El miembro de esta semana es un hombre que siempre fue fiel a su característico estilo de juego y la Vecchia Signora cuando más lo necesitó. Puedes leer las entregas anteriores aquí.
Grado de Culto: Lealtad invaluable
En el transcurso de su estancia en Italia, Pavel Nedved fue objeto de rumores que lo vincularon con equipos en la Premier League. Ya sea que se tratara de vagas especulaciones de una transferencia a Inglaterra durante sus cinco años en Lazio, el intenso interés del Manchester United después de ganar el Ballon d’Or en 2003 o las insinuaciones fallidas del Tottenham y Chelsea en las secuelas del escándalo Calciopoli, el hombre que la prensa italiana apodaba “Furia Ceca” —es decir, “Furia Checa” para todos los despistados— era asediado y deseado por los clubes de futbol ambiciosos del futbol inglés. Los rumores de la llegada de Nedved provocaban que los fans se desbordaran de pasión, especialmente en sus años dorados con la Juventus, cuando era considerado el mediocampista ofensivo más dinámico del planeta. Éste era un futbolista que contaba con la admiración de Alex Ferguson, tres títulos de liga en tres clubes de dos países, y el premio individual más prestigioso del futbol. Como si fuera poco, Nedved tenía una cabellera de ensueño.
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Sacudidos por el ir y venir en la cancha, los rizos de Nedved parecían una cascada rubia o una absurda cabellera medieval, dependiendo de la perspectiva con que se le viera. El “trapeador” de Nedved fue un protagonista inconfundible del Calcio de mediados de la década de los 90 en adelante. Obsesionado por el arduo trabajo, capaz de correr distancias inimaginables, y certero al momento de disputar el balón, no hay duda que Nedved habría penetrado con mayor facilidad las líneas defensivas de la Premier League. Sin embargo, para la mala fortuna de los fans y entrenadores en Inglaterra que se frotaban las manos con su adquisición, Nedved tenía nulas intenciones de marcharse de la liga que en ese entonces era considerada la mejor en Europa. Nedved valoraba la lealtad más que nada, en especial cuando provenía de la Vecchia Signora a la cual le entregó su vida en las canchas.
Nedved se unió a la Juventus en el verano de 2001 por una cuantiosa cantidad de 41 millones de euros. Llegó a la Vecchia Signora siendo campeón de la Serie A con la Lazio a principios del nuevo milenio bajo las órdenes de Sven-Goran Eriksson. Juntos, Nedved y Sven, ya habían ganado la Coppa Italia, la Supercoppa Italiana y la última edición de la Recopa de Europa de la UEFA, logrando una fructífera dupla que había generado éxito sin precedentes con los Biancocelesti. Era la época dorada para la Lazio pero, desafortunadamente luego de armar un conjunto fantástico con jugadores como Fabrizio Ravanelli, Sinisa Mihajlovic, Diego Simenone, y Roberto Mancini, el presidente del club Sergio Cragnotti se dio cuenta que había llevado las finanzas del equipo más allá de sus límites. Eriksson se marchó a Inglaterra, y muchos de los mejores jugadores del equipo recibieron jugosas ofertas de otros lares.
Aunque Nedved se había establecido en Roma y estaba contento de continuar en la Lazio, el panorama cambió por completo una vez que la Juve se acercó para mostrarle su oferta. A pesar de las protestas de los fans contra Cragnotti, quien estaba finalizando la venta de Juan Sebastián Verón al Manchester United, la cantidad ofrecida por Nedved fue demasiado atractiva para rechazarla. El vínculo entre Nedved y los fans habla por sí solo, ya que a pesar del incierto futuro financiero de la Lazio, éstos tomaron las calles y provocaron desmanes en la casa de Cragnotti para expresar su ferviente deseo de mantener a Nedved en el equipo. No obstante, después de una serie de intensas negociaciones entre el directo de operaciones de la Juve, Luciano Moggi, y el representante de Nedved, Mino Raiola, el futbolista checo terminó siendo presentado como el fichaje estrella más reciente del equipo más exitoso de Turín.
En el proceso de la transferencia, el público percibió que la lealtad de Nedved había sido ultrajada —había firmado un contrato de cuatro años con la Lazio meses antes— y el mismo checo declararía con resentimiento después de firmar con la Juve que “en Lazio no me querían mucho después de todo”. Sería la última vez que cambiaría a un club por otro. Pasaría el resto de su carrera en Turín, ganando casi todo lo que había por ganar con la notable excepción de la Champions League, torneo en el que quedó como subcampeón en su segunda temporada con el club. A diferencia de otros jugadores importados de lujo como Zlatan Ibrahimovic, Emerson, y Patrick Vieira, Nedved se negó dejar a la Vecchia Signora después de la polémica del Calciopoli, con todo y que la Juve enfrentó la sanción de descender a la Serie B y una masiva deducción de puntos. Su gesto lo colocó como un jugador más férreo que algunos otros como Gianluca Zambrotta, Manuele Blasi, y Fabio Cannavaro, quienes se marcharon, y se ganó la enorme gratitud de los fanáticos.
No sólo Nedved permaneció leal a la Vecchia Signora en los momentos más difíciles, también lo hizo con su estilo de juego. Aunque era prácticamente un mediocampista completo, su forma de jugar presentaba destellos agresivos que rayaban en el descontrol. A lo mejor dicha inclinación intermitente que lo convertía en un futbolista dinámico tenía que ver con su personalidad. Nedved admitió en 2013 ser un tipo obsesivo con su trabajo: “Conocía la cancha de entrenamiento mejor que cualquiera. Cuando los demás salían a divertirse, yo dormía. Cuando los demás celebraban Navidad, yo salía al bosque a correr”.
Nedved preservó esta dedicación monástica a lo largo de su carrera, al igual que sus actos esporádicos de indisciplina. Luego de subir al equipo titular del Sparta Praga en 1992, Nedved fue expulsado tres veces en seis partidos. Esto incitó a Karol Dobias, entrenador del Sparta en aquel entonces y leyenda del futbol checo, a escribir una columna en el diario local sobre los problemas que Nedved tendría en el ámbito profesional por su comportamiento. Al final, lo que Dobias identificó como una de las debilidades del joven futbolista, resultó ser una de sus características más fuertes que daría origen a su apodo “Furia Ceca”.
Desde luego, hubo inconvenientes en el historial disciplinario de Nedved, como aquella barrida que contribuyó a la fractura de Luis Figo en 2007 cuando el veterano portugués jugaba para el Inter de Milán. El ejemplo prefecto del lado problemático del estilo de juego de Nedved es la barrida de tijera sobre Steve McManaman en la semifinal de 2003 de la Champions League ante el Real Madrid. A pesar de haber disputado un fantástico partido para superar a los merengues, el checo recibió una tarjeta amarilla que lo privó de la final del torneo ante el AC Milán que la Juve perdería desde los once pasos.
El obstinado método de juego de Nedved resultó a la larga una joya invaluable para la Juventus. Una vez establecido en Turín, Nedved dedicó su vida al club porque era lo único que sabía hacer. Al igual que nunca abandonó su lado salvaje dentro de la cancha, Nedved rechazó la idea de marcharse, junto con Buffon y Del Piero, cuando la bomba del Calciopoli explotó. Siguió siendo leal a la Vecchia Signora, justo como su furia le era fiel a él.
Punto de Entrada: El nacimiento de la profecía
Aunque él y su cabellera tenían escrito convertirse en iconos del futbol italiano, Nedved ganó reconocimiento internacional con su selección en la Euro del 96, cuando su cabello era sorprendentemente corto. Fue el primer torneo internacional para el equipo checo que recién había ganado su independencia después de la desintegración de Checoslovaquia en 1993, y Nedved no sólo ayudó a clasificar a su equipo sino que también planeó el camino hacia la final. Sus nivel de juego le otorgaría una transferencia inmediata a la Lazio, pero antes de pensar en la Serie A le fue encargado seguir los pasos de la herencia futbolística de Checoslovaquia. El equipo estaba conformado por Antonin Panenka, Zdenek Nehoda, y Karol Dobias, y Nedved era el joven prometedor que cargaría con el peso de la historia en sus hombros.
La Eurocopa del 96 predijo de muchas formas lo que sucedería en la carrera de Nedved. Anotó su primer gol a nivel de selecciones contra Italia, ayudó a los checos a pasar la crucial fase de grupos contra Rusia, y después se quedó en la banca en cuartos de final contra Portugal por acumulación de tarjetas. En las semis fue nombrado jugador del partido, luego de darle un baile a Francia. Tristemente, en la final Nedved no pudo colgarse la medalla de campeón por culpa de un gol de oro de Oliver Bierhoff.
El Momento: El retorno de la Vecchia Signora
Aunque Nedved nunca estuvo satisfecho por la obtención de sus logros internacionales y el fracaso en Champions League, quizá el trofeo menos prestigioso de su carrera es lo que mejor lo define. Luego de que la Juve fuese amenazada con una deducción de 30 puntos de cara a la temporada 2006/07 de la Serie B, la cantidad se redujo a nuevo gracias a una apelación y la Vecchia Signora tuvo la oportunidad de regresar al máximo circuito en su primera chance. Nedved sería pieza clave anotando 11 goles y dando asistencias a sus compañeros.
Aunque hubo algunos jugadores de la Juve que tuvieron problemas para aclimatarse psicológicamente a la Serie B, Nedved no fue uno de ellos. No hubo un mejor futbolista que sacara adelante a este equipo cuando todo parecía caerse a pedazos por culpa de un injusto castigo. Es precisamente gracias a aquella tumultuosa temporada en la Serie B que los fans de la Juve adoran tanto a Nedved, es por ello que ha sido inmortalizado en el club como recompensa de su lealtad.
Palabras Finales:
“Este chico no tiene futuro”.
– El veredicto atribuido a Karol Dobias, luego de que Nedved fuese expulsado tres veces en seis partidos durante sus inicios con el Sparta Praga.
Texto: @W_F_Magee // Ilustración: @Dan_Draws