La primera vez que lo vi fue a manos de Richie Hawtin; el inglés estaba atrapado entre los apartos que utiliza para mezclar y una fiesta que sucedía atrás, sin duda activa y viva pero cuyas partes atendían más a lo que hacía Hawtin que a lo que sucedía con ellos. Habían mujeres muy hermosas que trataban de que el DJ les prestara atención, o algo así, pero creo que Richie siguió en lo suyo conforme pasaron los minutos. Recuerdo que la música, por momentos, era extraordinariamente interesante.
Leí que se trataba de algo llamado “Boiler Room” y pensé de inmediato que era otra más de esas iniciativas hechas por empastillados fanáticos de la electrónica, que estaba bien y que me daba gusto que alguien se pusiera a filmar sets para el disfrute de uno que otro ocioso de oficina.
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En lo que me fijé después fue en las recomendaciones colindantes, todas firmadas bajo el sello del Boiler Room, y los artistas que implicaban; me puse a ver la sesión de Matias Aguayo (ni siquiera sé si fue el mismo día, o año, que lo de Hawtin, pero vamos a decir que sí con fines narrativos) y disfruté profundamente su absurda diversión, su ritmo “caliente” (y habría que decir “caliente” ahí como lo diría Ben Stiller cuando habla de algo latino en una película de los 2000’s tempranos) y su ánimo de hipnotista.
Los primeros minutos del set de Bonobo me volaron los sesos (sobre todo porque “Cirrus” siempre habrá de volarme los sesos) y recuerdo también la brevísima incursión de Thom Yorke, que debió de ser así de breve por su nula capacidad como DJ, por un lado, y por su obsesividad por todos esos sonidos de BPitch Control y Berlín que ya conocemos de más.
Cuando me enteré de que Boiler Room llegaría a México, no pude más que sonreír ante dos implicaciones evidentes: por un lado, que la escena de la música electrónica en México estaba viva, sufría de buena salud y podíamos ver propuestas verdaderamente interesantes de lo que nuestros productores escuchaban; en otro sentido, imaginé con emoción que Boiler Room podría tomar verdaderos vuelos internacionales y traer, llevar, juntar y segregar a los talentos más diversos que hay parados sobre la Tierra.
Pero esto no es sobre mí. Esto es sobre Boiler Room México, que nos ha dejado este mensaje para su inauguración:
Boiler Room se expande poco a poco por el mundo. El show de música underground más visto del mundo y por fin llega a México y Latinoamérica.
El show ha pasado de grabarse con una webcam -en algún garage remoto- a ser una de las piedras angulares de la nueva música global. Boiler Room ha cambiado el paradigma del consumo de música online y ha redefinido la forma en la que nos acercamos a la música en vivo en la era digital. Es un lanzamiento importante, y estamos orgullosos de unirnos con Ballantine’s y Heineken® por la simple razón de tener mutua afinidad en compartir nuevas experiencias al mundo y ser amantes de la música.
En lugares secretos, bodegas o naves industriales, poco a poco Boiler Room ha abierto una ventana para mostrar lo que está ocurriendo en la escena musical de Inglaterra, Estados Unidos, Berlín, Ámsterdam y otras ciudades clave; todo de la mano de actos como Darkside, Skream, Richie Hawtin, Shlohmo y Thom Yorke.
Del 25 al 27 de noviembre de 2013, México acogerá el primero de muchos eventos en Lationamérica. Arrancaremos con una serie de cuatro sesiones que presentarán el sonido de la escena local. Boiler Room presentará a productores jóvenes como Daniel Maloso, Siete Catorce, Javier Estrada, Meneo y Teen Flirt. La lista se extiende con una nueva ola de productores latinos: Ana Helder, Pettro, White Visitation y Century.
Lo mejor del deep house y techno mexicano correrá a cargo de artistas como Balcazar & Sordo, Metrika, Louie Fresco y Josep. El sonido de la ciudad se materializará con sonideros clásicos y de avanzada, para lo cual contaremos con G-Flux, Dick el demasiado, El Hombre que odia las naranjas, BN Loco y Los Macuanos.
El acceso a los eventos es por invitación, las cuales podrán encontrar a través de nuestros aliados y en el sitio oficial de Boiler Room.
El viernes estén atentos a las redes sociales de Boiler Room que les dirán como conseguir entradas.
