pareció herir a bastantes egos cuando se publicó. Johnny Giles, una de las estrellas del gran Leeds de los 70, llegó a querellarse y aseguró que su familia no logró leerse más de 4 páginas en total…

He escrito sobre asesinos en serie, sobre crímenes sexuales, misoginia, racismo, corrupción política, violencia estatal, sobre la derrota de la clase trabajadora y sobre los sindicatos ingleses, y he escrito sobre los crímenes de guerra de la Segunda Guerra Mundial. Pero la única vez que mi trabajo ha sido tachado de controvertido o de provocador, la única vez en que alguien se ha quejado, ha sido cuando he escrito de fútbol. Es muy deprimente.

Sigue al autor en Twitter: @Demetrix3